El FMI recorta en una décima las perspectiva de crecimiento para España, al 2,6%
El FMI ha rebajado ligeramente las perspectivas de crecimiento para España, que este año quedarán en un 2,6%, un 0,1 menos que lo previsto por este organismo en abril. En su informe semestral, el Fondo ve con más optimismo que hace seis meses el crecimiento de la economía mundial en 2004, que eleva en tres décimas hasta el 5%.
En su informe semestral "Perspectivas Económicas Mundiales", hecho público hoy de cara a la Asamblea Anual del FMI y el Banco Mundial este fin de semana, el Fondo pronostica que España crecerá un 2,9% en 2005, revisado a la baja en un 0,4%. El crecimiento de España seguirá, no obstante, por encima de la media de la zona euro que, según el informe, se situará este año en el 2,2% y en el 2,3% el año próximo.
El documento pone de relieve la fortaleza de la demanda interna en el país y prevé que la inflación terminará el año en el 2,8%, una ligera caída con respecto al anterior, cuando quedó en el 3%. El desempleo mantendrá su tendencia a la baja y este año será del 11,1% de la población activa, frente al 11,3% de 2003, mientras que el año próximo quedará en el 10,3%.
Recuperación robusta, pero llega el petróleo
Con respecto a las perspectivas de crecimiento de la economía mundial, el Fondo se muestra menos con 2005 que con 2004 ya que prevé para el año que viene un crecimiento del 4,3%, un 0,1% menos que en sus predicciones anteriores.
Según ha afirmado hoy el economista jefe del Fondo, Ranghuram Rajan, la recuperación "ha sido más robusta de lo esperado" en los últimos seis meses y la mayor de los últimos años. Sin embargo, crecen los riesgos para la recuperación, en buena parte debido a la subida de los precios del petróleo, alentada entre otras razones por un fuerte incremento de la demanda principalmente de las pujantes economías de China y la India, apuntó Rajan.
Otro factor a vigilar en la economía mundial es la posibilidad de que resurja la inflación y se sitúe a niveles mayores de lo esperado, algo que podría obligar, por lo tanto, a una subida de los tipos de interés mayor de lo que calculan los mercados.