Un mercado mal acostumbrado
La popularización del mercado bursátil español se produjo a partir de 1994 y 1995, en la famosa segunda mitad de los noventa. Coincidieron entonces las grandes privatizaciones de empresas públicas vía OPV con revalorizaciones anuales en el Ibex 35 y en otros índices internacionales superiores al 20%.
Esa etapa duró varios años, los suficientes para que la gran mayoría de nuevos inversores asumiese esta situación como normal. Llegó la crisis. Los inversores eran un tanto reacios a creerse que las Bolsas fuesen a bajar, pero los hechos fueron más tozudos que las convicciones. Ahora, pasado el rebote inicial y con la Bolsa en un entorno incierto, los analistas explican a sus clientes que este año sacarán entre un 5% y un 10%.
'Muchas veces el cliente nos responde que para sacar un 8% no se mete a la Bolsa', comenta el director general de una gestora, 'la gente está mal acostumbrada'. Así, lo normal en un mercado alcista serían las revalorizaciones del 30%, mientras que las ganancias de menor entidad son, prácticamente, despreciables.
La Bolsa no funciona con un patrón definido. Lo único que se ha podido sacar en claro de décadas y décadas de estudio es que el riesgo que entraña la renta variable se compensa con algunos puntos de rentabilidad adicional. En el largo plazo, claro está.
Vender esta idea a inversores acostumbrados a ganar un 30% es complicado. Hacerlo con ahorradores que han visto cómo sus acciones han retrocedido más del 50% es prácticamente imposible, pues tienen en cuenta el riesgo de que la situación se repita. Pero, en realidad, este riesgo viene dado por las rentabilidades excesivas de años antes.