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España

La exportación cede el 8% de cuota de mercado desde 2001

La creciente aportación negativa del sector exterior al crecimiento económico se ha producido por la pérdida de cuota real de mercado de los productos y servicios españoles. Desde 2001 han cedido del 2,65% al 2,44% de la cuota mundial, lo que supone un descenso de un 7,9%. El incremento de precios es el fundamental causante de este deterioro.

En el segundo trimestre del año la actividad exterior de la economía española restó 1,3 puntos de crecimiento, como consecuencia de la aceleración en las importaciones (por la fortaleza sostenida de la demanda interna) y un comportamiento más timorato de las exportaciones. Esta evolución no es sino el reflejo de la pérdida, paulatina pero imparable, de la competitividad de los productos y servicios españoles.

En el primer trimestre del año, último contabilizado por la subdirección general de estudios de comercio exterior, el índice de tendencia de la competitividad (que mide el efecto en las ventas de los precios y el tipo de cambio de la moneda) revelaba una pérdida de competitividad de un 2,1%, y hasta un 3% si se computaban los últimos doce meses (abril de 2003-abril de 2004). De estas cantidades, la mayor parte es imputable al deterioro de los precios relativos de los productos españoles, ya que el efecto del tipo de cambio es más limitado, e incluso nulo en el área de la Unión Monetaria.

Por tanto, los persistentes diferenciales de inflación (precios) que genera España con sus competidores son los causantes primeros de la pérdida de pulso comercial de España en el exterior. De hecho, un análisis prolongado en el tiempo, y según datos aportados por las autoridades de comercio exterior, revela que las únicas aportaciones a la causa de la competitividad las ha proporcionado la devaluación de la moneda (especialmente en 1993), o el tipo de cambio depreciado al que España ingresó en la moneda única.

El efecto de los precios relativos desde 1993 sobre la competitividad es continuamente lesionador, con un avance de más de un 15% desde 1993, y que sólo en parte ha sido compensado por el tipo de cambio y otras variables que afectan a la competitividad, como la imagen de marca, la calidad, el diseño o la promoción, factores que permiten determinar una imagen más real de la marcha de la competitividad española.

El resultado de unas y otras variables es una fuerte aceleración de las cuotas de mercado reales desde el año 1993 (vía tipo de cambio), hasta alcanzar una cima del 2,66% de la tarta mundial de las exportaciones en el año 2000, para descender súbitamente en los ejercicios siguientes hasta 2,40 en 2002 y 2,44% en 2003.

Por tanto, desde 2001 a 2003 ha caído en 21 centésimas, que supone un 7,9% de cuota total en términos reales, y que es coherente con el efecto que está teniendo sobre el crecimiento de la economía.

Esta contracción en la participación del mercado mundial contrasta con dos hechos curiosos, como son la ganancia de participación en los principales mercados tradicionales españoles, como el francés, italiano, norteamericano, británico o portugués, y, lo que es más importante, ganar mercado cuando las principales economías del mundo la perdían.

Así, Estados Unidos o Italia perdían casi dos puntos de cuota mundial desde el año 1995 hasta 2003, por 1,5 puntos que perdían Francia o Reino Unido, mientras que Alemania se ha estancado. España, por contra, ha ganado 1,17 puntos de cuota en el periodo señalado.

El primer desequilibrio de la economía española

El desequilibrio más abultado y más persistente de la economía española es el déficit de los intercambios comerciales con el exterior. Desde el año 1997 el sector exterior no tiene aportación negativa al crecimiento económico, pese al fuerte impulso que experimentó la demanda externa en los años 1999 y 2000.Desde entonces, la pasividad de la demanda externa, especialmente la europea, ha generado crecientes aportaciones negativas a la actividad. Las estimaciones de las autoridades económicas esperaban que la demanda exterior tomase el relevo de la interna, lanzada desde la entrada de España en el euro fundamentalmente por el abaratamiento del precio de financiación de la inversión.Pero tal relevo no se ha producido, pese a que las economías asiáticas y norteamericana acumulan ya varios trimestres de fuertes crecimientos. Los analistas esperaban también que el esperado relevo contribuyese a rebajar la presión de la demanda interna, y, por tanto, de los precios, que a la larga deterioran la competitividad exterior.La fortaleza de la demanda interna es, en parte, culpable del deterioro exterior, como consecuencia de la fortaleza de las importaciones, aún no compensada con una evolución al menos similar a las de las ventas. En los últimos datos de contabilidad nacional las exportaciones crecen poco más que un 4%, mientras que las importaciones lo hacen a tasas superiores al 8%.

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