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Cinco sentidos

La emoción en la política

Los especialistas aseguran que el nuevo estilo de Zapatero, más dialogante y cercano a los ciudadanos, incorpora aspectos inéditos en la política española

Seamos realistas. No basta el talante, se requiere talento. José Luis Rodríguez Zapatero ha dado muestras sobradas de lo primero no sólo durante toda la campaña electoral, sino en los primeros días de la legislatura. La eficacia está por demostrar, pero los expertos en comunicación política reivindican también la importancia de los símbolos y las emociones en la política y auguran un gobierno mucho más fuerte del que nacería de la mera aritmética parlamentaria si Zapatero es capaz de mantener el tono de los primeros compases de su Gobierno.

Los consultores políticos perciben que la gente difícilmente se satura de lo emocional y subrayan que los constantes guiños a los ciudadanos, de los que están plagadas sus intervenciones, y la apelación a valores como el diálogo, la paz, la solidaridad, la bondad, la tolerancia o la humildad llegan mucho más directos que los sesudos discursos de economía. La sociedad española parece estar deseosa de que le hablen al corazón, no únicamente al bolsillo. Para hacerlo, Zapatero recurrió, entre otras cosas, a su ideario personal, extraído del testamento de su abuelo, cuando terminó su discurso de investidura con 'un ansia infinita de paz, el amor al bien y el mejoramiento social de los humildes'.

Aunque para sus detractores, Zapatero realiza sólo una política de gestos almibarados y 'se limita a cantar la melodía que le gusta a la gente' -como le recriminó el líder de la oposición, Mariano Rajoy, en el debate de investidura- quienes se dedican al análisis político subrayan la importancia de los gestos y de la empatía en la valoración de los políticos y, por tanto, en las urnas. Además, aseguran que la personalidad del nuevo presidente incorpora aspectos inéditos en la historia de la democracia española que podrían anticipar, incluso, una incipiente reconciliación de la ciudadanía con la política y el Parlamento.

La sociedad española parece estar deseosa de que le hablen al corazón, no únicamente al bolsillo

Los expertos creen que el problema es que el riesgo de desencanto es mayor si defrauda las expectativas

Algunos no salen todavía de su asombro ante su fulgurante ascensión, acompañada de una creciente visibilidad mediática y jaleada con un reconocimiento muy generalizado entre los creadores de opinión, cuando no hace tanto tiempo que no apostaban por él ni siquiera dentro de su partido. ¿El secreto? 'Ha sido capaz de sintonizar con los ciudadanos en la campaña electoral, de trasladar incólume su discurso electoral al Parlamento en la sesión de investidura e, inmediatamente, llevar sus promesas al terreno de los hechos en su acción de Gobierno', explica Jesús Monroy, consultor de la CEOE, que considera que 'Zapatero no ha necesitado ni 100 días de gracia para ganar credibilidad'.

'No se recuerda en ningún dirigente una relación tan rápida y directa entre promesa y realidad', afirma Pere Oriol-Costa, catedrático de Comunicación Política de la Autónoma de Barcelona. 'Creo que los ciudadanos tienen una sensación clara de que este político es diferente de lo anterior, con un comienzo de gobierno espectacularmente práctico', subraya el consultor político José Luis Sanchís. 'Está demostrando que el carisma del gobernante existe y que puede adquirirse como consecuencia casi automática del ejercicio del poder', opina Xavier Roch, también consultor político.

La decisión de retirada de las tropas españolas en Irak apenas 35 horas después de estrenar cargo es, de hecho, la actuación más valorada por los especialistas desde el punto de vista de ganancia de credibilidad ante los ciudadanos, una prueba palpable de que 'lo que se dice se hace'.

'El problema es que el riesgo de desencanto es mayor porque las expectativas se han situado muy arriba. El que proyecte más credibilidad aumenta las exigencias de información por parte de la ciudadanía, ése es el precio que tendrá que pagar Zapatero por ese plus de credibilidad', advierte Sanchís.

Oriol-Costa no está tan de acuerdo con la hipótesis del peligro de mayor desencanto cuando los buenos deseos empiecen a chocar con la realidad. 'La gente está acostumbrada a que los políticos no hagan lo que los ciudadanos piden. Ya se conforman con, al menos, no repudiar lo que se hace'. 'A la hora de valorar a un político la gente sigue apreciando mucho la cercanía. Hay quienes son capaces de construirla. A Zapatero le sale de dentro', destaca el catedrático.

En este sentido, Monroy destaca el mensaje clave de Zapatero en la noche electoral: 'El poder no va a cambiarme'. 'Fue la más clara muestra de cercanía'.

Las elecciones europeas como prueba

Los expertos creen que las primeras actuaciones de Zapatero van a dar ya resultados en las elecciones europeas. Sanchís pronostica que el PSOE logrará más votos que en las generales y que en las próximas encuestas de opinión sobre valoración de líderes 'Zapatero superará el 50%, por encima de los votos obtenidos el 14-M'.Aun así, todos coinciden en que buena parte del 'efecto ZP' deriva del contraste con su antecesor. 'Las cualidades de Zapatero, discutidas por muchos como insuficientes, consiguieron situarse en la centralidad más absoluta como consecuencia de la exageración y la radicalización de Aznar', explica Roch.Pero quienes analizaron el debate de investidura tampoco pierden de vista la figura del líder de la oposición, Mariano Rajoy, a quien consideran digno contrincante de Zapatero en el nuevo estilo político, 'alejado del dogmatismo amenazador de Aznar', según Oriol-Costa.'La frescura y elegancia de Rajoy anuncia una nueva etapa en el parlamentarismo', afirma Monroy.

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