Alpes vivos en el confín de Italia
El alcalde de Macugnaga cuenta leyendas de gnomos con los pies al revés junto a un árbol siete veces centenario y una iglesia igual de antigua en la que muchas lápidas se colocan en la pared sin tumba alguna. Son el recuerdo de los desaparecidos en la montaña, el imponente Monte Rosa que ha atraído a viajeros desde antes de que aquí se afincaran los primeros colonos walser, de cultura germánica, en el siglo XIII.
De los walser ha quedado la cultura, en menor medida la lengua y, sobre todo, la bella arquitectura en madera y piedra que distingue a este pacífico conjunto de aldeas al norte del Piamonte italiano, al borde de Suiza y no muy lejos de Francia. Algunas de sus casas y establos de los siglos XVI y XVII siguen en pie y en buen estado, con un estilo continuado hasta hoy.
Pero el gran atractivo del lugar fue, es y será la grandeza de la montaña, fascinante para esquiadores, alpinistas y todo tipo de aventureros en invierno o verano.
La punta Duffour, la cima del Monte Rosa es, con 4.638 metros, la segunda más alta de los Alpes, sólo 170 menos que el cercano Mont Blanc. El macizo del Monte Rosa (el nombre no se refiere al color que toma al alba y al atardecer, sino que significa glaciar en la lengua patois) ofrece una veintena de puntas por encima de los 4.000 metros, una pared este de impresionante verticalidad (dos kilómetros de desnivel) y el extenso glaciar del Bervedere, que avanza hacia el valle 100 metros al año. Este recorrido ha formado el Lago Efímero, así llamado porque está condenado a desaparecer o cuanto menos a transformarse según se desplacen los hielos, pero que llega a ocupar 166.000 metros cuadrados.
El macizo del Monte Rosa da vida a siete valles, cinco en Italia y dos en Suiza. Para los esquiadores es una oferta cómoda y poco masificada, con pistas de hasta siete kilómetros de longitud y todas las facilidades para practicar cualquier actividad en la nieve, en muy buen estado cuanto menos entre noviembre y abril. El final de la primavera descubre otro Monte Rosa, el que apasiona a excursionistas y montañeros.
La montaña es un poderoso imán que no oculta otros encantos turísticos. A tiro de excursión se encuentra el distrito de los lagos (Mayor, Orta y Mergozzo), con sus fastuosos palacios insulares, y los seis valles de Ossola. Cuentan que se puede esquiar en la nieve y bañarse en un lago el mismo día, siempre que no se sea friolero, claro.
Guía para el viajero
Cómo llegar dormir y comer para esquiar en internetIberia, Alitalia y Air Europa vuelan a diario a Milan-Malpensa; e Iberia a Turín. Por la autovía E62, hacia el norte, se toma la carretera 549 hasta Macugnaga. Este municipio consta de cinco aldeas. Staffa es la central y Pecetto, la más cercana a las pistas de esquí.En Staffa, Residence Cima Jazzi (teléfono: 0324 65847) ofrece cómodos apartamentos. También Albergo Macugnaga (0324 65005). En Pecetto, Hotel Cristallo (0324 65139) y Residence Weissthor (0324 649007).Hay buenos restaurantes alrededor de la plaza central de Staffa. Es buena idea comer o cenar en refugios de alta montaña como el Weng-wald Hutte, en Belvedere.Desde Staffa sale un teleférico al paso del Monte Moro, en lado suizo, y junto a su salida se puede alquilar todo lo necesario para practicar deportes. Hay varias escuelas de esquí.Información turística: www.macugnaga.it. Sobre el Monte Rosa y alrededores: www.monterosa4000.it