El reto de la oficina sin humo
Disfrutar de un cigarro en la mesa de trabajo tiene los días contados. El Gobierno ha declarado recientemente su intención de adelantar a finales de 2005 la prohibición de fumar en los centros de trabajo. Sin embargo, a menos de un año y medio son pocas las compañías que han puesto en marcha un plan para asegurar que sus dependencias gocen de aire limpio. Y lo que es más llamativo: muy pocas de las nuevas oficinas que se construyen tienen en cuenta esta imposición.
De todas formas, nada se ha desvelado de la futura normativa que regulará el tabaco en el mundo laboral. El Ministerio de Sanidad ha anunciado que negociará, todavía sin fecha, un acuerdo con los sindicatos y la patronal para poner en marcha un plan de 'separar los espacios destinados a los fumadores del resto y evitar que se contamine el aire que respiran los que no desean fumar'.
Alicia Puertas, subdirectora de oficinas de la consultoría inmobiliaria Cushman & Wakefield, explica que hasta ahora cada empresa ha tomado las medidas según les ha parecido oportuno: 'Las oficinas donde no se fuma, o son matrices de empresas extranjeras o un director lo ha prohibido'. Aunque en algunas empresas han adoptado la prohibición tras el acuerdo de la plantilla.
Puertas apunta que no es la primera vez que se propone quitar el tabaco del trabajo, y por eso muchos gestores están a la espera. Esta consultora recomienda un espacio adaptado para fumadores, en vez de una prohibición total: 'Desde un punto de vista empresarial, montar una sala dentro de la oficina o en una zona común del edificio es la mejor opción, porque los costes laborales aumentan si los trabajadores bajan a la calle cada vez que quieren fumar', argumenta.
En la calle
El arquitecto de Richard Ellis, Javier Lampreave, tiene otra perspectiva y muestra cautela a la hora de montar una sala especial para fumadores. Asegura que la mayoría de los edificios actuales requiere una obra complicada y costosa ya que hay que instalar un sistema de ventilación especial con una extracción más potente de lo habitual. 'Una sala donde simplemente se abre una ventana no es suficiente, el ambiente se carga de humo y no es práctico con las temperaturas extremas de invierno y verano'. Con frecuencia no hay espacio para un nuevo sistema de ventilación, y en muchos edificios modernos no se pueden abrir las ventanas, y hace falta hacer un hueco en la fachada o techo. Además se crea una zona 'no productiva' para la empresa.
En vez de salas, Lampreave es radical, y propone un cambio de actitud. 'El concepto de oficina evoluciona, y la gente debe adaptarse. Cuando sustituyeron los despachos por zonas diáfanas, hubo sus resistencias. Lo mismo sucede con el tabaco, hay que acostumbrarse a no fumar en el trabajo'.
Metrovacesa ya tiene inmuebles adaptados, como el Alvía y el Alvento que comenzaron a arrendar el año pasado en Madrid, ambos con salas de fumadores de 20 metros cuadrados en las zonas comunes de cada planta. Una fuente de la empresa asegura que el diseño de las salas responde a 'una filosofía de crear edificios flexibles', y subraya que son los inquilinos los que toman la decisión sobre el uso que darán a estos espacios. En el caso de HP, que ocupa dos plantas de Alvía, utiliza una como sala de fumadores y la otra como zona de relajación sin tabaco.
Metrovacesa asume que las salas reducen los metros 'productivos' del edificio y con ello el alquiler que reciben por las oficinas, pero aseguran que la apuesta compensará a largo plazo. 'Si cada inquilino tiene la libertad de implantar su propia política sobre el tabaco sin estar condicionados por las características del inmueble, será un valor añadido para el cliente', explican.
Las salas cuentan con un sistema de extracción independiente de la ventilación del resto del inmueble con la potencia suficiente para crear una presión menor en la sala, la cual evita la salida de humo. Desde Metrovacesa se asegura que Alvento es el primer edificio en Europa con una certificación ecológica y un sistema automatizado que regula automáticamente la calidad del aire. Si detecta altos niveles de monóxido de carbono u otros elementos dañinos expulsa el aire y toma nuevo del exterior.
Aun así, desde Metrovacesa se reconoce que se construyeron las salas pensando en sus inquilinos y no tanto para cumplir con la nueva reglamentación.
Lo que cuesta montar una sala
Implantar una sala de fumadores de 30 metros cuadrados con una ventilación adecuada y con climatización de frío y calor ronda los 10.000 euros, según la firma de arquitectos Gleeds, que ha montado diez salas para diversas empresas en España.El precio incluye puertas herméticas, la sustitución de moquetas por un suelo lavable, tomas eléctricas, agua, desagüe, iluminación y conexiones de datos y teléfono.Existen fórmulas más económicas, asegura el estudio, o bien a través de 'una extracción natural' (una ventana) o la adaptación de una sala existente.No obstante, Gleeds aconseja invertir en la calidad del sistema de extracción y el diseño de la sala ya que son las únicas formas de evitar que los olores y el humo se impregnen al resto de la oficina.La consultoría inmobiliaria Richard Ellis recalca la importancia de la calidad de las instalaciones para crear un ambiente agradable y salubre. 'Si se concentra el humo o los fumadores se sienten estigmatizados por ir a una narcosala acabarán dejando de usarla'.Es el peor de los casos, según la consultora, porque los fumadores se sienten resentidos al tener que salir a un pasillo o a la calle a fumar y la empresa tiene un espacio no productivo, que además, es inservible.
Claves
VentilaciónUna extracción potente con climatización.InstalacionesLa calidad y la comodidad de la sala aseguran que los fumadores la usen.ConcienciarLos trabajadores tienen que entender que la sala beneficia la salud de todos.