Aznar se despide de los líderes europeos en un clima marcado por la frialdad
'Mucha suerte y mucho éxito', deseó ayer José María Aznar a sus 'colegas y amigos' del Consejo Europeo. Era su trigésimo sexta y última cita con unos líderes de la Unión Europea que le despidieron después de ocho años con absoluta corrección diplomática, pero con gélida actitud personal.
Hasta pronto!', se esforzó en español el irlandés Bertie Ahern, presidente de turno de la UE, para despedir a José María Aznar. Fue casi el único gesto levemente humano en la despedida, vacía de emoción, que remató las dos últimas jornadas de Aznar en Bruselas. El habitual aplauso al líder saliente puso fin a ochos años de presencia de Aznar en el Consejo Europeo.
æpermil;l no buscó las despedidas efusivas; nadie, salvo el británico Tony Blair y el polaco Leszek Miller, parecía dispuesto a ellas. 'Aznar es siempre así y no iba a cambiar el último día', justificaban fuentes de la delegación española. Miller le abrazó en la primera jornada del Consejo; el canciller austriaco, Wolfgang Schüssel, departió con él amigablemente. Y Aznar no se vengó por la relativa distancia que mantuvo el primer ministro británico, mucho más atraído por la presencia del secretario general de la UE, el socialista Javier Solana.
'Tony Blair es de los líderes que merecen la pena en Europa', fue la última sentencia de Aznar tras su último Consejo Europeo.
El todavía presidente pide que se mantenga el poder de España
El resto de delegaciones guardaba un respeto diplomático, a pesar de la dureza de las palabras con la que algunas han juzgado en los últimos días la supuesta 'labor antieuropea' de Aznar. Las heridas de la división provocada por la guerra de Irak apenas comienzan a restañar, y no pocos culpan a Aznar del bloqueo de la Constitución europea.
La portada de ayer de la versión europea del Financial Times, omnipresente en las dependencias comunitarias, no contribuyó a mejorar la actitud hacia el presidente español. 'Crece en la UE la crítica contra Aznar', zahería un titular a seis columnas en las que se recapitulaba el fiasco de la gestión del Gobierno español tras los atentados del 11 de marzo.
'Las relaciones personales son importantes en todos los terrenos', reconoció Aznar al final del Consejo. 'Pero lo que cuenta es defender los intereses de un país'. El presidente en funciones no intervino en la cena de anteanoche durante el debate sobre la Constitución europea. Su posición no coincide con la del futuro Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero, partidario de negociar un nuevo sistema de voto basado en la mayoría de población y estados. 'Aznar se ha portado como un auténtico jefe de Estado', agradeció su silencio el canciller alemán, Gerhard Schröder, firme partidario del nuevo modelo de voto que incorporará la Constitución.
En rueda de prensa, Aznar no fue tan comedido. 'Me voy dejando a España en la mejor posición institucional que ha tenido', dijo en alusión al reparto de poder pactado en el vigente Tratado de Niza. 'Lo único que deseo es que esta posición se mantenga'.
Aznar también destacó que en sus ocho años la renta per cápita de España ha pasado del 78% al 87,5% de la media comunitaria. 'El mayor nivel de prosperidad que ha tenido nuestro país'. Incluso el presidente Jacques Chirac, uno de los enemigos que ha cultivado Aznar, le reconoce ese mérito. 'Nadie puede negar que Aznar ha gobernado dos legislaturas en unas condiciones que han permitido a España mejorar económicamente'.
'Pero celebro que el nuevo Gobierno anuncie una etapa de acercamiento de España hacia Francia y Alemania'. Las palabras de Chirac no hacen mella en el orgullo de Aznar.
La Unión se compromete a impulsar las reformas pactadas en la Cumbre de Lisboa
La lucha contra el terrorismo y el reinicio de las negociaciones de la Constitución relegaron a un segundo plano la agenda económica prevista en el Consejo Europeo. El Consejo advirtió de 'la necesidad urgente de acelerar el ritmo de las reformas' si de aquí a 2010 se quiere convertir a la UE en la economía basada en el conocimiento más competitiva del mundo. Cuando falta un año para la revisión que marca la mitad del camino en el proceso de Lisboa, las conclusiones del Consejo subrayan que 'los desafíos son tremendos, pero Europa tiene la voluntad y la capacidad de desarrollar su potencial económico'.El presidente del Consejo, Bertie Ahern, afirmó en rueda de prensa que, 'a diferencia de lo ocurrido en el primer tramo del proceso iniciado en 2000, hoy existe un clima favorable para el crecimiento del cual la UE debe sacar provecho'. 'Lo logrará siempre y cuando combine una política macroeconómica saneada con políticas que favorezcan la competitividad'.Entre las prioridades figura en primera línea el refuerzo de la competitividad de las empresas. Objetivo que depende de 'el desarrollo del mercado interno, una mejor regulación que favorezca las inversiones y más inversión en I+D'.