Empresas y ONG cambian su modelo de colaboración
La colaboración entre las ONG y las empresas no se debe centrar en la simple aportación monetaria, sino en el diseño conjunto de proyectos. Es el nuevo modelo que se impone en las relaciones entre ambas partes, según se ha puesto de manifiesto en el seminario que la Fundación Codespa ha organizado para analizar la acción social de la empresa.
Las relaciones de acción social entre las ONG y las empresas está a punto de dar un rotundo giro. Frente a la postura que predominaba hasta ahora en la que la ONG se dedicaba a pedir dinero y otras aportaciones económicas a las empresas, el nuevo modelo que ya se empieza a implantar propugna la colaboración y el diseño conjunto de proyectos solidarios.
Por ello, las compañías deberán elegir aquellas organizaciones que estén más cerca de sus actividades ordinarias y de sus intereses; al mismo tiempo que a las ONG les interesará dirigirse a las empresas que estén más vinculadas a sus propósitos. No todas las empresas podrán trabajar con todas las ONG ni viceversa. Son algunas de las conclusiones que se han puesto de manifiesto en el seminario organizado por la Fundación Codespa de ayuda al desarrollo y en el que diversas empresas han expuesto sus experiencias.
'Cada compañía tiene su lógica empresarial en base a la cual tiene que desarrollar su acción social', señaló el director de la Carrefour, Guillermo de Rueda. En esta misma línea se pronuncia Gemma Giner, encargada de la responsabilidad social corporativa de Unión Fenosa, cuyo primer objetivo es integrar la RSC en la estrategia del negocio.
Una de las tendencias que más éxito tiene es la que implica la colaboración de la empresa y sus empleados con las ONG. Por ejemplo, Accenture asume de forma gratuita un servicio de consultoría para las ONG poniendo todos los recursos como si fuera un cliente de pago, pero además facilita a sus trabajadores todos los trámites en proyectos de voluntariado corporativo. Carrefour, por su parte, paga el viaje y los gastos a los trabajadores cualificados que quieran emplear sus vacaciones en proyectos solidarios concretos como ayudar en la contabilidad de una pyme centroamericana, instalar un sistema de control de calidad o mejorar los procesos de producción de una pequeña empresa en un país subdesarrollado.
Accenture ha comprobado que con estas prácticas de colaboración no sólo hay una mejora en la profesionalización de las ONG, sino que también nace un sentido de orgullo en el propio consultor que aprende a desarrollar nuevas habilidades personales y profesionales. En todo caso, tanto empresas como ONG coinciden en señalar la necesidad de que este tipo de acciones impliquen a toda la compañía y que forme parte de su cultura empresarial.
La acción social, a cuenta de la compañía, no del cliente
La acción social es muy útil en la construcción de marca pero si una empresa decide llevar a cabo un proyecto de acción social debe asumir totalmente el coste que ello representa y no trasladarlo al consumidor a través de un extra precio en los productos. 'La empresa cuenta con la complicidad del cliente, pero no con su dinero', explica Juan Luis Martínez, director del área de marketing del Instituto de Empresa.Martínez considera que sólo se debe poner en marcha un proyecto de responsabilidad social cuando la empresa está bien implantada y genera beneficios, nunca cuando se está creando o no es rentable ya que 'su primera responsabilidad es velar por su viabilidad, por sus accionistas y por sus empleados', añade.