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Tribuna
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Continuismo y más diálogo

Estas deben ser a mi entender las líneas de la política económica que debe afrontar el nuevo Gobierno español: continuismo y más diálogo.

No hay duda que el gran logro del Gobierno saliente ha sido el mantenimiento en lo fundamental de la política económica diseñada por el ministro Solbes, especialmente dirigida a conseguir la convergencia con Europa y conseguir la inclusión de España en la Europa Monetaria. Fiel a las líneas de los pactos de estabilidad de la UE, la continuidad y profundización de esta política por parte de Rodrigo Rato ha llevado a España a un más que satisfactorio cumplimiento de los compromisos con la Unión. æpermil;xito indudable que ha hecho que España estuviera en los últimos años entre los países de la UE con mayor crecimiento.

Sin embargo, este crecimiento está amenazado si no se realizan algunos ajustes imprescindibles que resultan de las debilidades en las que se ha basado (crecimiento del consumo y de la construcción) y de los condicionantes que la actual coyuntura política y económica requiere.

El gran logro del Gobierno saliente ha sido mantener en lo fundamental la política económica diseñada por Solbes

Desde la óptica de la demanda interior, el consumo de las familias ha seguido creciendo (3% en 2003) al igual que lo ha hecho la demanda de construcción (3,7%). Sin embargo, es bien conocido que el aumento del consumo de las familias se está realizando a cuenta de un fuerte endeudamiento de las mismas que está aprovechando los bajos tipos de interés. Datos recientes del INE muestran que el 56,2% de las familias tiene dificultades para llegar a final de mes y el ahorro familiar ha descendido tres puntos en los últimos tres años.

El sector de la construcción parece empezar a dar señales de haber tocado techo. Datos recientes muestran un crecimiento estabilizado del consumo de cemento y las propuestas del programa socialista abogan más por una salida al mercado de las viviendas infrautilizadas que no al apoyo en nueva construcción. En 2002 se estimaba la existencia de 6,7 millones de viviendas infrautilizadas en España.

Otro problema inmediato es el que se observa desde la perspectiva de la oferta. La industria continúa mostrando un tono poco animoso y el sector servicios puede cambiar su buen tono general si los recientes acontecimientos terroristas influyen negativamente en el turismo extranjero. Recordemos que el año anterior el sector se salvó gracias a la demanda interior.

Otra debilidad que afecta al futuro de nuestra economía la señala el hecho de que España puede dejar de ingresar a partir de 2007 buena parte de las ayudas procedentes de la UE, que en 2002 equivalieron al 1,3 % del PIB español.

¿Qué propone el Partido Socialista para reconducir en los próximos años la economía española?

El eje principal de sus propuestas gira en torno a propiciar un crecimiento económico estable y sostenido que contribuya a la mejora de la productividad y la competitividad empresarial. Este modelo implica una mayor dinamización social apoyando aquellos sectores que aporten mayor valor añadido y más inversión en capital humano y tecnológico. En la actualidad la productividad está estancada en tasas de crecimiento del 0,6%. El objetivo socialista establece aumentar la tasa de productividad hasta niveles del 1,5 y 2% es decir, las mismas que existían hace ahora 8 años. Este crecimiento de la productividad permitirá elevar en el mismo nivel el gasto social, uno de los ejes principales del programa socialista.

Para que el crecimiento de la productividad sea efectivo el nuevo Gobierno deberá promover una mayor inversión productiva y apoyar el ahorro interno, público y privado. En la actualidad España se sitúa a la cola de Europa en cuanto a inversión en capital tecnológico. Por ello las empresas deberían aprovechar la coyuntura actual de un euro fuerte para modernizar sus procesos productivos incorporando las más modernas tecnologías. Y el Gobierno deberá crear un entorno propicio para la innovación, apoyar una mayor colaboración entre el mundo académico y empresarial e incentivar el comportamiento innovador de los agentes económicos apoyando sus iniciativas y aumentando los fondos públicos dedicados a I+D.

Finalmente querría resaltar el compromiso del programa socialista al respeto a la libertad económica. Las declaraciones del futuro presidente del Gobierno confirman este compromiso al anunciar su rechazo a intervenir en el ámbito de las empresas privadas. En este sentido habrá que comprobar si el nuevo Gobierno es capaz de impulsar la competencia real en los mercados factor determinante del crecimiento de la economía.

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