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CincoSentidos

La plaga de langostas amenaza el Sahel

No es una nueva película de ciencia ficción. África noroccidental está siendo arrasado por nubes de millones de langostas. Los insectos comen el equivalente a su peso cada día, y ya han causado graves estragos en las cosechas agrícolas de Cabo Verde, Malí, Níger y Senegal. Este mes llegaron a Mauritania, Chad y Nigeria.

La Organización de Naciones Unidas para la agricultura y la Alimentación (FAO), advierte que si no se toman medidas contra los saltamontes podrían multiplicarse e ir más allá del continente africano e incluso llegar a Afganistán y Pakistán.

La aparición de enjambres de langostas no es nuevo, tanto el Corán como la Biblia se refieren a los problemáticos insectos. Pero este año es diferente, es la peor plaga desde 1988. El origen son las lluvias abundantes del año pasado y las altas temperaturas e índices de humedad de este verano.

Su efecto en el campo es veloz pero sobre todo, devastador. Pueden desplazarse en un solo día hasta 130 kilómetros en enjambres que alcanzan los 80 millones de ejemplares. Son capaces de acabar con vastos cultivos en menos de un día. Y es justo lo que está pasando en los países del Sahel, donde la mayoría de los habitantes vive de una agricultura de subsistencia. Los expertos advierten que los ritmos actuales de destrucción de terrenos cultivables puede causar una grave crisis humanitaria.

El lunes la FAO hizo un nuevo llamamiento para pedir recursos para combatir a los insectos. Cien millones de euros es lo que estiman necesario para controlarlos. Hasta ahora sólo se ha donado 14 millones.

Clive Elliott, un experto en plagas de la FAO en declaraciones a Cinco Días, explicó que desde febrero ha aumentado la suma que estima necesaria para controlar la plaga, por su creciente gravedad. 'Es un problema muy serio y la reacción tardía de los países donantes está agravándolo, cuanto más se espera más difícil será controlar los insectos', aseguró.

Pero no todas son malas noticias. Elliott elogió la respuesta de los gobiernos de Marruecos y Argelia, ambos dedicaron importantes sumas de dinero y consiguieron erradicar las langostas de sus territorios esta primavera.

No obstante, los recursos de los países del Sahel son menores, y por ello son aún más importantes las donaciones externas. 'Los países del Sahel están haciendo su parte. Mauritania, un país pobre con apenas tres millones de habitantes, ya gastó un millón de euros, pero no es suficiente', apuntó Elliott.

Si la historia es un indicador del fenómeno, es probable que la catástrofe no termine con el año. Todas las plagas durante el siglo pasado duraron más de dos años, la más larga fue de 1949 a 1963. 'Podría llevar varios años acabar con las langostas, y depende mucho de los factores medioambientales que son totalmente imprevisibles'.

Un enjambre puede contener 80 millones de langostas y desplazarse 130 kilómetros al día

Ayuda española para Marruecos y Mauritania

El Ministerio de Asuntos Exteriores, a través de la Agencia Española de Cooperación Internacional (AECI), ha destinado un total de 2,8 millones de euros para combatir la plaga de langostas en los países del norte del Sáhara y del Sahel.La AECI entregó esta primavera unos 2,3 millones a Marruecos, lo cual ayudó a erradicar el problema del país magrebí. Las extensas operaciones en el norte de África contra los insectos protegió en la mayor parte la agricultura autóctona pero no evitó que algunas langostas sobrevivieran y se desplazaran al Sahel.La migración hacia el sur hizo que el Gobierno de Mauritania diera la voz de alarma. Indicó que sin ayuda del exterior, la población de la región afrontaría una grave catástrofe, por los daños que los insectos causan en la agricultura. La plaga afecta a los cultivos de primavera del sur de Mauritania, especialmente el sorgo y el arroz, claves para la alimentación de la población durante el resto del año.Hace dos semanas la AECI prometió ayudas de 500.000 euros al gobierno de Mauritania para ayudar a frenar la propagación de los insectos en su territorio.No obstante, muchos agricultores mauritanos no han querido sembrar este año ante el futuro incierto de sus cosechas, tal vez porque el dinero entregado sigue estando muy lejos de los 100 millones que la FAO estima necesario para controlar la plaga.

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