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CincoSentidos

La Europa de Babel

La UE pasará de 11 a 20 lenguas oficiales en mayo. La maraña de servicios de traducción se enreda aún más.

La cuenta atrás para la ampliación de la Unión Europea a 25 miembros significa la aceleración de una carrera de fondo que los servicios de traducción e interpretación de las instituciones comunitarias empezaron hace ya seis años. En los pasillos de las instituciones de Bruselas o Luxemburgo pasarán de oírse 11 lenguas a 20 a partir del 1 de mayo, un aumento del 82%.

Diez son los países de la mayor ampliación de la UE: Estonia, Letonia, Lituania, Polonia, Chequia, Eslovaquia, Hungría, Eslovenia, Chipre y Malta. Para 2007 se espera a Bulgaria y Rumania, con sus respectivas lenguas, que darían un total de 22. Si con 11 lenguas existen 110 combinaciones de traducción posibles, con 22 lenguas se llega a las 462 combinaciones lingüísticas.

Dentro de las que serán lenguas oficiales hay algunas tan minoritarias como el maltés, que hablan los 390.000 habitantes de esta isla del Mediterráneo, o el estonio, cuyos hablantes no superan el millón y medio. Los traductores de estas lenguas escasean, un escollo que la UE reconoce. En Malta, por ejemplo, no existe Facultad de Traducción.

José Gallego Pelegrín resopla antes de explicar el inmenso organigrama de los servicios lingüísticos de la UE: 'Es muy complicado, lo sé', dice. Es el representante en Madrid de la Dirección General de Traducción de la Comisión Europea, que es la institución con el servicio lingüístico más voluminoso: unos 1.300 contratados, aunque deriven el 20% de su trabajo a personal autónomo. Uno de cada ocho funcionarios de la UE pertenecen a los servicios de idiomas.

Gallego, que anda inmerso en el aprendizaje del polaco, asegura que 'el reto es garantizar el multilingüismo', aunque la mayoría de la documentación, toda la interinstitucional, no se traduce más que a las tres lenguas vehículares: inglés, francés y alemán. Los documentos originales están en un 60% en inglés, un 29% en francés y sólo un 5% en alemán.

Lo que sí se está traduciendo desde hace ya cuatro años es el grueso de la legislación de la Unión, que alcanza las 85.000 páginas. José Gallego matiza que no se suele hacer, por ejemplo, traducción del estonio al español, sino a través del inglés. Un error en la cadena de traducción puede resultar desastroso.

Los intérpretes son otros de los peones imprescindibles en esta construcción de Babel. Realizan traducciones simultáneas en conferencias o en el Parlamento Europeo. La ampliación significará más cabinas y una media de unos 40 intérpretes por cada una de las nuevas lenguas. Una cifra a sumar a los alrededor de 800 intérpretes que están ya disponibles sólo en Bruselas. Los nueve servicios de traducción y los tres de interpretación de la UE, con sus departamentos por lenguas y especialidades, forman una red tupida y cuestionada.

¿Es sostenible y necesario un esfuerzo y gasto de tales dimensiones? Los servicios de idiomas de la UE se llevan casi el 1% del presupuesto comunitario. Fuentes de la Comisión ponen en cuestión este modelo lingüístico de acumulación: 'Es un tema tan delicado que no se debate y es imposible que todas las lenguas estén en el mismo rango. Para camuflarlo se utiliza el eufemismo de lenguas vehiculares, que acaba por ser sólo el inglés'.

Sin embargo, para los funcionarios de los países pequeños entrantes es crucial disponer de documentación en su idioma, pues los retrasos en la traducción de materiales de trabajo les supone una desventaja en las negociaciones.

Uno de los problemas que se apuntan es que no existe distinción entre lenguas oficiales y de trabajo, además de que las regionales -incluido el catalán, que el Gobierno español plantea incorporar a la Unión- quedan relegadas a no oficiales.

Los esperantistas insisten en que su lengua, creada con vocación de idioma neutral, es la solución. La UE financia un organismo que investiga sus posibilidades, pero su artificialidad le resta puntos a ojos de lingüistas y no pasa de la anécdota en ámbitos oficiales. Mientras, el inglés sigue avanzando como lingua franca del siglo XXI.

85.000 páginas de legislación comunitaria se están traduciendo a cada una de las lenguas

Literatura y patentes, el filón de la traducción

La empresa española de traducción Celer Pawlowsky acaba de ganar un concurso de la UE para traducir textos técnicos de propiedad intelectual e industrial desde los idiomas de los nuevos países al inglés. La UE pide garantías astronómicas a las empresas con las que trabaja: hasta 400.000 euros de póliza de responsabilidad civil para garantizar una traducción y altas penalizaciones económicas por errores.Las traducciones directas entre el español y estos idiomas son escasas: todo a través del inglés. Celer ha aumentado un 25% en el último año su volumen de negocio con el este europeo. Especializados en traducir patentes y documentación de electromedicina y laboratorios, la responsable de ventas, Marina Marugán, asegura que el 'impresionante' aumento de la demanda ha llevado a que en 'estos países se compita con precios 10 veces menores a los del mercado'. Pero la bonanza que trae consigo la ampliación afecta también a los traductores literarios. Editoriales pequeñas e independientes como Acantilado o Metáfora se han volcado en la edición de obras de autores de Europa Oriental.Luisa Fernanda Garrido, traductora de serbocroata y vicesecretaria de la sección de traductores de la Asociación Colegial de Escritores, vincula esta tendencia con un proceso que empezó con la caída del muro de Berlín. Aún son pocos los traductores literarios de estas lenguas, especialmente de los países bálticos, lo que da lugar a las perjudiciales traducciones indirectas. Garrido defiende la originalidad de unas literaturas poco corrompidas por el mercado.

Las cifras

1.000 millones de euros es el coste anual aproximado de todos los servicios lingüísticos de la UE, lo que supone cerca de un 1% del presupuesto total. Dividido entre el número total de habitantes, supone unos dos euros por persona.40% es el porcentaje de incre-mento anual del número de páginas por traducir, sólo por la Comisión Europea. En 2005 se prevé que se traduzcan 2,370.000 páginas.60 es la cifra estimada de traductores por cada una de las nueve lenguas nuevas que la Comisión Europea prevé tener en 2006.

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