_
_
_
_
Tribuna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las tribunas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

La RTVE de Zapatero

Finalizado el mes de julio se ha confirmado que TVE-1 ha vuelto a quedar tercera en el ranking de audiencia de las televisiones, con una pobre cuota de pantalla del 20,8%, a más de dos puntos porcentuales de Telecinco. Tercera en una liga de tres o lo que es igual, colista en argot futbolístico, farolillo rojo en terminología ciclista.

En términos históricos, el dato es de enorme significación. En julio, TVE ha tenido la audiencia más baja de toda su historia. Aún más, en los 160 meses previos a la llegada de la nueva directora general, TVE-1 había sido líder en 150 ocasiones y segunda en las 10 restantes. Al equipo Caffarel le corresponde el honor de haber sido ya dos veces tercero. Hay que reconocer que tiene mérito quedar últimos dos meses seguidos cuando se dispone de más equipos técnicos, más medios humanos y más recursos económicos que los demás. Pero claro, el equipo Caffarel lo tiene todo, todo menos la competencia necesaria para dirigir la radiotelevisión pública.

Sin embargo, Caffarel y su equipo son auténticos campeones en intentar tapar su fracaso echando la culpa a otros, que es el recurso de los mediocres. Si para hacerlo es necesario mentir descaradamente, pues se miente con descaro, que eso también lo sabe hacer el equipo de RTVE. En los últimos días hemos asistido a dos buenos ejemplos de lo expuesto.

Caffarel y su equipo son auténticos campeones en intentar tapar su fracaso echando la culpa a otros

El 27 de julio, cuando ya preveían su segunda debacle consecutiva y pretendiendo que la atención se desvíe de su fracaso, convocan a la prensa. Explican que a finales de 2004 el déficit puede superar al presupuestado y culpan de ello al presupuesto, por estar inflado y contener ingresos de imposible realización. En su comparecencia, una perla de rigor y trasparencia, los gestores de RTVE omiten cualquier referencia al efecto negativo que sus desastrosos resultados de audiencia están provocando en los ingresos publicitarios. Pero su calificativo de imposibles a determinados ingresos merece mención aparte.

Cuando RTVE adquirió los derechos para retransmitir los Juegos Olímpicos se vio obligada, por tratarse de un contrato de adhesión, a adquirir todas las jornadas de todos los deportes, lo que supone un número de horas de competición muy superior al horario de emisión mensual de las dos cadenas y sobre todo, un coste económico muy elevado. Debido a lo anterior y al objeto de economizar la operación de compra, al planificarla se acordó elaborar un plan para maximizar los ingresos que obtendría RTVE. Dicho plan contendría la optimización de los espacios publicitarios, la búsqueda de patrocinios especiales y, especialmente, la comercialización de las pruebas y deportes que no fuera a emitir TVE, mediante la sublicencia a otros operadores (esto último ya lo hace la Forta con parte de los derechos de la Liga de Fútbol).

Pues bien, incluyendo también en el citado plan a la Eurocopa de fútbol, los técnicos del área comercial de RTVE estimaron que se podrían obtener nuevos ingresos en un orden aproximado de 100 millones de euros. Como es lógico, se aprobó poner en marcha dicho plan -fue en el mes de junio de 2003-, y evidentemente, al elaborar el presupuesto de RTVE se incluyó la estimación de ingresos realizada por los comerciales de TVE.

Al parecer, el equipo Caffarel ha decidido no aplicar nada del citado plan: ni patrocinios, ni nueva publicidad, ni compartir los derechos de emisión con nadie (que eso debe de ser de pobres). La consecuencia es inevitable y no se conseguirá ni un euro de ingreso. ¿Y eso es porque estaban infladas las estimaciones del plan? No, porque irresponsablemente se ha dejado de ejecutar.

Ya no podrá saberse si se hubieran podido obtener los ingresos estimados íntegra o parcialmente y, en su caso en qué parte, porque la decisión del equipo de RTVE ha sido la peor para los recursos públicos que gestionan, pues maximizará las pérdidas para la televisión pública. Esto es lo que no explicaron en su comparecencia.

Un segundo ejemplo proviene de la penúltima sesión del consejo de administración de RTVE. En la misma, la directora general también proporcionó datos falsos, afirmando que entre las existencias de TVE tan sólo había tres largometrajes de primer pase por lo que, mintió concatenadamente, no podía abordarse una programación de garantía para el resto del año. Hubo consejeros que en base a documentación de la propia RTVE desmontaron sobradamente las dos burdas falsedades de Caffarel, pero la pregunta adicional es: ¿Qué espera arreglar en RTVE a base de comprar y emitir más cine?

Si Caffarel piensa resolver con el cine la pérdida del liderazgo que sufre TVE desde su llegada, debería conocer que los hábitos del telespectador han cambiado y que el cine ha descendido notablemente en sus preferencias. Que lea la lista anual de programas más vistos en las televisiones españolas y observe cuántas películas encuentra. Que estudie los informes de valoración de la emisión de la empresa que dirige y aprenda que son escasos los títulos que alcanzan un share del 20%, y que al comprarse en paquetes, en el lote te llegan multitud de largos que no consiguen el 15%.

Si Caffarel piensa resolver con el cine el problema del déficit de RTVE, debería leer la documentación económica de la empresa que dice 'dirigir', y enterarse de cómo las pérdidas anuales provocadas por el cine en TVE en una sola de sus cadenas supera los 33 millones de euros.

Ahora bien, si la apuesta por el cine de Caffarel y su equipo no va a resolver ni la audiencia ni el déficit de TVE, es posible e incluso probable que sí consiga mejorar notablemente las cuentas de resultados de algunas empresas distribuidoras de cine. Y a lo peor, de eso se trata.

Este debe ser el perfil de 'gerentes honestos, profesionales y que defienden los intereses de las empresas' que quiere el vicepresidente Solbes, según sus disparatadas declaraciones hechas recientemente a Europa Press.

En todo caso, a la vista de sus resultados, planteamientos y actitudes, parece evidente que ni la profesionalidad, ni la independencia, ni el prestigio (reconocido o por reconocer) acompañan al primer equipo de la RTVE de Zapatero.

Ex presidente de la Sociedad Estatal de Participaciones Industriales (SEPI)

Archivado En

_
_