La UE impulsa la unión política, pero ralentiza la económica
La Constitución europea aspira a impulsar la integración política del Continente; pero en el terreno económico, fiscal y comercial, el texto pactado el viernes por los líderes europeos mantiene todas las trabas institucionales existentes e, incluso, las amplía en algunos casos.
La Constitución europea pactada el pasado viernes establece como norma general para tomar decisiones el sistema de votación por mayoría cualificada, pero mantiene la exigencia de unanimidad en ciertos casos. Muchas de esas excepciones atañen a la política económica de la Unión, reflejando los escasos avances que en esta materia alcanzó la Convención encargada de elaborar el borrador del proyecto constitucional.
La coordinación de las políticas fiscales, de seguridad social, así como la negociación del marco presupuestario plurianual de la Unión Europea, continuarán sometidas a la posibilidad de veto por parte de un solo Estado miembro.
La política comercial, decidida en anteriores tratados por mayoría cualificada, requerirá ahora la unanimidad para los acuerdos internacionales que tengan algún impacto en el sector servicios y en el cultural, o que incluyan alguna provisión relacionada con la propiedad intelectual o la inversión extranjera directa.
La Constitución mantiene, además, el carácter informal del Eurogrupo, el foro donde los ministros de Economía de la zona euro coordinan sus políticas fiscales y económicas. El Eurogrupo, no obstante, podrá designar un presidente estable (durante dos años y medio, frente a las presidencias semestrales), que puede suponer un contrapeso político a la independencia del BCE.
La Comisión Europea tampoco ha visto ampliados sus poderes en un terreno tan delicado como el de la supervisión presupuestaria, donde la última palabra corresponderá a los ministros.
Solana sigue en la carrera hacia la CE
Javier Solana sigue siendo uno de los candidatos al puesto de presidente de la Comisión Europea, que el próximo 1 de noviembre deja libre el italiano Romano Prodi. En la cumbre que finalizó el viernes, los líderes de la UE fueron incapaces de consensuar el nombre del sucesor de Prodi. El aspirante mejor colocado, el primer ministro belga, Guy Verhofstad, cayó víctima de la virulenta oposición de Gran Bretaña. 'De ocho o nueve nombres, sólo quedan la mitad', señaló el primer ministro irlandés, Bertie Ahern. En su calidad de presidente de turno de la UE, Ahern intentará concluir la selección antes del 30 de junio.'Me costaría mucho decir que no (...) a una petición consensuada', afirmaba el sábado Javier Solana, Alto Representante de la UE para Política Exterior. Su mandato expira también en octubre y debía haber sido renovado, por cinco años, en esta pasada cumbre. Pero los líderes aplazaron la decisión, dejando abierta su opción a la presidencia. Solana necesitaría el visto bueno del Parlamento Europeo, donde el grupo Popular es el más numeroso.