El aterrizaje de Barroso en Bruselas
El primer ministro portugués, José Manuel Durão Barroso, apura sus últimas horas de luz en Lisboa antes de trasladarse a Bruselas, donde el actual presidente de la Comisión Europea, Romano Prodi, incluso le ha preparado ya un despacho próximo al suyo. La convivencia con Prodi, al que sustituirá el próximo 1 de noviembre si el Parlamento Europeo no lo impide, permitirá al portugués familiarizarse con el complejo entramado de la institución que dirigirá durante cinco años. Pero Barroso se librará pronto de los siniestros pasillos del edificio Breydel donde Prodi ha pasado su mandato, porque, tras su renovación, el emblemático Berlaymont (el edificio en forma de estrella que alberga tradicionalmente a la Comisión) cobrará vida de nuevo antes de final de año. Antes, Barroso deberá ganarse la confianza del Parlamento, donde el día 22 se votará su investidura. El próximo lunes empezará ya los contactos con los grupos parlamentarios. Los populares le han prometido su apoyo, aunque el voto es secreto y la cohesión del grupo mayoritario deja mucho que desear. Socialistas, liberales y verdes se muestran reticentes al candidato y decidirán el voto en función del discurso del candidato. Los eurodiputados de Izquierda Unitaria (39) no le dan ese margen de confianza. Castigarán con un voto negativo 'su política liberal y su lealtad a Bush'.