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Tribuna
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Escaso margen de maniobra en la OPEP

Resulta paradójico que a principios de febrero la OPEP decidiera recortar la producción oficial del cártel para evitar que el exceso de oferta provocara un desplome en el precio del barril de petróleo en el inicio de la temporada estival. Apenas cuatro meses después, el mercado de energía encadena sucesivamente máximos históricos en el crudo y gasolina en respuesta a una complicada interrelación de factores.

Podríamos pensar que existen factores estructurales como las exigencias de la regulación medioambiental, la caída en la producción de zonas de extracción maduras, la reducción incesante del número de refinerías... Pero no nos engañemos, estos factores son parte de los fundamentos del mercado del petróleo sin que puedan justificar la evolución que estamos observando. Podríamos, asimismo, considerar que la situación ha sido creada por la combinación de una rígida oferta con una creciente demanda, pero lo cierto es que por el momento la oferta se ha mostrado relativamente flexible: aunque los productores fuera de la OPEP producían al máximo de su capacidad los miembros del cártel disponían de capacidad ociosa que les permitía exceder las cuotas fijadas oficialmente.

Sin embargo, el ritmo de actividad de las principales potencias ha provocado que la demanda mundial haya superado todas las previsiones realizadas a principios de 2004, haya sido ésta motivada por necesidades de consumo y/o intenciones de aprovisionar. Por ello, parte del encarecimiento del petróleo podría explicarse por un aumento de la demanda que, según los datos de la Agencia Internacional de la Energía (AIE), ha sido abastecido por la producción mundial.

Consultora de Analistas Financieros Internacionales (AFI) y profesora de la Escuela de Finanzas Aplicadas (EFA)

La perspectiva para el corto/medio plazo no es tan positiva: se prevé un continuado aumento en esta demanda hasta finales de año pero la oferta puede comenzar a mostrar rigideces para satisfacerla. Estos posibles problemas de suministro se deben a que, con los niveles de producción efectiva actuales, la capacidad ociosa mundial queda básicamente reducida a los países de la OPEP, y entre ellos, Arabia Saudí y Emiratos Árabes Unidos.

El margen es muy limitado y podría resultar insuficiente para acomodar la demanda, además considerando que los inventarios de crudo están en o por debajo de los niveles de años anteriores en estas fechas. Esta posibilidad de interrupción en el suministro es lo que en última instancia preocupa al mercado, añadiendo una prima por riesgo de abastecimiento.

La reciente volatilidad en los precios del crudo obedece en gran medida a movimientos en este componente: hemos visto cómo el precio caía con el anuncio de Arabia Saudí de incrementar unilateralmente la producción y con las declaraciones del presidente de turno de la OPEP en relación a su compromiso de estabilizar el precio vía aumentos de producción. Pero también hemos contemplado cómo la cotización se disparaba a consecuencia de la inestabilidad geopolítica en Oriente Próximo y los últimos intentos de sabotaje en Arabia Saudí.

La cuestión clave es hasta qué punto el cambio en la política de la OPEP puede influir en el mercado para evitar alzas continuadas en el precio del barril, pero aquí es donde entran en juego las contradicciones. Algunos dirigentes de la OPEP han reconocido que existe un exceso de oferta en el mercado y, por tanto, que el problema queda fuera de su control. Pero las autoridades en EE UU y Europa continúan presionando para conseguir que la organización aumente la producción. En respuesta, la OPEP no cesa de reafirmar su compromiso de producir más petróleo para añadir confianza al mercado y así enfriar el precio y equilibrar los fundamentos.

Estos incrementos son inevitables entre los productores con capacidad por el alto precio al que pueden vender la apreciada materia prima. La realidad es que aumentos de producción superiores a los niveles efectivos actuales dejarían a la economía mundial con escasa capacidad de respuesta ante problemas de suministro puntuales, lo que puede resultar muy peligroso bajo la amenaza de ataques sobre infraestructuras petrolíferas.

Acabamos de entrar en un círculo vicioso en el que el incremento en la prima de riesgo y las posiciones especulativas de inversores atraídos por un mercado alcista han arrastrado los precios a máximos. æpermil;stos hacen que la comunidad internacional pida más producción, pero según aumente nos acercamos a una oferta sin capacidad de respuesta. En esta situación, los incrementos adicionales de demanda crearán incrementos de precio aún mayores, propiciando más especulación. Todo queda condicionado en el corto plazo a que la OPEP sea capaz de transmitir al mercado la confianza suficiente para desincentivar el comercio especulativo de crudo.

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