Sobriedad en la federación del calzado
Rafael Calvo guarda en su despacho dos baterías para el carrito eléctrico en el que lleva la bolsa con sus palos cuando sale a jugar al campo de golf. 'Antes tenía las batería en la estantería, pero como parecen unas bombas, las he bajado un poco para que estén menos a la vista'.
Calvo refleja en su principal afición, jugar al golf, algunos rasgos de su personalidad. 'Juego solo y muy rápido, en tres horas y diez minutos hago los 18 hoyos -un jugador medio suele emplear unas cuatro horas-, y nunca voy los fines de semana'. 'A veces', aclara, 'también prefiero cambiarme en el parking del club para ir más deprisa y evitar perder el tiempo en el vestuario'. Del coche al campo.
Rápido, directo y organizado. 'No puedo estar en un sitio sin hacer nada'. Afirma. Si a medio día ya no tiene trabajo que hacer en el despacho, Calvo se va a practicar su afición favorita. 'Mientras juego pienso en estrategias y también, por ejemplo, mientras veo la televisión se me puede ocurrir una idea', explica.
'En el despacho estoy lo justo para dar directrices y controlar los resultados sin imponer un horario fijo'
Al presidente de la FICE le gusta utilizar un símil para explicar el tiempo que dedica a su tarea: 'si a un presidente como George W. Bush le basta con 24 horas para llevar un país como los EE UU, creo que a mi me bastará con menos horas'.
Preside la Federación de Industrias del Calzado Español (FICE) y, entre otras instituciones, también la feria internacional Modacalzado. El lema que le ha acompañado durante toda su carrera profesional es 'orden y disciplina'. Rafael Calvo ocupa un despacho de la FICE en la madrileña calle Nuñez de Balboa. Salvo unos carteles publicitarios dejados casi por azar, nada hay en este espacio que denote la pertenencia de su habitante a un sector tan apegado al último grito y a la creatividad como es la moda del calzado. Calvo es, ante todo, un hombre que cree a ultranza en la dirección por objetivos, 'me fijo objetivos y mi trabajo es conseguirlos' y los sentimientos los deja para su ámbito más privado, 'nunca me involucro a nivel emocional', afirma. Su despacho es, por tanto, más parecido a un centro de operaciones tácticas que a un lugar de lucimiento del cargo.
'En el despacho estoy lo suficiente', señala. Y por suficiente entiende 'para dar las directrices y controlar los resultados y no creo que esto necesite un horario fijo'. Una mesa de trabajo, ni grande ni pequeña, pero llena de papeles protagoniza la estancia. ¿Recuerdos? Las estatuillas y placas por los premios que ha recibido en su trabajo se acumulan sobre una repisa y afirma rotundo, 'no me planteo llevármelos a casa'. 'Me entrego en cuerpo y alma a mi trabajo, pero considero un error esperar agradecimiento', aclara. No es amigo de premios, ni de homenajes, aunque respeta y valora a quienes los conceden, y a pesar de no sentir apego por los objetos, lo cierto es que da la impresión de ser de esas personas que guardan todo. Como esos guantes de boxeo que asoman por una de las estanterías. 'Son un regalo de un amigo empresario alemán, los envió por correo y ahí se quedaron', explica sin querer darle mayor importancia al hecho de que entre libros y carpetas repose este curioso detalle para un despacho.
A Calvo, lo que más le regalan son, evidentemente, zapatos. 'Se los pido a mis amigos, que los hacen muy bien' explica con orgullo de sector. Se reconoce amante de los modelos clásicos tanto en calzado como en ropa, sin embargo, el presidente de la FICE no responde a lo que la generalidad entiende por moda clásica. 'Me fastidia que las mujeres puedan vestir como les da la gana y los hombres tengamos que llevar siempre corbata' dice en tono distendido y para justificar que una de sus opciones favoritas para vestir a diario sean las prendas de cuello alto y americana.
Aunque su labor siempre ha estado enmarcada en la gestión empresarial, este abogado de formación, curtido en la negociación laboral de los difíciles años de la transición, tiene una visión personal muy clara de por donde deben ir las tendencias del calzado. 'El futuro pasa por el zapato de tiempo libre, por la innovación de los materiales y el confort'. Del 26 al 28 de marzo pasado, se celebró en Madrid el salón Modacalzado dentro de la feria Iberpiel. Para Calvo, la feria funcionó bien, pero 'no tan bien como hubiera sido deseable'. Ni el mal tiempo, ni el hecho de que Madrid se haya convertido en objetivo del terrorismo ayudaron a animar a los visitantes. En general, 'el sector no va mal, pero se necesita hacer más esfuerzos', explica. El consumo interno mejora a pesar de que China se ha convertido en un fuerte competidor. 'Somos un sector exportador y esto no nos asusta, al contrario, nos gusta la competencia', aclara. En el exterior, el made in Italy, tiene un peso más fuerte que el made in Spain. Iniciativas en el ámbito parlamentario, más apoyo a la innovación y más dinero son necesarios para reorientar el sector una vez que el Plan Global de Moda, aprobado a finales de 2001, 'ha cubierto ya una etapa y sus resultados podían haber sido mejores', valora el presidente de la FICE.
18 hoyos en tres horas y diez minutos
Rafael Calvo guarda en su despacho dos baterías para el carrito eléctrico en el que lleva la bolsa con sus palos cuando sale a jugar al campo de golf. 'Antes tenía las batería en la estantería, pero como parecen unas bombas, las he bajado un poco para que estén menos a la vista'.Calvo refleja en su principal afición, jugar al golf, algunos rasgos de su personalidad. 'Juego solo y muy rápido, en tres horas y diez minutos hago los 18 hoyos -un jugador medio suele emplear unas cuatro horas-, y nunca voy los fines de semana'. 'A veces', aclara, 'también prefiero cambiarme en el parking del club para ir más deprisa y evitar perder el tiempo en el vestuario'. Del coche al campo.Rápido, directo y organizado. 'No puedo estar en un sitio sin hacer nada'. Afirma. Si a medio día ya no tiene trabajo que hacer en el despacho, Calvo se va a practicar su afición favorita. 'Mientras juego pienso en estrategias y también, por ejemplo, mientras veo la televisión se me puede ocurrir una idea', explica.Al presidente de la FICE le gusta utilizar un símil para explicar el tiempo que dedica a su tarea: 'si a un presidente como George W. Bush le basta con 24 horas para llevar un país como los EE UU, creo que a mi me bastará con menos horas'.