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CincoSentidos

El declive del Abierto de España

El francés Christian Cévaër, de 34 años, nacido en Nueva Caledonia, estrenó su palmarés profesional en el Canarias Abierto de España que el pasado domingo terminó en el Fuerteventura Golf Resort. Al golfista galo le sonrió la suerte en la última jornada, al igual que le sucedió al inglés Kenneth Ferrie el año anterior en el torneo disputado en el Golf Costa Adeje de Tenerife.

Esta última edición del Canarias Abierto de España ha venido a confirmar el delicado momento por el que atraviesa el torneo de golf más antiguo del continente -la primera edición se jugó en 1912-, desde que la empresa automovilística francesa Peugeot abandonó su patrocinio el año 2000.

Desde entonces han sido los estamentos públicos, como Turespaña, Paradores o el Gobierno de Canarias los que han asumido los costes. En 2001 fue Vía Digital.

Las limitaciones económicas han impedido que el Abierto de España creciera a un ritmo que le permitiera ser atractivo para las grandes estrellas del golf, cuya presencia se echa en falta. En esta edición la figura más destacada del cartel fue José María Olazábal, aunque ni siquiera pasó el corte después de las dos primeras vueltas. Jugadores del país, como Miguel Ángel Jiménez, que este año ha ganado dos torneos del circuito europeo, o el mediático Sergio García, se quedaron en casa en lugar de viajar a Fuerteventura.

A nivel internacional el evento tampoco reunió a ninguna figura. El galés David Park, líder desde el primer al tercer día, se convirtió en el principal animador con una primera ronda de 64 golpes -seis bajo par-. Los jugadores españoles, a pesar de que el valenciano José Manuel Lara terminó en la séptima posición, nunca tuvieron opción de luchar por la victoria. Todo ello condenó a la mediocridad a uno de los grandes acontecimientos anuales del golf español.

La necesidad de apretarse el cinturón ha impedido a la empresa organizadora, Amen Corner, de Severiano Ballesteros, disponer de un capítulo económico que le permitiera negociar la presencia de algunos golfistas relevantes abonándoles un fijo de salida, una práctica prohibida en el circuito europeo, pero que sigue utilizándose para atraer a algunos de los principales nombres del panorama golfístico, y todo ello en un año en el que hay Ryder Cup y los jugadores persiguen obtener puntos para entrar a formar parte del equipo europeo.

La victoria de Cévaër se fraguó en el hoyo 16, cuando el entonces líder provisional, el argentino Ricardo González, el jugador más en forma, cometió el único error del día al enviar la bola fuera de los límites del campo.

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