Multitudinario y feliz adiós a la política desde la plaza de Cuzco
Su secretaria de toda la vida, Teresa Arellano, o su ex jefa de Gabinete, Beatriz Viana, nunca habían visto la sala multiuso del Ministerio de Economía, en la madrileña plaza de Cuzco, tan abarrotada como ayer de periodistas y funcionarios de la casa. Las paredes acostumbradas a escuchar todos los meses la evolución del IPC fueron testigos del adiós sonriente y feliz de Rodrigo Rato, él no se atreve a decir que definitivo, a la política española. Su nueva atalaya, privilegiada para tomar el pulso a la economía mundial, se la debe, dijo, al respaldo decidido del presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, del vicepresidente Pedro Solbes y a la 'contribución esencial' de José María Aznar. En el capítulo de agradecimientos incorporó a sus colegas del Ecofin y a los responsables de economía de medio mundo, también a su anterior equipo en el Ministerio, 'uno de los mejores que ha tenido España'. La mayoría de los funcionarios que lo integraron también acudieron a felicitar a su antiguo jefe.
'No era el momento de darle un homenaje por parte del grupo parlamentario porque podría entenderse como una señal de politización', comentó Fátima Bañez, la portavoz de Presupuestos del PP en el Congreso, única diputada que arropó a Rato en su despedida. 'Ya habrá tiempo'. Los más fieles al ex vicepresidente disponen de un mes escaso para ello pues su intención es incorporarse a su cargo a primeros de junio, aunque antes tiene previsto realizar varios desplazamientos a Washington.
Rato no descendió ayer a los detalles domésticos pero se le notaba feliz. Había recibido la confirmación del nombramiento a las seis de la mañana, hora en la que coronó dos meses de nervios, de futuro incierto, parcialmente despejado desde que la reelección del francés Jean Lemierre como director del Banco Europeo de Reconstrucción y Desarrollo le facilitó el camino. 'Ha habido momentos de todo tipo. Hasta que no está finalizado el partido no se sabe el resultado', comentó.
En este tiempo se nota que le ha echado horas a estudiar el trabajo que ahora hereda de Khöler, al cual se refirió ayer en un perfecto inglés cuando respondió a preguntas relacionadas con la economía de distintos países del continente americano. En casi todas ellas transmitió un mensaje institucional de optimismo, con la misma doctrina económica que tantos éxitos le ayudó a cosechar en España: estabilidad macroeconómica y financiera como requisitos 'indispensables para el crecimiento'.
Rato entonó ayer su adiós al discurso de claro acento político vigente hasta el pasado verano, cuando aun parecía abierta la carrera por el relevo de Aznar. A partir de ahora sólo quiere vestir el traje de técnico, de profesional transparente en el ejercicio de su cargo y así lo hizo patente ante una veintena de cámaras de televisión, entre ellas una estadounidense que transmitía imágenes de la rueda de prensa en directo. 'Mis opiniones no pueden perjudicar al FMI', aclaró a quien dudó en público de si estaba ante el Rodrigo Rato de siempre. Dispone de cinco años para entrenarse pero desde el primer momento nada en el nuevo cometido como pez en el agua.
La sede del FMI está en el número 700 de la calle 19 frente a la del Banco Mundial y a cinco minutos andando de la Casa Blanca y la Secretaría del Tesoro. El despacho de Rato estará en el piso 12 de este edificio que ocupa una manzana entera, informa Ana Nieto. En la época de su predecesor, Horst Khöler, trabajaban en esta oficina cuatro personas. El salario del director gerente del FMI suma 336.080 dólares anuales y 60.000 más de complementos. Parte del sueldo tendrá que destinarlo a pagar su casa puesto que el cargo no comporta residencia oficial. Khöler compró una cerca de la catedral de Washington y el francés Michel Camdessus vivía en Georgetown.
Difícil carrera
'Ha habido en estos dos últimos meses momentos de todo tipo, pero hasta que no está finalizado el partido no se sabe el resultado'.