Agenda política de altura
Con el retorno de las vacaciones echa andar un nuevo curso político en el que, además de los tradicionales Presupuestos Generales del Estado, se debatirán reformas de enorme trascendencia. Los cambios en la política de inmigración, con la propuesta de regularizar a quienes tengan un contrato de trabajo como eje, la búsqueda de un pacto de Estado sobre suelo en el que participen todas las Administraciones públicas y la mesa negociadora para mejorar la productividad y la competitividad están entre las prioridades legislativas en materia económica. A ellas se suman otras de gran calado político, como la reforma de los estatutos autonómicos y un amplio abanico de medidas en el ámbito social (Ley Integral contra la Violencia de Género, cambio del Código Civil para permitir el matrimonio entre personas del mismo sexo y aceleración del trámite de divorcio, entre otros). En materia de Presupuestos, el objetivo primordial del Gobierno socialista es impulsar el gasto en I+D, becas e infraestructuras al tiempo que se mantiene la estabilidad de las cuentas públicas.
Una ambiciosa agenda que pone en evidencia que el Ejecutivo de José Luis Rodríguez Zapatero está decidido a dejar huella en esta legislatura, desdiciendo a quienes pensaban que impulsar el crecimiento económico y defender el déficit cero eran los únicos puntos de la agenda política que podían y debían desarrollarse.
Las propuestas del nuevo Gobierno afectarán a la calidad de vida y los derechos fundamentales de millones de ciudadanos. Algunas no serán fáciles de consensuar en el Parlamento, pero al menos merecen un debate político de altura para pactar la mejor de las soluciones posibles. Y servirán para recordarnos que una democracia moderna y saludable se compone de muchos más elementos que un cuadro macroeconómico estable.