Una esperanza contra el sida

Todo descubrimiento científico, y especialmente si es en el campo de la medicina, debe ser bien recibido. Pero si los investigadores son españoles, además hay que felicitarse doblemente. Ayer el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) hizo público el hallazgo por parte de un equipo de sus científicos de que una familia de fármacos, los estatinas, que utilizan millones de personas en todo el mundo para controlar el colesterol, es capaz de impedir que el virus del sida (VIH) se replique en las células.

El descubrimiento es alentador. Primero por los muchos enfermos que padecen este mal. Se calcula que en el mundo hay 37,8 millones de afectados y que en España cada año se producen 5.000 nuevas infecciones. Segundo, por el efecto social que supone, tanto a nivel individual de los pacientes como general. No se debe olvidar que la plaga está azotando cada vez con más fuerza a los países más pobres del planeta.

El actual coste del tratamiento con antirretrovirales supone unos 7.000 euros por paciente, impagable en muchos países de África y Asia. Sin embargo, las estatinas son sobradamente conocidas y ya hay muchos fármacos genéricos en el mercado. Si finalmente llegase a demostrarse su eficacia se habría abierto una puerta para atajar una enfermedad cuya terapia es hoy altamente elitista.

Y todo gracias a un grupo de científicos españoles que han demostrado, una vez más, que trabajar en equipo da fruto. Junto a los del Departamento de Inmunología y Oncología (DIO), un servicio creado y financiado por el CSIC y por la farmacéutica Pfizer, han colaborado doctores de hospitales públicos y del ámbito universitario. Hay que romper una lanza por los investigadores españoles, que a pesar de la escasez de medios demuestran ser capaces de codearse con el resto. Es sano romper complejos, también en la ciencia. Pero también urge solucionar esa falta de recursos.