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Tribuna
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El Real Madrid, el talento y la eficacia

El autor se sirve de la crisis de resultados del Real Madrid, uno de los equipos con jugadores individuales de más prestigio del mundo, para analizar las relaciones entre el liderazgo, el trabajo en equipo, el talento y la eficacia a la hora de obtener unos objetivos empresariales

Resulta curioso, pero recientemente el Real Madrid nos sirve con más frecuencia de la prevista como paradigma de lo que les sucede en muchas organizaciones. Hace cuatro meses hacíamos referencia en estas mismas páginas a los problemas de liderazgo. Hoy nos vamos a centrar en los problemas de equipo. Si bien inevitablemente debemos hacer referencia al liderazgo, puesto que es imposible que exista un equipo sin líder; incluso en ocasiones existen varios, que pueden llegar a ser contrapuestos: cuando sucede, es que las cosas ya están muy mal.

Tomamos al Real Madrid como paradigma, si bien estas cosas suceden en todos los equipos. Por otro lado el equipo no es privativo sólo de las entidades deportivas, sino también de las organizaciones no deportivas.

Tanto en las sociedades deportivas como en las organiza-ciones empresariales es imposible que exista un equipo sin un líder

Ya en la pasada copa de Europa, los grandes fueron cayendo uno tras otro, y venció un equipo que funcionaba como tal: Grecia. Algo hay, además del talento, que tiene mucha más fuerza que éste a la hora de conseguir eficacia. También en los Juegos Olímpicos tuvimos ejemplos de que, incluso en deportes tradicionalmente individuales, como las carreras de grandes distancias, tanto etíopes como keniatas, pusieron en práctica tácticas basadas en la fuerza del equipo para derrotar a otros países. Aunque la victoria final era individual, se hacía predominar la visión de conjunto, es decir, el país al cual representaban.

Por otra parte, negar la importancia del talento sería como negar la materia prima de la cual se fabrican los objetos. Sin un mínimo de talento no hay equipo, pero la eficacia no es solo consecuencia del mejor talento. Aunque parezca paradójico, el talento puede abstenerse a la hora de formar parte del equipo, e incluso puede producir sinergias negativas. Es el caso del Real Madrid en este momento, y también de muchas organizaciones no deportivas. El equipo exige ciertos condicionantes para ser eficaz. Entre los más importantes están:

l El equipo se compone de roles diferentes. Personas con un mismo rol forman un grupo, no un equipo. El portero, el delantero centro, el centrocampista, tienen roles diferentes y aportan valor desde posiciones distintas. Lo mismo pasa en una empresa con el director financiero, el de producción, el de ventas, etcétera. Todos aportan valor a un mismo resultado desde posiciones diferentes, siempre y cuando trabajen bien en equipo.

l Los diferentes roles deben estar complementados, y si resulta delicado clarificar bien la diferencias de roles, es aún más difícil complementarlos. La tendencia natural es el individualismo, no el equipo, de la misma manera que la tendencia natural de toda organización es el caos. Por ello es necesario continuamente organizarse. Los resultados son siempre de equipo y no de individuos. Por muy bien que juegue Ronaldo, si no le pasan balones no marcará ningún gol.

l Los diferentes roles deben interactuar. Si el talento no se pone en juego con los demás, los resultados tampoco se dan. Hay muchas formas de limitar la interacción, Y la mayoría proceden de conductas contrarias a las exigidas por el equipo, como cansancio físico por actividades diferentes a las deseadas, egoísmo, endiosamiento,... son conductas que paralizan y bloquean el resultado de un equipo, tanto deportivo como empresarial. Los fenómenos y la dinámica existentes en ambos es la misma.

l La dinámica del equipo debe aunar sus fuerzas internas, a veces incluso inconscientes, hacia resultados globales producto de la sinergia positiva, y no hacia resultados individuales. Lo individual, tanto en los equipos deportivos como en las organizaciones, no tiene ningún valor si no está conectado. Con Ronaldos no se gana una liga ni con Zidanes tampoco. Es una condición indispensable que lo colectivo prime sobre lo individual.

l Que el sistema de relaciones facilite y potencie los aspectos positivos del equipo, y bloquee los negativos. Es decir, el entendimiento entre los diferentes roles debe basarse en lo profesional, pero si además se entienden desde lo personal los resultados se dan de manera mucho más fácil.

Y ¿qué tiene que ver todo esto con el liderazgo? A estas alturas creo que es obvio. No existe equipo sin un líder, y sí, pueden existir varios líderes en un equipo, incluso condicionando conductas hacia polos opuestos. Cuando esto se da, y sucede con más frecuencia de lo que imaginamos, el equipo sufre roturas internas, y la cohesión se hace difícil. Sin liderazgo fuerte y carismático, se dan muchas situaciones difíciles de recomponer. Es imprescindible que el líder aguante la situación. Debe saber convivir con el conflicto, de lo contrario las relaciones se tensan y se rompen, y esto no es bueno para nadie.

El líder debe saber hacer convivir los otros liderazgos existentes, sin negar su existencia, pero debe controlarlos, y esto no se hace desde la crispación. El aguante, la serenidad, la visión de conjunto, el provocar ciertas conductas determinadas, es la función de todo líder tanto deportivo como empresarial. No podemos perder de vista que el poder, desde el banquillo, o desde fuera de un comité de dirección, sigue siendo poder y sigue influenciando conductas, y estas influyen en los resultados. Sin duda el tema de liderazgo es un tema delicado. Los resultados dependen demasiado de su influencia, pero no lo podemos evitar. El liderazgo, pues, está conectado con los resultados, por ello se está cotizando fuertemente al alza en los últimos tiempos.

De vez en cuando es necesario que alguien, experto, sea capaz de leer desde fuera del sistema cómo funcionan las interacciones dentro del equipo, y cuál es su base. Si la sinergia es positiva se debe cuidar que el curso de los acontecimientos no la estropee. Si es negativa, se debe redefinir el sistema de relaciones, a ser posible siempre con el consenso de los poderes existentes. La calma y la serenidad son dos cualidades que nunca debe perder un líder. La función de coaching, para ayudar desde fuera a conseguir mayor eficacia en los líderes, también está fuertemente en alza, debido a la incidencia inmediata que también tiene sobre los resultados.

El equipo y el talento, para que produzcan eficacia, deben ser gestionados por líderes expertos en el conocimiento de la dinámica de las interacciones entre los distintos componentes del equipo. Su dinámica interna se modifica constantemente. El conocimiento profundo de cómo fluye la misma por parte del líder, se hace cada vez más inevitable, si se quieren condicionar de forma positiva las posibilidades sinérgicas.

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