La ley Sarbanes Oxley empuja a las pymes fuera del parqué
Las obligaciones encarecen los costes de cotizar. A empresas que facturan menos de 100 millones no les compensa estar en Bolsa
Sección 404. A decir de empresarios, consultores e incluso auditores, una pesadilla. Este apartado de la ley Sarbanes Oxley (Sarbox) para el gobierno de las empresas exige que las memorias de las sociedades que coticen en EE UU incluyan un informe de auditoría documentando los controles y procedimientos dentro de la empresa que contribuyen a sus estados financieros; es decir, que una auditoría certifique la efectividad del control interno de la compañía. Según el consejero delegado de la Bolsa de Nueva York, John Thain, una carga que requiere 'tiempo, esfuerzos y recursos para implementarla'. Sus palabras se recogían en The Wall Street Journal hace unos días. Thain se quejaba del coste de la implementación de la Sarbox. Y es que más allá de disuadir a compañías europeas de cotizar en EE UU, muchas pequeñas empresas abandonan el parqué para no tener que hacer frente a estos costes.
De acuerdo con la consultora Grant Thornton International, en los 16 meses posteriores a la promulgación de la ley Sarbox, en julio de 2002, 120 compañías han solicitado dejar, y efectivamente han dejado, el mercado. En los 16 meses precedentes fueron 92 las empresas que siguieron este camino. Hace tres años fueron 53 las sociedades que decidieron salir del parqué. Y los analistas esperan que la tendencia se consolide entre las empresas de pequeña y mediana capitalización que conforman el índice Russell 2000.
Es una de las inintencionadas consecuencias de la Sarbox, la ley que nació del escándalo Enron para poner orden en el gobierno de las empresas. El informe de Thornton se completa con el de la consultora Financial Executives International, que explica que compañías con ingresos entre 25 y 99 millones de dólares anuales afrontan unos gastos medios de 740.000 dólares sólo para cumplir la sección 404. Y éstos son cálculos conservadores. Las estimaciones sobre el coste medio que supone la implementación de toda la legislación se ha hecho con base a empresas que facturan unos 900 millones de dólares y rondan los 2,3 millones de dólares.
'Ellas pueden pagarlo, como podrán pagar en el futuro cuando previsiblemente vayan subiendo los costes de estas auditorías y su alcance a departamentos que no están de momento afectados', asegura Brent Longnecker, presidente de la consultora de Houston Longnecker & Associates. Para este consultor, las que se tienen que plantear si tienen que seguir en los mercados son las empresas con ingresos por debajo de los 100 millones de dólares por los gastos en metálico y por la merma de la productividad de los encargados de hacer cumplir la ley.
'Eso no les interesa a los accionistas, por lo que posiblemente en las empresas tengan que pensar si necesitan buscar otra forma de financiación', expone. El efecto de la ley es mayor si como Longnecker se considera que estos costes, tanto en metálico como en recursos humanos, además están siendo decisivos para hacer las OPV menos atractivas. 'Sin duda muchas compañías se han desvinculado de las OPV en parte por los costes que acarrea la implementación de la Sarbox pero también las nuevas exigencias de la SEC y los propios mercados. Al final da la impresión de que todo el mundo está contra ti', dice.
Cierto es que tras esta tendencia se encuentra también el hecho de que los inversores institucionales apenas tienen ojos para estas compañías que cada vez tienen menos movimiento en el mercado, pero lo que más se transmite en éstas es que un buen número de ellas se sienten agobiadas en su día a día por las imposiciones de la ley. El mercado bursátil se convierte, mediante esta forma, mucho más elitista y empresas que a finales de los noventa salían a cotizar con una media de ingresos que bordeaban los 20 millones de dólares, ahora se mantienen lejos de Wall Street y aledaños. Sólo algunas biotecnológicas se atreven a pisar el terreno ya quemado por las empresas de internet en aquellos años.
Longnecker asegura que en el largo plazo las regulaciones van a afectar al paisaje de la inversión en Estados Unidos: 'Vamos a estar sobrerregulados y eso va a hacer mella en la inversión, pero la verdad es que toda la culpa es del sistema que ha fallado, tendríamos que habernos autorregulado mejor y no lo hicimos'.
'Sin duda muchas empresas se han desvinculado de las OPV por los costes que acarrea la implementación de la Sarbox y también por las exigencias de los mercados y la SEC'
EE UU y Europa tienden a acercarse
Los costes de la sección 404 irritan a las empresas europeas que vieron como hace dos años el Congreso estadounidense daba luz verde a una ley que era extraterritorial y difícilmente asumible en toda su extensión. En EE UU son conscientes de los problemas que esta ley ha creado y John Thain, se ha quejado de que los altos costes que impone la Sarbox, y en especial la cláusula 404, unidos a la fortaleza del euro, están provocando que cada vez menos empresas europeas quieran cotizar al otro lado del Atlántico. La primera que se descolgó, y a bombo y platillo, fue el fabricante de coches de lujo alemán Porsche.Desde el regulador del mercado, la SEC, se están buscando maneras para que el impacto de esta legislación sea menor y ya ha modificado algunas de sus provisiones referentes a la composición de los consejos de auditorías y la rotación del auditor. Además, la SEC y los reguladores europeos integrados en el Comité Europeo de Reguladores de Valores (conocido como CESR) se han comprometido a principios de mes a trabajar más de cerca a la hora de abordar temas de regulación para evitar situaciones como la generada a partir de 2002 con la Sarbox.Desde ambas instancias se quiere que haya reuniones dos veces al año para mantenerse informados sobre las regulaciones en agenda. Para seguir con el espíritu de un mejor entendimiento, los máximos representantes de la SEC y la CESR se econtrarían una vez al año. De momento trabajo hay. Quedan pendientes de resolución asuntos como la regulación de los fondos de alto riesgo (hedge funds), la de las agencias de rating como Fitch, Moody's y S&P y la convergencia (o no) contable de EE UU con las reglas establecidas por la IASB que serán obligatorias en Europa el año que viene.
Cuenta atrás: Los deberes por hacer
¦bull; Quedan seis meses para que las empresas empiecen a cumplir los plazos establecidos en la sección 404 de la ley Sarbox, pero aún el 36% de ellas admite que tienen los deberes por hacer para adaptarse a ella. Son las conclusiones de un estudio hecho por Gartner Executives Programs y la revista CIO Insight, de Ziff Davis. A pesar de ello el 86% de los responsables, normalmente los CIO (directores de información) creen que sus compañías estarán listas a tiempo.¦bull; En esta carrera los encuestados admiten que se están dejando mucho dinero. Un 30% de los CIO dicen que los costes para implementar la 404 tendrán un significativo impacto en la rentabilidad de sus respectivas empresas en los próximos dos años. Estas respuesta se ha obtenido sobre todo de los gestores de empresas medianas y pequeñas.¦bull; Los empresas que menos recursos tienen admiten en esta encuesta que probablemente no lleguen a tiempo y citan los problemas financieros como la dificultad más importante.¦bull; Oportunidad. De esta manera ven, en general todas las empresas el proceso, independientemente de su tamaño. Oportunidad para poner en orden todos sus procesos y sistemas y presentar una imagen de la que esperan sacar beneficios en Bolsa, ya que el buen gobierno cotiza al alza.