Necesidad y virtud en la gestión urbana
El Fórum Universal de las Culturas ha servido para crear una nueva Barcelona y, según el autor, a ese objetivo se ha subordinado el propio evento, que cierra este domingo las puertas. En su opinión, la Ciudad Condal ha demostrado de nuevo su capacidad de ir por delante
La segunda edición del World Urban Forum, en la que he tenido la ocasión de participar, tuvo lugar hace unos días en Barcelona. El objetivo de este Foro es reflexionar sobre la forma de mejorar las condiciones de vida de los habitantes de las ciudades. Para el año 2007 más de la mitad del mundo habitará en la forma más compleja de creación humana: la ciudad.
Los retos de las ciudades son los desafíos de la humanidad. Algunos de éstos tienen carácter de pesadilla en muchas megaurbes. Las previsiones hablan de 36 megapolis de más de ocho millones de habitantes para el 2015: 30 de ellas estarán en países emergentes (22 en Asia). El éxito de estas ciudades en dotar a esa marea humana de acceso a agua potable, vivienda digna, seguridad, empleo, sanidad... va a determinar las condiciones de vida de buena parte de la humanidad.
Puede discutirse el éxito del Fórum en términos de visitantes o calidad de las exposiciones, pero su objetivo era crear una nueva Barcelona
Afortunadamente, las ciudades españolas afrontan otro tipo de desafíos, menos apocalípticos aunque más complejos. Esto no quiere decir que no compartan las preocupaciones básicas de las ciudades de países en desarrollo: la infravivienda, por poner un ejemplo, es también una realidad en fuerte crecimiento en los países desarrollados. Pero frente a la lucha por la supervivencia, las ciudades españolas se enfrentan retos más refinados y, de momento, patrimonio exclusivo de las ciudades del mundo occidental. Entre ellos, hacer frente a una fuerte competencia interterritorial, reinventarse a sí mismas y conseguir una marca con reconocimiento internacional y asociada a valores con capacidad de atracción. En este sentido, Barcelona es un referente y el propio Fórum ha sido un ejemplo de la infinita capacidad de esta ciudad para ir por delante de las circunstancias y no empujada por ellas.
Puede discutirse sobre el éxito del Fórum Universal de las Culturas como evento en término de visitantes o calidad de las exposiciones. Es cierto que al ver el Fórum Barcelona 2004 es demasiado evidente que ha sido un pretexto para dotar de un nuevo vector de imagen a Barcelona, de proporcionarle un nuevo impulso urbano desplazando su centro de gravedad hacia el mar, hacia su centro geográfico. El objetivo del Fórum ha sido crear una nueva Barcelona y a este objetivo se ha subordinado -quizás en exceso- el propio evento: las instalaciones del proyecto cultural tenían a veces un aire de provisionalidad demasiado evidente al visitante. Aunque no hay que perder de vista que el ejemplo de hacer las cosas al revés es Sevilla y su fallida reconversión de la Expo '92 en Cartuja '93.
El objetivo es la ciudad, no el evento. Hasta el extremo de diseñar el evento a medida: el propio Fórum ha sido creado para servir a esta finalidad. ¿Qué no hay Olimpiadas ni Exposición Universal a mano? Pues nos inventamos una. El Fórum de las Culturas es una creación de Barcelona, y todo parece indicar que va a existir una segunda edición. Haberlo hecho en cierto modo puede considerarse ya un éxito. Con el Fórum, Barcelona es una ciudad completa en cuanto a su concepción.
La Diagonal llega hasta el mar, de río a río. En el nuevo extremo, uno de los centros de convenciones más grandes de Europa, el Auditorio de Herzog y De Meuron -quizás discutible estéticamente pero confortable- y un lujoso puerto deportivo. Todo ello, junto con la ampliación del aeropuerto, sitúa a Barcelona en condiciones de atacar a Madrid en el mercado de eventos y congresos. Las infraestructuras de transporte incluyen metro, tranvía y carril bici. La zona disfruta de unas nuevas playas recuperadas por la intervención.
Esto es lo interesante: el diseño está terminado. Ahora, a ejecutar. Se ha planificado primero. No se ha planificado para afrontar las carencias derivadas de la falta de planificación.
Mucho falta por hacer. Falta por ejecutar la reforma de la Plaça de les Glòries Catalanes que será el nuevo vértice de centralidad urbana, como definía el Plan de Cerdà... ¡en 1855! Falta la estación del AVE -por faltar, falta hasta el propio AVE-. El glamouroso nuevo barrio 22@ es todavía el mestizo Poblenou. Faltan edificios, torres, calles, parques, lagos, museos,... Pero ya todo tiene un sitio y una funcionalidad claramente definida.
La reflexión es por qué en Barcelona -quizás como en Bilbao- el diseño urbano va por delante de su desarrollo material y la planificación juega un papel vertebrador.
Quizá la respuesta esté en la necesidad. Barcelona y Bilbao no disponen de espacio y han de administrarlo de manera cuidadosa. La necesidad -falta de suelo- se ha convertido en virtud -modelo de ciudad: disciplina y planificación-. Otras ciudades no tan necesitadas han descuidado la virtud. Y la ausencia de virtud genera necesidades menos benéficas: las derivadas de tratar de corregir las deficiencias propias de la inexistencia de un modelo de ciudad.