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Inmobiliario

32 cines de Madrid podrán convertirse en teatros o tiendas de moda

Un total de 32 salas de cine del centro de Madrid que acogen 81 pantallas podrán cambiar su uso con la nueva normativa municipal que el ayuntamiento prevé poner en marcha. La medida, aplaudida por los empresarios del sector, permitirá que los cines menos rentables se conviertan en multicines, teatros o tiendas de moda, siempre que respeten la fachada y la arquitectura esté protegida.

La Sociedad de Empresarios de Cine de España (Secies) ha recibido 'con júbilo' la noticia de que el Ayuntamiento de Madrid permitirá el cambio de uso de los edificios o locales hasta ahora vinculados a la actividad de la exhibición cinematográfica. Esta medida, que afecta a 32 cines que acogen un total de 81 salas, obedece a un convenio firmado por la citada sociedad, el ayuntamiento y el CEIM, en abril del año pasado, 'después de múltiples peticiones e informes con el objeto de modificar el Plan General de Ordenación Urbana', según fuentes de la Secies.

El cambio de uso de los cines permitirá que estos locales, una gran parte de ellos protegidos en la totalidad o alguna de sus partes, se conviertan en multisalas, restaurantes, teatros o establecimientos comerciales. Hasta ahora no podían ser utilizados más que para la exhibición cinematográfica pero a partir de ahora podrán adaptarse a las nuevas necesidades del mercado, siempre y cuando respeten aquellos elementos que están protegidos desde el punto de vista decorativo o arquitectónico (vestíbulos de mármol, plafones en el techo o lámparas de valor artístico). El cambio se admitirá sólo dentro del sector terciario.

Los nuevos hábitos por parte del público y la huida de gran número de espectadores hacia otros complejos más modernos de las afueras de la ciudad han hecho que una gran parte de estos antiguos cines pierdan competitividad e incluso echen el cierre al no poder cambiar de actividad.

El objetivo de la medida aprobada es evitar el cierre de las grandes salas dándoles otros usos comerciales

Según la Secies, la futura reconversión de las salas no significa ningún deterioro de la oferta cinematográfica en los ejes protegidos de la capital, es decir, la Gran Vía, la calle Fuencarral y el barrio de Salamanca.

Los primeros cines en sufrir las consecuencias de las nuevas medidas municipales, que deberán ser aprobadas en un plazo de dos meses por la Consejería de Medio Ambiente y Ordenación del Territorio, son los cines Fuencarral, Rialto y tres minicines que no tienen relevancia arquitectónica. Tanto el Rialto como el Fuencarral, el Carlos III y el Bristol han cerrado sus puertas en los últimos tiempos por falta de rentabilidad.

Medida adaptada a los nuevos tiempos

Según Mariano Góngora, vicepresidente de la Sociedad de Empresarios de Cine de España y gestor del Real Cinema y del Paz, esta medida que califica de 'positiva', beneficia a todos. 'Hay que estar con la evolución de los tiempos y los planes urbanísticos tienen que adaptarse a la realidad del momento', señala.

El origen de la actual situación de la exhibición cinematográfica hay que buscarlo es la década de los setenta, explica Mariano Góngora. 'Con la crisis del terror nocturno que hubo, se cerraron muchos cines de barrio porque estaban en lugares aislados y la gente tenía miedo de ir por la noche; así que dejaron de ser rentables'. Algunos cambiaron de actividad, como el Beatriz que se reconvirtió en un restaurante (Teatriz), el Eslava, mudado en discoteca, y algunos otros que adaptaron su espacio al negocio del bingo.

'La mayoría de los que sobrevivieron están en la Gran Vía, el barrio de Salamanca y la zona de Fuencarral. En los planes urbanísticos de 1992 y 1997 se aseguraron estos tres ejes cinematográfico protegiendo los edificios y manteniendo el uso exclusivo de la actividad de cine', apunta Góngora.

Según el vicepresidente de la Secies, los empresarios del sector siempre han estado en contra de esta 'confiscación del uso de actividad' de las salas de exhibición.

æscaron;ltimo adiós al cine de estreno

En paralelo al nacimiento de los complejos cinematográficos ubicados en el extrarradio de la ciudad se produce un cambio en el tipo de explotación del negocio de la exhibición. Hace poco más de una década, las grandes salas de la Gran Vía, Fuencarral y el barrio de Salamanca mantenían el privilegio de ser cines de estreno, donde se pasaban en exclusiva y durante un cierto periodo de tiempo las películas que luego se exhibían en otras salas. Cuando se empieza a estrenar simultáneamente en múltiples salas, las que están en estos tres ejes protegidos empiezan a decaer. Como dice Mariano Góngora, 'los cines de la Gran Vía se convierten en cines de barrio'.La llegada de Kinépolis marcó un punto de inflexión, según el vicepresidente de la Sociedad de Empresarios de Cine de España. Ahora las pantallas de Kinépolis recaudan casi el doble que todos los cines de la Gran Vía juntos.Además, las nuevas técnicas sonoras se adaptan mejor a las salas modernas, mientras que reverberan en muchos de los cines antiguos provistos de arañas espléndidas y mármoles espectaculares. 'Las salas nuevas tienen una arquitectura más adecuada', puntualiza Góngora. 'Al cambiar el uso, si estos espacios se adaptan a comercios o restaurantes, el público podrá admirar mejor su decoración y diseño'.Una de las opciones que se abren para hacer rentables estos cines es la posibilidad de convertirlos en multisalas. Los cines Madrid, por ejemplo, tienen un proyecto para pasar de cuatro a 18 salas. Pero esta medida llega con retraso, según Góngora, ya que el público tiene el hábito de ir a los multiplexes de las afueras. No obstante, cree que la Gran Vía mantendrá su glamour aunque reconvertida en centro teatral.

Grupos empresariales Los grandes mitos de la pantalla

Cinesa, filial de la multinacional estadounidense UCI, es una de las empresas exhibidoras presentes en el centro de Madrid. Tiene contratos de gestión para explotar el Capitol y el Gran Vía, ambos propiedad de una sociedad denominada Huci. También tiene un contrato de alquiler a largo plazo en el Proyecciones, propiedad de Realia. Precisamente en este cine acaba de acometer una gran obra para habilitar ocho salas con un aforo total de 1.800 butacas.El empresario Bautista Soler es uno de los pesos pesados en la exhibición tradicional madrileña con cines como el palacio de la Música, el Lope de vega (ahora teatro musical), el Avenida y el Coliseum.La familia Reyzábal figura entre los más emblemáticos empresarios del sector con cines como el Callao, el palacio de la Prensa y el ya cerrado Carlos III.El antiguo cine Salamanca fue uno de los que marcaron la pauta cuando hace unos años se reconvirtió en una gran tienda de la cadena C&A, aunque conserva la estructura de la antigua sala.

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