Dos entidades japonesas negocian crear el primer banco del mundo
Lastrado por años de fuertes pérdidas, UFJ, el cuarto grupo bancario de Japón, ha propuesto una fusión al Mitsubishi Tokio, la segunda entidad del país y una de las más saneadas. De aprobarse la operación, nacería el mayor banco del mundo por activos con 1,7 billones de euros.
La banca japonesa vuelve a ser noticia y por un tema que le es familiar: las fusiones. Esta vez UFJ Holdings, ha propuesto a su competidor, el Mitsubishi Tokio Financial Group (MTFG) entablar negociaciones preliminares para integrar sus actividades, según informó la primera entidad en un comunicado que respondía a los insistentes rumores sobre la operación.
De esta fusión surgiría el primer grupo bancario mundial, con activos por 190 billones de yenes equivalentes a 1,7 billones de euros, según el periódico local, Nihon Keizai. Este tamaño superaría largamente al Citibank, que lidera actualmente el ranking de los bancos más poderosos, con reservas cercanas a los 1,3 billones de euros.
El banco UFJ, lastrado por tres años de fuertes pérdidas, está obligado a reducir su exposición a los créditos dudosos por un programa gubernamental para la recuperación del sector bancario, implantado por el ministro de política económica y presupuestaria de los servicios financieros, Heizo Takenaka.
Para el MTFG, el segundo banco japonés, la situación es más complicada pues es considerado como una de las entidades más saneadas, tras haber obtenido avances en sus problemas de créditos dudosos. Por ello, los analistas ven que la operación pondría en riesgo sus balances, a cambio de ser parte del mayor banco mundial.
Los expertos han acogido positivamente la posible fusión, resaltando que mientras el MTFG destaca en actividades de banca institucional, principalmente en la región de Tokio, UFJ está presente en la banca minorista en las regiones de Tokai y Kansai.
Los bancos japoneses han estado sometidos a una fuerte presión para centrarse en sus actividades principales y vender otros activos para acumular efectivo y defenderse contra la exposición a los créditos morosos acumulados en la década de los 80, y que han supuesto uno de los principales obstáculos para la recuperación de la economía japonesa.