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Fusión

Sanofi crea el primer grupo farmacéutico de Europa tras absorber a su rival Aventis

No les sorprenderá si hoy no tengo muchos motivos de satisfacción'. Cabizbajo y con gesto de resignación, el presidente de Aventis, Igor Landau, fue el primero en explicar ayer a la prensa el giro radical que ha tomado la guerra que desde hace tres meses ha enfrentado al grupo franco-alemán y Sanofi.

'No obstante, todos los esfuerzos conducirán a construir una nueva empresa, y esto es una buena noticia'. Igor Landau abandonará la dirección del grupo farmacéutico después del precipitado acuerdo alcanzado con su rival en la madrugada del domingo. La fuerte presión del Gobierno francés ha logrado que la opa hostil lanzada por Sanofi el pasado enero por cerca de 48.000 millones de euros y tildada de 'ridícula' por la dirección de Aventis, se haya convertido en acuerdo amistoso. Un pacto de urgencia ante la entrada en escena hace unas semanas del gigante suizo Novartis, dispuesto, en teoría, a lanzar una contra-oferta, y marcado por la determinación del Ejecutivo galo de dejar en el país un sector estratégico para la industria.

El nuevo acuerdo prevé esencialmente una revalorización de la oferta, rechazado por Sanofi desde el inicio de la operación, a 69 euros por acción de Aventis, frente a los 60 euros previstos en la propuesta inicial, lo que supone valorar la operación en más de 55.000 millones de euros. Las acciones de Sanofi cayeron ayer un 6,97% y las de Aventis un 5,51%. El nuevo grupo contará con una plantilla formada por más de 100.000 empleados.

'El peso de la intervención política ha modificado los acontecimientos', dice el presidente de la suiza

El acuerdo cuenta con el apoyo unánime de la dirección de Sanofi, de sus dos principales accionistas -la petrolera Total y el grupo de cosméticos L'Oréal-, y con el visto bueno de 13 miembros del consejo de vigilancia de Aventis (hubo dos votos en contra y una abstención).

Según los términos del pacto, los accionistas de Aventis podrán escoger entre tres opciones par acudir a la oferta. La principal es mixta y comprende cinco acciones de Sanofi y 120 euros en efectivo por cada seis títulos Aventis. Las otras prevén 1,1739 acciones Sanofi por cada una de Aventis ó 68,93 euros por cada título de esta última.

Con este canje los actuales accionistas de Sanofi-Synthélabo controlarán aproximadamente el 51% de la nueva compañía y los de Aventis el 49% restante.

La compañía estima que serán necesarios un total de 15.500 millones de euros para hacer frente a la parte en metálico de la oferta. Para obtener esta financiación ha cerrado ya un acuerdo de financiación con un sindicato de bancos. Su previsión es recuperar la inversión en un plazo de cinco años, 'atendiendo a la generación de cash-flow de la nueva empresa', señaló ayer.

Futuro preservado

'La creación de un grupo franco-europeo de la farmacia no puede sino alegrarnos. De este modo, el futuro del sector queda preservado'. La discreta satisfacción del ministro de Economía francés Nicolas Sarkozy, contrastaba ayer con la cruzada que desde hace semanas ha mantenido la cúpula gubernamental al completo.

Los observadores coinciden en que una intervención de tal envergadura no se había dado desde hacía años. Industria, Economía, Sanidad, diversos diputados e incluso el Presidente de la República, Jacques Chirac, amigo personal del presidente de Sanofi, Jean-François Dehecq, han intervenido de una u otra forma en las negociaciones, con todo tipo de argumentos.

El primer ministro, Jean-Pierre Raffarin, llegó incluso a apelar al potencial de investigación de Aventis en bioterrorismo, pocos días después de los atentados de Madrid. Pese a tal argumento de peso, el Ejecutivo renunció entonces a utilizar la legislación, que permite al Gobierno intervenir en operaciones industriales por razones de seguridad o sanidad públicas.

Todas estas estrategias, según los observadores, dan la señal de una vuelta a la inteligencia económica por parte de los poderes públicos. Para Alain Juillet, que perteneció a los servicios secretos de Francia, y nombrado alto responsable del Gobierno en inteligencia económica -cargo oficial del Gobierno galo-, 'Francia vive un serio retraso' en un campo 'practicado desde hace años por ingleses y norteamericanos ', y que 'podría contribuir a preservar empleos'.

Por su parte, el Gobierno alemán, tras una primera injerencia, provocada por los temores de perder empleos de prosperar la unión Sanofi-Aventis, se ha mantenido neutral. El canciller Gerhard Schröder insistió de nuevo la semana pasada en la necesaria neutralidad política en el asunto. Suiza pidió que los grupos helvéticos no fueran discriminados por sus países vecinos. Sin éxito.

