El terror rompe los planes del mercado
Los analistas que prefieren explicar la realidad en lugar de vender coches usados no tienen reparos a la hora de señalar que 2005 es un ejercicio que se presenta, a priori, complicado. Por pura estadística, en primer lugar. La segunda mitad de 2003 y la primera de 2004 presentan buenos resultados en los planos macroeconómico y microeconómico por la sencilla razón de que la comparativa con el ejercicio anterior daba pie a ello. En 2005 no será así.
Añádase a ello el hecho de que, tras las elecciones, Estados Unidos habrá de sanear sus desequilibrios, lo que se traducirá en una política económica de corte austero, sobre todo en el terreno fiscal. Por eso los mercados esperan que se cree empleo como agua de mayo, pues son conscientes de que, en 2005, nadie va a tirar del carro de la economía estadounidense más que los propios ciudadanos.
Combínese ahora esta situación futura con el panorama que dejan los mercados a sus espaldas. Los datos actuales son buenos, pero dentro de un año no lo serán tanto. Dado que la Bolsa se anticipa unos seis meses al ciclo económico, el punto de inflexión bursátil puede llegar a mediados de este año. Pero, también, hoy por hoy, hay motivos para comprar.
La lectura que deja este cóctel es sencilla: comprar ahora y aprovechar las oportunidades, porque dentro de seis meses no habrá opción de hacer dinero. Pero los atentados han roto estos planes al terminar el primer cuarto de año.
Si la tensión geopolítica se prolonga, puede solaparse con las dudas macroeconómicas y estropear el ejercicio. Pero lo más probable es que, si no se producen nuevos atentados como el de Madrid, los mercados se apresuren a olvidar en tres o cuatro semanas el terrorismo para poder aprovechar la parte de buena de 2004. En este sentido, será clave el dato de empleo del mes de marzo, que se publica a principios de abril. Si éste es positivo el mercado tendrá un trimestre de tregua.