El sabor del club más neoyorquino en Madrid
Una cocina creativa, una barra de cócteles cosmopolita, una sala de conciertos donde todos los días suena el jazz latino y un modernísimo cine. Todo el mundo ha oído hablar de Calle 54, el local inspirado en los clubes de jazz neoyorquinos que frecuentan políticos, actores, directores de cine o periodistas. Por su escenario han pasado grandes nombres de la música latina y jazzística, entre ellos Bebo Valdés y Diego El Cigala, Jerry González o Paquito de Rivera. En sus mesas se han sentado Pedro Almodóvar, Penélope Cruz, Shakira, Vargas Llosa, Trinidad Jiménez o la familia real. Tom Cruise se dejó caer por allí durante su reciente visita a España para promocionar Collateral. Mientras el astro volaba hacia nuestro país, su asistente encargaba la cena: huevos estrellados al estilo Lucio.
La clientela estelar ha actuado como reclamo, sobre todo al principio. Calle 54 abrió sus puertas en abril de 2003 y fue un boom. La dirección y los empleados tuvieron que soportar las protestas de la gente que se quedaba sin entrar. En un mes y 13 días, registraron 43.000 llamadas, de las que sólo pudieron atender 10.000. Hoy todavía hay gente que cree que es imposible conseguir mesa, cuando lo cierto es que se reserva de un día para otro e incluso no hace falta hacerlo las noches de los lunes y los martes, explica Asunción García Campoy, directora de Marketing.
El éxito inicial propició otra confusión: el público desconocía que Calle 54 también abría a mediodía, lo que ha les llevado a hacer un menú competitivo compuesto por cuatro primeros platos y cuatro segundos con un precio de 15 euros.
La cocina es una apuesta. Xabier González, discípulo de Arzak, ha ejercido hasta hace poco de asesor gastronómico, pero ahora su número dos, Pablo Valdés vuela solo. Durante este casi año y medio la carta básicamente se ha mantenido: platos sencillos con un punto de equilibrio entre una cocina moderna con una base tradicional. De cara a la próxima temporada se preparan platos con guiños a la cocina tradicional.
A Calle 54 también se puede ir a tomar una copa. Dry Martini, Bloody Mary, daiquiris y, especialmente, mojitos. Hay noches que se llegan a servir 1.500, según Asunción García Campoy. La barra es una de las prioridades del local.
Potenciar las copas y afianzar los eventos. Calle 54 ha creado un club de cine gratuito, al que ya se han unido unas 600 personas. Un día a la semana tiene lugar la proyección de un corto de un director joven, seguida de un preestreno. Además, los sábados hay cine infantil, también gratuito, a las 3 de la tarde. La sesión ha tenido tanto éxito que algunos clientes reclaman otra a las 6 de la tarde, que no tardará en llegar. Calle 54 no quiere ser un sitio de moda, sino un lugar de referencia.
Gente del cine y diseño de Mariscal
La mejor música y una cocina digna. Y no hay más secreto, asegura Asunción García Campoy. El director de cine Fernando Trueba, el productor de cine Andrés Vicente Gómez y la periodista Concha García Campoy tuvieron la idea de crear un club de jazz al estilo del Blue Note neoyorquino, donde se comiera bien. Javier Mariscal, autor del diseño de las carátulas de la película Calle 54, que da nombre al local, es el responsable de que la antigua sucursal de Citibank en el Paseo de la Habana tenga ese aire chic. Además de la gastronomía y la música, se ha cuidado la acústica, obra de Higini Arau, autor del Auditori de Barcelona.