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Aldo Olcese

'El buen gobierno está aún a mitad de camino'

Tiene 47 años y es licenciado en Ciencias Económicas y Empresariales. Académico numerario de la Real Academia de Ciencias Económicas y Financieras, Aldo Olcese se sienta además en el consejo de un buen número de empresas

La Fundación de Estudios Financieros ha sido especialmente activa en el campo del buen gobierno. La institución que preside Aldo Olcese ha editado numerosos estudios sobre transparencia y buen gobierno corporativo en los que pulsa la opinión que sobre estos asuntos tiene el colectivo empresarial y financiero español.

Pregunta. Se habla mucho del buen gobierno de las empresas. ¿Pero existe una definición exacta sobre el término? ¿Qué es el buen gobierno?

Respuesta. En esto del buen gobierno parece que lo que no sea buen gobierno sea malo. Y yo creo que eso es un poco excesivo. El buen gobierno tal y como lo estamos entendiendo en estos momentos es un conjunto de prácticas de alta dirección en las empresas tendentes, en primer lugar, a mejorar la eficiencia de las empresas. En segundo lugar, a dotar de transparencia todos los procesos de gobierno de las empresas. Y en tercer lugar, y como consecuencia de las dos anteriores, a incrementar la seguridad y la protección de los accionistas. Hay que aclararlo porque hay mucha gente que pretende con el buen gobierno empezar la casa por el tejado y construir el buen gobierno en función de las necesidades de la protección de los inversores. Y yo creo que esa es una construcción equivocada. La protección del inversor debe ser consecuencia del trabajo bien hecho en el ámbito del buen gobierno y de la transparencia. No un fin en sí mismo.

'Las empresas empiezan a darse cuenta de que el buen gobierno, que nació como imposición, es algo que mejora la vida de las compañías y de sus gestores '

P. Sin embargo, la Ley de Transparencia se elaboró precisamente con el objetivo de proteger los derechos de los accionistas...

R. No podemos olvidar que el proceso de gobierno corporativo y transparencia tiene un origen estructural previo al de los escándalos financieros. De hecho la comisión Olivencia se creó antes de estos grandes escándalos. No debemos perder esa perspectiva, si bien es cierto que con los problemas el proceso se acelera y se agudiza en el sentido que deviene más urgente el dar soluciones, tanto por la parte de los reguladores y los supervisores como por la parte de las empresas. Es cierto que cuando surgen los escándalos los reguladores y los supervisores, presas del nerviosismo, de la inquietud y de la desconfianza, los reguladores reaccionan con preocupación y con el objetivo de intentar proteger a los accionistas. Eso se convierte un poco en el eslogan y lo que dirige las acciones de los supervisores y los reguladores.

P. Entonces, no sólo se debe pensar en proteger los intereses de los accionistas, sino que hay que ir a más.

R. Sí, porque si es sólo por una reacción ante los escándalos que llevan al cumplimiento de una serie de normas por parte de las empresas, entonces no habrá un convencimiento real. Así nadie estará convencido de que el buen gobierno redunde en un beneficio para la gestión de la empresa.

Yo prefiero plantearlo a la inversa porque es la manera de que las empresas reaccionen y pro activamente los dirigentes empresariales afronten el proceso de reforma e implantación de los principios del buen gobierno y de la transparencia como algo bueno para las empresas, independientemente de que, como consecuencia de ello, se mejore y se proteja más al accionista. Y eso es lo que puede producir una reacción pro activa de los dirigentes empresariales.

P. ¿En su opinión, las empresas españolas han asumido el buen gobierno como algo intrínsecamente beneficioso, o son más proclives a cumplir escrupulosamente con la ley?

R. El proceso que se inició hace un año se produjo claramente en un plano de reactividad. Dentro de ese proceso reactivo hay dos componentes. Uno, puro de respuesta obligada para recuperar la confianza de los mercados y cumplir con los deseos de los reguladores acuciados por la opinión pública y por los escándalos. Pero hay un también un componente muy importante, que es restablecer la confianza de cada empresa en los mercados. Por lo tanto, la reacción no ha sido sólo obligada sino también interesada.

P. ¿En qué momento del camino del buen gobierno se encuentran las empresas españolas?

R. Estamos a mitad de camino. Todavía no hemos llegado al convencimiento pleno de que estas nuevas pautas de comportamiento mejora rotundamente la eficiencia de las empresas. Y es el momento en el que casi todas las grandes empresas españolas ya han adoptado la reforma del buen gobierno y de la transparencia y muchas de ellas van más allá de lo que la normativa exige.

Empiezan a comprobar que algo que nació como una imposición y que iba a complicarle la existencia y a obligarle a dar una serie de informaciones que no quería dar y a reforzar una serie de elementos de la toma de decisiones que podían también hacer más difícil la vida a los gestores, se ha convertido en algo que no produce esos efectos.

Por el contrario, produce los efectos positivos de mejorar el gobierno de las empresas y de hacerle la vida más fácil a los gestores, porque no hay nada mejor que poder compartir con gente inteligente y preparada -como en términos generales puede haber en los consejos de administración- las grandes decisiones que hay que tomar para que las empresas vayan mejor.

juntas generales 'Hay que reforzar el papel de los accionistas'

P¿Hay aún espacio para elaborar nuevas normas en torno al buen gobierno?RYo creo que el proceso cerrado con la circular de la CNMV cumple con las aspiraciones de cualquiera. En la Fundación de Estudios Financieros, que hemos trabajado también con expertos del PSOE en estas materias, no hemos detectado que haya lagunas importantes en relación con el gobierno corporativo. Pero en cualquier caso corresponde ahora al nuevo Gobierno decirlo.P¿Cree que se debería reforzar el derecho de los accionistas para que puedan, por ejemplo, introducir puntos en el orden del día con un porcentaje de voto menor al que ahora se exige?RLa Fundación de Estudios Financieros está a punto de publicar una guía de principios para el buen funcionamiento de las juntas generales, igual que hicimos una guía de buen gobierno y transparencia y conflictos de interés. La guía pretende mejorar el funcionamiento de las juntas generales y con ello, mejorar y defender o preservar los intereses y los derechos de los accionistas. Creo que el proceso que ha tenido lugar en todo el mundo de flexibilizar, ampliar y mejorar los derechos de los accionistas, su representación e intervención en las juntas generales, ha redundado en un beneficio de las empresas y, lo que es más importante, de los gestores. No es lo mismo gestionar empresas donde las grandes decisiones estratégicas se asumen por juntas generales con representación y voto altísimos que sin ese apoyo.P¿Es posible que con el buen gobierno salgan ganen tanto el gestor como el accionista?RLa lucha de antagonismos es un espejismo. La apertura de los derechos de los accionistas hará también que los gestores estén más respaldados y más cómodos.

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