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CincoSentidos

El Ballet de la âpera de París muestra sus 'Joyas'

Con joyas ha querido cerrar el madrileño Teatro Real la programación de esta temporada. El Ballet de la âpera Nacional de París representará desde esta noche la obra en tres actos Jewels (Joyas), de George Balanchine, en lo que es su primera visita a Madrid desde 1979 y a España desde 1993, cuando la compañía actuó en el Teatro Liceo de Barcelona poco antes de que se incendiara. El ballet parisino estará hasta el sábado en el Teatro Real para la próxima semana trasladar su espectáculo al Liceo de la ciudad condal.

El Ballet de la âpera Nacional de París es la cuna de la danza clásica. Nacida en el siglo XVII en la corte de Luis XIV con el nombre de Academie Royale de Danse, constituyó el primer grupo de bailarines profesionales de Europa.

Tradición y contemporaneidad conviven en esta compañía de danza de 154 bailarines, que cuenta entre sus virtudes con un repertorio nutrido que va desde el romanticismo de Giselle a la modernidad de coreógrafos como William Forsythe. Ese mismo encuentro entre lo clásico y lo contemporáneo es lo que los bailarines mostrarán sobre las tablas, según aclaró ayer la directora del Ballet, Brigite Lefèvre.

Estrenada en Nueva York en 1967, Jewel está considerada la primera obra en tres actos sin argumento. Es un ballet neoclásico, no narrativo, y estrechamente vinculado a cada una de las tres partituras de los tres actos: Gabriel Fauré para Esmeraldas, Stravinsky para Rubíes y Tchaikovsky para Diamantes. El vestuario, figurines y escenografía es de Christian Lacroix. Más lujo.

Las tres partes de la obra de Belanchine muestran tres aspectos de la danza clásica, según explicó Brigite Lefèvre. Esmeraldas apunta a la tradición francesa del ballet con su pureza y limpieza de movimientos y su mayor manierismo; Rubíes representa la tradición americana vista por un Balanchine fascinado por los musicales de los años 30, y Diamantes remite a la tradición del estilo clásico de la escuela rusa.

'Es como un árbol con raíces en el ballet clásico y ramas que recogen las nuevas aportaciones'. Así definió Lefèvre al Ballet de la âpera Nacional de París, cuyas sedes son el Palacio Garnier y la âpera de la Bastilla.

'Una compañía viva abierta a la experimentación', recalcó la directora de la compañía, que también la definió como una 'gran comunidad' que comienza en la Escuela de Danza y se amplía hasta llegar a 1.400 trabajadores que se ocupan de 360 representaciones anuales, de las que 160 son de ballet.

El premio Nacional de Danza de 1999, José Carlos Martínez, que forma parte del ballet parisino desde 1987, expresó su emoción por bailar en España. El bailarín se expresó contundente al afirmar que 'no es de extrañar la fuga de bailarines españoles al extranjero' dada la 'falta de compañías clásicas en España'.

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