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El detector de radares, un éxito comercial en Francia

Hecha la ley, hecha la trampa. Aunque quizá en esta ocasión la trampa tenga la virtud de contribuir a la lucha contra los accidentes en carretera, en la que el Gobierno francés se ha empeñado con tanto ahínco en el último año. Al sistema de radares instalado en 2003 por toda la geografía gala le ha salido un competidor, véase ayudante, destinado ya no a poner multas por exceso de velocidad, sino a evitarlas. La sociedad irlandesa Inforad ha concebido un ingenioso aparato que, gracias al sistema de localización por satélite GPS, advierte al acelerado conductor de la proximidad de uno de los 70 radares que pueblan las carreteras francesas.

Instalado en el salpicadero del coche y conectado al encendedor de cigarrillos, este minúsculo ingenio alerta al conductor a través de una señal luminosa y sonora cuando éste se aproxima a una zona de peligro. Como si de un semáforo se tratara, la señal de color verde indica conexión al sistema, color ámbar, 'aproximación a una zona de riesgo potencial'. Llegados al color rojo y a un sonido intermitente, 'peligro, su velocidad es superior a la permitida'.

Hasta ahora sólo comercializado en Inglaterra, este sistema se vende en Francia desde hace apenas una semana por un precio de 99 euros, 'lo que vale una multa, yo ya he tenido una y es suficiente', explica uno de los compradores en la única tienda que por el momento lo distribuye, a las afueras de París. La demanda no se ha hecho esperar. 'Se vende aproximadamente uno cada tres minutos', explica la responsable de prensa de la firma. Y no se espera que baje. En unos meses, los 3.600 estancos del país lo venderán en sus establecimientos, una ayuda tras la decadencia comercial que sufren por el alza del precio del tabaco, otra de las batallas del Gobierno galo.

Desde los poderes públicos no se ha emitido ninguna objeción, por el momento. Según sus creadores, Inforad es legal, dado que el sistema que emplea no hace sino recoger el emplazamiento de los radares, hecho público por la Administración en un intento de transparencia hacia el ciudadano y para evitar que sólo se percibiera como una fuente de ingresos a las arcas públicas. Lejos de ello, el reciente sistema, que envía las multas automáticamente, ha supuesto una pequeña revolución en la lucha contra los accidentes en carretera y un cambio notorio en el comportamiento de los conductores, ellos mismos sorprendidos de la actitud de quienes habitualmente más corren.

En España, el emplazamiento de los radares también es público, pero, al contrario que en Francia, el uso de mecanismos de detección de radares está expresamente prohibido por el Reglamento General de Circulación, en su artículo 18.3, prohibición que entró en vigor, tras un periodo de vacatio legis, el pasado mes de julio.

Entre 2002 y 2003, el número de muertos ha descendido un 23%. Uno de los cambios más palpables ha sido el registrado en el cinturón que rodea París, el popular périferique, para algunos una auténtica pista de carreras, con velocidades que superaban los 200 kilómetros por hora. Hoy, 'un sábado por la noche no se pasa de 70 kilómetros por hora', según explicó recientemente un funcionario al diario Le Monde.

A pesar del evidente negocio que supone este nuevo ayudante del radar, 'Inforad se ha concebido para incitar a la prudencia y respetar el código de circulación', según la empresa.

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