Alierta entierra la 'creación de valor para el accionista' de Villalonga
Telefónica ha estrenado un nuevo reglamento del consejo de administración y la principal novedad de la era Alierta es el destierro del concepto que reinó durante la presidencia de Villalonga: la creación de valor para el accionista.
Son 30 páginas de desarrollo de los deberes y misiones del consejo de administración de Telefónica y la consigna de que su reto es 'maximizar el valor para el accionista' no aparece en ninguna de ellas. El nuevo reglamento aprobado el miércoles por César Alierta y sus consejeros marca así las distancias y una drástica diferencia con el de su antecesor en la presidencia de la operadora, Juan Villalonga.
El nuevo reglamento del consejo viene a sustituir al aprobado el 22 de julio de 1998, en el que la visión de su creador sobre cómo y para qué gestionar una compañía estaba claramente plasmada y pasaba necesariamente por elevar la cotización en Bolsa. En un articulado de 45 puntos, el sexto ya estaba dedicado a ello y llevaba por título Creación de valor para el accionista, que era la misión fundamental del consejo. De hecho, el máximo órgano de administración no sólo debía tener como objetivo principal esta máxima, sino que tenía que asegurarse de que la dirección también lo hiciera y de que tuviera 'los incentivos correctos para lograrlo'.
En el reglamento de Alierta estas menciones, simplemente, desaparecen. El artículo 6 cambia de título y se redenomina como Funciones del consejo de administración en relación con las empresas del grupo, en atención a la nueva estructura de Telefónica y de sus tres filiales cotizadas.
Lo más parecido que existe en la versión renovada a la consigna de Villalonga es un 'maximizar el valor de la compañía', en el artículo 7, aunque el contexto invita más a pensar en la mejora de resultados financieros que en la subida de la acción.
Quizá lo más elocuente del cambio está en el punto 2 del artículo 7. 'El consejo de administración aprobará una política de plena información y transparencia frente a los mercados, velando por una correcta fijación de los precios de las acciones de la compañía', dice el texto. Ninguna referencia, por tanto, a maximizar el valor.
Otro giro radical está en la remuneración del consejo. Villalonga dejó claro que el salario de los administradores debía favorecer las modalidades que vincularan 'una parte significativa de la retribución a los resultados de la compañía y a la creación de valor', en clara alusión a las stock options. Alierta ha suprimido esa frase.
La remuneración de los consejeros ya no debe estar ligada a la cotización