Un año para reavivar el comercio mundial
Los primeros pasos para lograr un comercio mundial más justo están dados. Los países pobres, englobados en el denominado G-20, consiguieron de los ricos el sábado, en el seno de la Organización Mundial del Comercio (OMC), un compromiso inicial para reducir las multimillonarias ayudas con las que subvencionan su agricultura, impidiendo la competencia en igualdad de condiciones. Pero queda la duda de si este compromiso será llevado a la práctica o es tan sólo una declaración de intenciones para que los países emergentes no acusen a EE UU, la UE o Japón de volver a romper las negociaciones.
En la anterior cumbre de Cancún, en septiembre de 2003, el desencuentro fue tal sobre el capítulo agrícola, fijado en la ronda de Doha (2001), que los trabajos han estado paralizados 10 meses.
Pero el pasado fin de semana, al Sur le salió bien la jugada. Países como Brasil, la India, Argentina o Suráfrica se sentaron en la misma mesa con los grandes y consiguieron que cedieran en Ginebra en algunos aspectos, aunque sin establecer fechas o cifras concretas. 'Gracias a la alianza del G-20, la tercera fuerza mundial tras EE UU y la UE, se alcanzaron objetivos impensables seis meses atrás', afirmó ayer el ministro brasileño Celso Amorim.
Tanto EE UU como la UE se muestran muy favorables al acuerdo: 'Es crucial para reforzar el crecimiento de la economía y ayudar a los países en desarrollo a integrarse en la economía global', indican fuentes de la Comisión Europea. 'Es positivo para los países desarrollados, los que están en vías de desarrollo y para los exportadores porque sufren derechos de aduana elevados en otros países ', dice el portavoz de Comercio de EE UU, Robert Zoellick.
Aunque otros se muestran más cautos. 'Las negociaciones están al menos a uno o dos años de llegar a un final feliz', afirman los analistas. 'No es malo pero no cubre las expectativas de los países emergentes', dice el embajador de china en la OMC. De hecho, el acuerdo tan sólo marca el camino a seguir, la 'hoja de ruta' para abordar las verdaderas negociaciones. Todavía queda por definir cuándo y qué porcentaje de ayudas están dispuestos a reducir los países del primer mundo en pro de un mercado internacional más abierto. Habrá que esperar a futuras cumbres para que los países pobres accedan a la petición de los ricos de abrir sus fronteras a la entrada de productos industriales.
Aunque el camino ha empezado a recorrerse, los 147 miembros de la OMC tienen de plazo hasta la cumbre de Hong Kong, a finales de 2005, para llegar a un pacto que dé más oportunidades comerciales a los países emergentes (cifradas en 200.000 millones de dólares por Brasil) de forma que rescate a 140 millones de personas de la pobreza en 2015, según estimaciones del Banco Mundial.
Los logros de la cumbre de ginebra
EE UU creará una nueva categoría de ayudas, pero se fijarán reglas estrictas para su uso. Por otro lado, reducirá sus créditos a la exportación.Se fijó un tope del 5% a las ayudas a la producción.No sólo los ricos, todos los países podrán exceptuar de la rebaja arancelaria sus 'productos sensibles' o claves.El algodón y el azúcar, sectores más afectados por la reducción de las ayudas.
Reticencias de los agricultores y las ONG
Las mayores críticas al acuerdo alcanzado el pasado fin de semana por el Consejo General de la OMC en Ginebra proceden de los agricultores. 'Se trata de un sistema injusto para muchos agricultores europeos, sobre todo para los productores de frutas y verduras', reprocharon ayer desde la Coordinadora Campesina Europea. En España también se han oído críticas. La Confederación de Cooperativas Agrarias (CCAE) censuró ayer la reducción de las ayudas porque 'provocará deslocalización de las producciones, concentración e intensificación de la actividad en las zonas y cultivos más productivos y abandono de las zonas más desfavorecidas'. Asaja, COAG y UPA se han manifestado en la misma dirección.Sin embargo, tanto el Ministerio de Agricultura español como para el comisario europeo del ramo, Franz Fischler, afirman que el acuerdo no supondrá la rebaja de las subvenciones agrícolas debido a que los cambios introducidos en la Reforma de la Política Agraria Común (PAC) permiten afrontar la reducción pactada. 'Otros, que tienen una política interna diferente, como los americanos, tienen que reformar ahora su política', explica el portavoz de Fischler, quien insiste en que el pacto 'sólo es un marco todavía' porque aún queda 'negociar compromisos detallados', de porcentajes y cifras.La ONG Intermón Oxfam, por su parte, cree que el compromiso de la OMC 'no garantiza que las reformas beneficien a los países más pobres'.