En una entrevista publicada hoy por el diario Le Monde, el dirigente del grupo suizo explica que 'el ministro de Economía comprendió que no estábamos dispuestos a dejarnos intimidar, y decidió presionar a Aventis y a Sanofi de forma muy determinada'.

Dado el estrecho margen de tiempo, el activo Nicolas Sarkozy consiguió arrancar el viernes pasado una reunión entre los dirigentes de ambos grupos -la primera- pese al ambiguo interés de Novartis. Apenas 24 horas después, los consejos de los dos grupos accedían a enterrar el hacha de guerra e invertían así el curso de tres meses de batalla.

La Comisión Europea anunció ayer a través de un comunicado que autoriza la fusión anunciada 'bajo una serie de condiciones' destinadas a 'salvaguardar la competencia'. La fusión podrá salvarse con la venta de licencias de fármacos por parte de Sanofi. Tras el acuerdo Aventis retirará todas las demandas que había anunciado contra Sanofi, así como la emisión de obligaciones con las que pretendía que sus accionistas estuvieran cubiertos del riesgo de que Sanofi perdiera la patente de Plavix, uno de sus medicamentos estrella.

Las filiales en España confían en que no habrá despidos

'Best of the best'. Es el mensaje, lo mejor de lo mejor, que desde las empresas matrices se ha trasladado a todas sus filiales en el mundo. La fusión entre Sanofi y Aventis no tiene por qué tener efectos negativos sobre sus empleados sino todo lo contrario, afirman fuentes consultadas de Sanofi en España. Distintas fuentes conocedoras de las negociaciones apuntan que el conocimiento del nuevo estado de la empresa en España no se va a demorar más allá de unas semanas.Sanofi emplea a 1.075 trabajadores en España. Tiene la sede en Barcelona y posee fábricas en Alcobendas (Madrid) y Riells (Gerona). También posee un centro de distribución en San Agustín de Guadalix (Madrid). Cerca de medio centenar de sus empleados se dedican a la comercialización de los fármacos de la compañía.La plantilla española de Aventis la componen 856 personas. Según sus directivos, la filial de nuestro país se encuentra entre las cinco divisiones europeas que más negocio generan a la matriz. Tiene la sede en Madrid y posee una fábrica en Alcorcón (Madrid).La localización de la sede de la nueva compañía en España será un tema peliagudo. Aventis tiene la sede en Madrid y Sanofi en Barcelona.Según las primeras declaraciones de los responsables de comunicación de las filiales, todo apunta a que habrá una deslocalización y que a los empleados se les ofrecerá la posibilidad de integrarse en la nueva compañía, pero posiblemente en distintas ciudades.Desde Sanofi se insiste en que la empresa dispone de 58 moléculas en cartera que pueden convertirse en nuevos medicamentos en un corto periodo de tiempo y que por lo tanto van a requerir de los esfuerzos de toda la plantilla.Se espera en breve la llegada al mercado del nuevo fármaco de Sanofi contra la obesidad y el tabaquismo. Las condiciones impuestas para aprobar la fusión por la Comisión Europea no parecen que perjudiquen especialmente las posiciones de las farmacéuticas en España.

El papel de novartis

¿Cuál ha sido el papel que ha jugado Novartis en las negociaciones previas a la fusión? La multinacional suiza apareció como el posible caballero blanco que ayudaría a Aventis a hacer frente a una oferta inicial de Sanofi calificada de ridícula. Novartis admitió públicamente su interés por Aventis el 12 de marzo, condicionado a la neutralidad del Gobierno francés, y el 22 de abril aseguró que se sentaría a negociar. Su intervención en la lucha entre Aventis y Sanofi sólo ha servido para que Sanofi haya tenido que elevar su oferta por Aventis. Queda en entredicho su interés real por adquirir Aventis. En realidad, la compañía suiza no ha llegado nunca a poner sobre la mesa una oferta en firme por la farmacéutica francoalemana. Sus advertencias al Ejecutivo galo de no intervenir no han causado ningún efecto. Los accionistas de Novartis, en todo caso, respiraron ayer y la cotización de la compañía se elevó un 3,48%.

Dehecq presidente, el único cargo seguro

Jean Francois Dehecq será el presidente de la nueva Sanofi-Aventis. Es el único puesto seguro ofrecido ayer por las compañías en lo referente a los nombramientos del consejo de dirección. Este órgano estará compuesto por 17 miembros, ocho a propuesta de Aventis y otros ocho recomendados por Sanofi. Igor Landau, presidente de Aventis, queda como el gran perdedor de la batalla mantenida entre las compañías. No ostentará ningún cargo en la nueva empresa. Ayer apareció abatido en la presentación de la nueva compañía y sus intentos de frenar la oferta de Sanofi no han pasado de ser una pataleta. Aun así, varias agencias apuntaban ayer que Landau abandona la compañía tras recibir una suculenta indemnización. Por contra Dehecq aparece como el pequeño contrincante que ha podido con el gigante Goliat.

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