La agenda personal de Greenspan
La condición humana es frágil. Las ambiciones, los miedos y las obsesiones personales, ésas que nunca se dicen pero que los demás sí notan, influyen y distorsionan las decisiones de cada uno. Seamos un honrado trabajador, un delincuente o una autoridad a nivel mundial. Todo el mundo está de acuerdo en que las elecciones de noviembre que se celebrarán en Estados Unidos suponen un condicionante para la política monetaria a practicar por la Reserva Federal. Pero, ¿qué hay de Alan Greenspan y su agenda personal?
En este sentido, algunos analistas señalan que el actual presidente de la Reserva Federal puede estar condicionado por cómo va a pasar a la historia. Si aguanta hasta mediados de 2006, será el más longevo en la historia de la autoridad monetaria de Estados Unidos. Su mandato actual termina en junio de este año, pero el presidente George Bush ya ha anunciado su intención de renovarle. El mandato como vocal termina en enero de 2006, pero es probable que el Congreso no nombre un a un sustituto inmediatamente, dado que ello implicaría sustituir también al presidente.
De forma paralela, no es de extrañar que Greenspan prefiera ser recordado como el hombre que ayudó a Estados Unidos a recuperarse de una de las mayores crisis bursátiles de la historia. No sólo pudo reparar las consecuencias de la crisis de la deuda rusa, sino que limitó las derivadas del estallido de la burbuja y encarriló la economía en un tiempo récord, teniendo en cuenta el exceso de capacidad productiva y la virulencia de la crisis en los precios de los activos.
Esta es, claro, una visión un tanto voluntarista, pues los partidarios de Greenspan, que eran legión, han disminuido a medida que surgían dudas sobre la sostenibilidad de la recuperación. Lo que debe importar al inversor no es hasta qué punto estas disquisiciones, sino cómo pueden influir en la política monetaria. Si Alan Greenspan se deja seducir por ellas, se resistirá antes de elevar los tipos de interés.