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Automoción

El motor aprieta las tuercas a sus plantillas

La encarnizada guerra comercial que libran los grandes fabricantes de automóviles ha fracasado en el intento de reactivar las ventas en los dos grandes mercados mundiales, EE UU y Europa. Esta realidad ha llevado a las compañías a mirar hacia adentro y a ajustar sus capacidades de producción, los costes y la productividad.

Alemania se ha convertido en el ejemplo más palpable de este proceso. Para las firmas germanas resulta muy caro producir tanto en su país como en la mayor parte de Europa, donde los costes laborales son unos de los más elevados. Por ello, DaimlerChrysler, Volkswagen y Opel han anunciado drásticos planes de ahorro y congelaciones salariales para evitar destruir empleos o trasladarlos al este de Europa.

DaimlerChrysler abrió el fuego anunciando en julio un plan para reducir los costes en Sindelfingen, donde se fabrican varios modelos de Mercedes. En total, el consorcio proyectaba ahorrar 500 millones al año. De lo contrarío, la fabricación de la clase C de Mercedes podría trasladarse a Bremen o Sudáfrica, con la desaparición de 6.000 empleos. Los trabajadores protestaron con paros y la dirección reaccionó anunciando un recorte del 10% en los salarios de los miembros de la presidencia, un gesto que tuvo un gran impacto mediático. Ambas partes llegaron a un acuerdo por el que se mantendrán los puestos de trabajo hasta 2012.

En el caso de Volkswagen, las negociaciones del convenio colectivo se inician el 15 de septiembre y prometen ser tensas. Los sindicatos han pedido un aumento salarial del 4%, pero la dirección de la companía quiere congelar los sueldos durante dos años para asegurar los 103.000 empleos en Alemania occidental.

Opel, por su parte, proyecta suprimir las subidas salariales en sus plantas de Rüsselsheim, Kaiserslautern y Bochum hasta 2009 y prolongar las jornadas de 35 a 40 horas semanales sin compensación económica. A cambio, la compañía se compromete a mantener los empleos. Sin embargo, el pánico cundió ayer entre los trabajadores. General Motors, su matriz, quiere concentrar la producción de la gama media en una sóla fábrica europea, lo que afectaría a Opel y Saab. El presidente en Europa, Fritz Henderson, advirtió además el miércoles a los trabajadores de la planta de Figueruelas, que han de hacer un esfuerzo extra de productividad para evitar despidos

En EE UU, las cosas no van mejor. Las ventas de coches, sobre todo de GM, Ford y Chrysler, han estado incentivadas con descuentos que han impactado en los márgenes de las empresas. Sin embargo, últimamente ni siquiera estas ayudas han ayudado a dar salida a la producción. Las ventas de GM cayeron un 13,9% en agosto cuando ya llevaban a la baja dos meses. Las de Ford, que acumulaban tres meses de retroceso, se desplomaron un 12,9%. La marca más débil, Chrysler, salió mejor parada al caer un 5,7% en un mes en el que incluso Toyota, que amplía su cuota de forma consistente, vendió menos.

Menos producción

Tanto GM como Ford, (Chrysler no lo dice) van a recortar un 7% su producción en el último trimestre. Por el momento, estas compañías no han anunciado planes de más recortes de empleo, si bien es cierto que a principios de década ya pusieron en marcha severos ajustes.

El ajuste de producción parecía inevitable en GM, dado que a estas alturas del año aún hay 1,5 millones de unidades sin vender. En Ford, sin embargo, la decisión ha sido inesperada y ha caído como un jarro de agua fría, máxime cuando han saltado las alarmas por la ralentización del crecimiento económico de EE UU.

Ventas Los grandes pierden la ventaja acumulada durante años

General Motors, Ford, Volkswagen... Los mayores fabricantes de EE UU y europeos llevan varios ejercicios perdiendo su ventaja tras décadas de reinado. Las razones son varias.La competencia es cada vez más feroz. Las gamas han crecido exponencialmente, y el número de modelos se ha multiplicado. Todas las marcas disponen de coches competitivos en todos los segmentos, y el exceso de capacidad de fabricación y demanda hace que haya gran rivalidad en precios. Además, las marcas asiáticas, lideradas por Toyota, se han adaptado a los gustos locales ofreciendo coches parecidos a bajo precio.El pastel que se han de repartir los fabricantes crece poco o se hace cada vez más pequeño. El bajo ritmo de creación de empleo en EE UU y en los principales mercados europeos y el alto precio de la gasolina están frenando las ventas.

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