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Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

La productividad pendiente

La mejora de la productividad es la gran batalla

que han planteado los nuevos gestores económicos

para corregir una posición modesta en términos generales, y sonrojante si se analiza desde determinados puntos de vista. España ocupa uno de los últimos lugares de la OCDE en producto por ocupado y hora de trabajo, además de uno de los más pesimistas en PIB por habitante, posición que no ha mejorado en los últimos años pese al tirón fortísimo

del crecimiento económico, ya que ha ido acompañado

de avances del empleo muchas veces por encima incluso del producto. Hay que recordar, no obstante,

que sigue sin determinarse qué parte de este nuevo empleo

es únicamente la afloración estadística de una rebaja

sustancial de la carga tributaria sobre el factor trabajo,

así como la ocupación generada por la actividad

económica aprovechando la desfiscalización en el IRPF

de las franjas más bajas de la escala de asalarización.

En cualquier caso, se ha producido una relajación

de la variable productividad por el simple hecho de que

la mayor concentración de nuevo empleo se ha alojado

en los servicios, con escaso recorrido para la productividad, y en sectores en los que la inversión y el

esfuerzo tecnológico, con la excepción de la telefonía,

no ha sido muy exigente. Lo cierto es que la intensidad

productiva del empleo en España es de las más

bajas de la OCDE, aunque los defectos no hay que buscarlos

en la habilidad del capital humano, sino en la

pobre participación del capital y la inversión, el escaso

componente tecnológico del proceso productivo, el

poco generoso esfuerzo de la investigación y la visión

cortoplacista de los agentes económicos.

El vuelo de la productividad no se levanta en unos

meses. La educación de calidad que fomente el esfuerzo

desde la escuela a la universidad, la formación profesional

polivalente, la disposición de capital al servicio

del espíritu emprendedor o la inversión selectiva e intensiva en tecnología e infraestructuras multiplicadoras

son pilares que necesitan ser fortalecidos, pero con

la constancia del largo plazo.

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