Formación y empleo de calidad
Algunos de los compromisos que el nuevo Gobierno ha asumido para esta legislatura van a demandar un esfuerzo adicional en políticas activas de formación. Entre estos compromisos está mejorar sustancialmente la calidad del empleo y, por ende, aumentar la competitividad de nuestro sistema productivo.
El sector de la construcción se caracteriza por algunas peculiaridades. Entre ellas destacan su específico contrato fijo de obra, la dispersión geográfica de su actividad y una gran demanda de oficios y especialidades. Su actividad tiene una singular importancia para el empleo, ya que ocupa a dos millones de trabajadores, en torno al 12% del total. Su reconocida capacidad de crear empleo ha de tenerse siempre muy en cuenta a la hora de planificar las políticas que afecten a estos ámbitos.
Para lograr los objetivos que el Gobierno persigue, hay que incidir en la utilización y perfeccionamiento de la formación, instrumento básico para que esas políticas tengan éxito en este sector. Y hay que hacerlo con parámetros específicos que atiendan suficientemente la peculiar morfología de la demanda, que lo haga en todo el territorio nacional y que alcance a todos los demandantes potenciales. Es decir, a quienes buscan su primer empleo, a los trabajadores aún desempleados y a los que, estando empleados, demandan formación de reciclaje o desean mejorar en sus puestos de trabajo. Hay cada vez mayor exigencia, por la población ocupada, de actividades de formación vinculadas con procesos de cualificación y con las necesidades de competitividad empresarial.
Esta formación ha de atender de modo singular a las pymes del sector, donde todavía hay un importante déficit de formación en oficios y especialidades, en prevención o en los instrumentos que la tecnología y las comunicaciones han hecho habituales en cualquier lugar de trabajo. Su ausencia o deficiente conocimiento no sólo pone en riesgo la competitividad de la empresa sino a veces su supervivencia.
Hay que hacer una llamada de atención muy importante sobre dos aspectos de singular relevancia en relación con la formación en este sector. El primero es la prevención de riesgos, porque el coste personal y económico de la accidentalidad laboral es inaceptable. La información y la formación son fundamentales para luchar contra esa lacra y conseguir su drástica reducción. No basta con disponer de los instrumentos preventivos o de un sistema de control del cumplimiento de la normativa vigente. Hay que conseguir que la cultura de la prevención sea una segunda piel de nuestros trabajadores y la primera preocupación de las empresas. Para ello es necesario crear, con las iniciativas de formación necesarias, una auténtica cultura preventiva proactiva por parte de todos los que intervienen en la actividad.
El segundo aspecto es el de la inmigración, cuya relevancia en el sector aumenta cada día. En este ámbito la formación es aún más importante ya que a las necesidades antes apuntadas se une la de alcanzar una buena integración social, cuya carencia es, a menudo, causa de mayor incidencia de la siniestralidad. En un reciente estudio de Fecoma-CC OO (La construcción y los trabajadores extranjeros) se señala que es necesario 'luchar contra el elevado índice de siniestralidad a través de formación específica en esta área, sobre todo teniendo en cuenta que el colectivo de trabajadores extranjeros, por su inexperiencia dentro del sector y el desconocimiento del idioma, sufre en mayor grado esta siniestralidad'. Es pues, éste un aspecto en el que hay que hacer entre todos más y mayores esfuerzos para aumentar la calidad del empleo.
Desde la Fundación Laboral de la Construcción, organización paritaria entre empresarios y sindicatos, entendemos que hay que seguir aumentando los esfuerzos dirigidos a formar a nuestros trabajadores y a aquellos que desean realizarse profesionalmente en esta actividad.
Este esfuerzo ha de implicar por igual a las Administraciones públicas, a las empresas y a los agentes sociales. Los más de 30.000 alumnos que cada año participan en los programas de formación de la Fundación y los casi 4.000 cursos que realiza en los 33 centros de formación que tiene distribuidos por toda España atestiguan su compromiso por aumentar la calidad del empleo en la construcción.