'Medallabilidad' olímpica
Juan Carlos Cubeiro y José Antonio Sainz analizan los resultados de los deportistas españoles en los Juegos Olímpicos de Atenas, eso sí, desde el punto de vista de la gestión empresarial
Si fuéramos consejeros de España S.A. y el director general de la unidad de negocio de Deportes nos presentara los resultados de Atenas 2004, ¿cómo calificaríamos su gestión? Comparándola con 'ejercicios' anteriores, los resultados son notables. Suponen un punto de inflexión tras el éxito de Barcelona 92 (22 medallas) y la caída de Atlanta (17) y Sydney (11 metales y 41 diplomas). Y en un 'entorno' altamente competitivo: en las Olimpiadas de Atenas han participado 10.500 atletas de 202 países en 28 deportes, con 300 competiciones (y por tanto, unas 900 medallas). España ha estado representada en 21 deportes, con 328 atletas. Sobre los objetivos marcados, el Comité Olímpico Español (COE) había apuntado a 15 medallas y el Consejo Superior de Deportes a 17. La prensa deportiva especializada se marcaba como objetivo 15 metales y un informe de PricewaterhouseCoopers antes de los Juegos concedía a España el puesto 21 del mundo con 13 medallas. Las 19 medallas obtenidas nos sitúan en el puesto 15, tras Estados Unidos, Rusia, China, Australia, Japón, Corea del Sur, Cuba, Ucrania, Rumania y cinco países de la Unión Europea (Alemania, Francia, Italia, Reino Unido y Holanda). Un nivel algo escaso para una de las diez primeras economías del planeta, pero meritorio habida cuenta que somos los 20 de la OCDE en productividad (PIB per capita y PIB por hora trabajada) y los 25 en calidad directiva según el Informe de Competitividad Mundial. Nuestro talento deportivo es superior al talento directivo. Utilizando el concepto de 'medallabilidad' (si la empleabilidad es la capacidad de ser competitivo en el mercado laboral, este término lo sería en el entorno deportivo), obtenido como número de medallas olímpicas por cada diez millones de habitantes, podríamos segmentar el medallero en países de: alta medallabilidad (más de diez medallas por cada diez millones de habitantes): Cuba (24'65), Australia (26'83), Hungría (16'99), Dinamarca (15'24), Grecia (15'18), Bielorrusia (14'40), Holanda (14'13), Nueva Zelanda (14'10), Bulgaria (13'93), Noruega (13'69), Eslovaquia (11'16), Croacia (10'00). Medallabilidad media-alta (entre cinco y diez medallas por cada diez millones de habitantes): Rumania (8'77), Austria (8'72), Suecia (7'86), Chequia (7'75), Suiza (6'94), Corea del Sur (6'60), Rusia (6,21), Alemania (5'75), Francia (5'66), Italia (5'57), Reino Unido (5'13). Medallabilidad media-baja (entre una y cinco medallas por cada diez millones de habitantes): España (4'85), Kazajstán (4'73), Ucrania (4'52), Canadá (4'16), Finlandia (3'92), Estados Unidos (3'86), Israel (3'69), Portugal (3,04), Bélgica (2'95), Japón (2'95), Irlanda (2'80), Polonia (2'60), Uzbekistán (2'56), Kenia (2'48), Chile (2'09), Argentina (1'73), Turquía (1,60), Tailandia (1'36), Etiopía (1'22), Sudáfrica (1'20). Baja medallabilidad (menos de una medalla por cada diez millones de habitantes): Venezuela (0'91), Irán (0'91), Egipto (0'78), China (0'52), Brasil (0'61), México (0'42), Colombia (0'27), Indonesia (0'19), India (0'01).
De Atenas 2004 se han ido de vacío 127 países (dos tercios). Sólo 20 (el 10%) han obtenido más de 10 medallas. A tenor de los datos, obtienen una medallabilidad alta y media-alta 24 países, que han organizado los últimos juegos (Australia, Grecia, Corea del Sur), países comunistas y ex comunistas (Cuba, Hungría, Bielorrusia, Bulgaria, Eslovaquia, Croacia, Rumania, Chequia, Rusia), nórdicos (Dinamarca, Noruega, Suecia), del centro de Europa (Austria, Suiza) y de la Unión Europea (Holanda, Alemania, Francia, Italia y Reino Unido).
'La falta de carácter en los deportes de equipo ha dejado a España con la miel en los labios'
En este análisis, como consejeros de España S.A. tendríamos que atender además a lo cualitativo, y por tanto considerar: El efecto Quijote: De nuestros 19 medallistas, más de la mitad han sido sorpresas agradables que no se esperaban. Personas con una enorme capacidad de sacrificio que se han sobrepuesto a todo tipo de adversidades. No defraudaron el gimnasta Deferr, Hermida en ciclismo de montaña, los regatistas (Trujillo, Vía-Dufresne/Azón, Martínez-Fernández) y Conchita y Vivi en dobles de tenis.
La falta de carácter en los momentos decisivos: En los deportes de equipo, España se ha quedado con la miel en los labios. Ni en baloncesto, ni en balonmano, ni en waterpolo ni en hockey hierba (masculino y femenino), hemos dado la cara cuando hacía falta... y nos hemos quedado sin medallas. Posiciones entre el cuarto y el séptimo puesto que nos han dejado insatisfechos. El fracaso de los favoritos: En atletismo la federación esperaba 6 medallas; hemos obtenido dos y diez finalistas. Ni Reyes Estévez (7), ni Niurka Montalvo (tres nulos), ni Yago Lamela (11), ni María Vasco (7), ni García Bragado (5, ni Manuel Martínez (4) ni los maratonianos han cubierto las expectativas de medalla. En gimnasia se esperaban cuatro metales y se han obtenido dos. En tenis femenino, uno y en masculino, ninguno. En judo y taekwondo, ni una medalla. Lo mismo en natación sincronizada: cuartas en equipos y dúos. La nadadora Nina Zhivanevskaya, quinta. En triatlón, Iván Raña ha quedado el 23.
El notable éxito de España en su conjunto no debería ocultar los aspectos cualitativos (sorpresas y decepciones) y las enormes posibilidades para los próximos juegos. Se hace necesario un Plan estratégico deldeporte español que, en línea con lo realizado desde Barcelona, involucre aún más a las empresas privadas, fomente la relación entre el deporte y las instituciones educativas e impulse el talento deportivo de nuestro país. Antes de los juegos, la suma de las previsiones de cada federación daba ¡36 medallas! Con un estrategia bien definida y ejecutada, el objetivo de 35 a 40 medallas (una medallabilidad por encima de 10) no sería descabellado. Hay mucho potencial, mucho talento que liberar en el deporte español.