Hungría abre la puerta a la inversión española
La vieja y ahora prometedora Hungría reclama a voces una mayor presencia española en el país magiar. Mientras que la inversión extranjera ha llegado a borbotones en los últimos años (29.000 millones de euros desde 1999), concentrada en manufacturas, bienes de equipo y banca, la participación española apenas ha supuesto el 2% del total, interesada en otros mercados (América Latina). El comercio hispano-húngaro ha crecido sobremanera, pero partiendo de niveles pequeños (apenas 1.900 millones, en 2003).
Los efectos de esta diferente actitud son evidentes. 53 de las 100 mayores multinacionales del mundo se encuentran presentes en el país gracias al esfuerzo hecho, pacientemente, en los últimos diez años. No se han esperado a que se hiciera efectiva el 1 de mayo la adhesión de Hungría a la UE. En el caso de España, sólo unas decenas de medianas empresas y alguna de gran dimensión tienen reservada su presencia a fecha de hoy. Esma es un ejemplo, con el monopolio de los carteles publicitarios en las calles de Budapest. A ella se suman otras experiencias exitosas como Inditex (Zara tiene cabida en los nuevos y modernos centros comerciales), Cortefiel (la lencería Woman Secret triunfa entre las jóvenes húngaras junto a Springfield), Borges, Funespaña o el grupo NH (acaba de abrir su primer hotel en la capital, en régimen de arrendamiento, con una inversión de 12 millones). Pero son experiencias limitadas.
Da la impresión de que España ha llegado tarde, como en otras ocasiones, para hacer el negocio de su vida, dejándolo a alemanes, franceses o estadounidenses. Esta impresión no la comparten inversores españoles ya afincados. 'Las oportunidades aún existen, sobre todo en el sector inmobiliario. Queda mucho por hacer en ciudades como Budapest, en rehabilitación y compraventa de edificios emblemáticos', recalca Carlos Junquera, socio de la consultora hispano-húngara Hispamer Invest, que pronto abrirá delegaciones en Chequia y Eslovaquia. Este optimismo sobre España llega al propio gobierno magiar. Y es que Hungría quiere parecerse al país de la piel de toro, en los pasos que siguió tras su incorporación al club de Bruselas en 1986.
Como España, Hungría es ahora receptora de una ingente cantidad de dinero (recibirá hasta 2006 cerca de 3.100 millones de euros en fondos estructurales y de cohesión) que quiere invertir de igual manera.
La población, además, está inmersa en un ansia consumista derivada de su mayor capacidad adquisitiva (sobre todo quienes cobran de multinacionales), que está haciendo las delicias de los comercios y, en cambio, es uno de los quebraderos de cabeza del Banco de Hungría (ha tenido que subir del 6% al 11% el tipo de interés para enfriar la economía).
Entrevista al Secretario de estado de Economía. 'Habrá oportunidades en turismo, infraestructuras y transporte'
¿Qué oportunidades tendrán las empresas españolas?Con los fondos que llegarán de la UE queremos potenciar la competitividad y las infraestructuras. España es un buen ejemplo para nosotros en la construcción de autopistas, con empresas españolas de mucha experiencia que pueden ayudarnos. En los próximos tres años invertiremos 3.500 millones de euros para terminar 420 kilómetros de carreteras principales y empezar la construcción de otros 425 kilómetros. Gran parte se gestionará con manos privadas, con contratos de concesión a 20 o 22 años. Habrá oportunidades también en la modernización del sistema ferroviario, el desarrollo de aeropuertos locales (aprovechando los antiguos rusos) y la gestión de los servicios sanitarios.¿Qué falta por privatizar en un país que hace años inició el proceso?Está casi culminado pero aún hay paquetes interesantes. Este año iniciaremos la privatización de 10 empresas agrícolas, aunque, por el momento, los inversores extranjeros sólo pueden acceder en régimen de alquiler. En 2006 queremos privatizar parte del aeropuerto de Budapest, sobre todo, lo relacionado con edificios y la logística.Además, iniciaremos la construcción de una nueva terminal. Las líneas áreas húngaras (Malev) están aún en pérdidas. Queremos que entre 2004 y 2005 vuelvan a beneficios para iniciar también su privatización parcial, aunque queremos que el Estado siga teniendo una participación mayoritaria (sobre el 51%).¿Hungría adoptará el euro en 2008 como estaba previsto? Probablemente no. La inflación es elevada (sobre el 6%) y el déficit fiscal también (4,6% del PIB). Intentar reducirlos podría tener efectos negativos para el crecimiento económico. Probablemente retrasaremos la fecha hasta 2010.
Una reforma fiscal en ciernes y la Bolsa en alza
El Gobierno ha prometido una reforma fiscal que reduzca el exceso de gravamen sobre los salarios (el tipo máximo es del 40% y afecta a gran parte de la población), desincentive la economía sumergida (raya el 30% del PIB) y la constitución de sociedades con fines elusivos (tributan sólo al 16%). Por su parte, la Bolsa de Budapest está eufórica. 'En 2003 crecimos un 20%; para este año prevemos mantener una inversión extranjera de 7.000 millones de dólares, gran parte a través de fondos de inversión europeos. En julio crearemos un índice especializado para empresas medianas', recalca el director del mercado de valores, Zsolt Horváth (en la foto).