Crece el empleo, pero también el paro
En el año 2003 se ha producido, según la encuesta de población activa (EPA), una evolución muy positiva de la población ocupada, al aumentar, en cifras de media anual, en 437.000 personas, lo que supone en términos relativos un incremento del 2,7%, siete décimas más que en el año anterior y por encima de la tasa de variación del PIB, que se ha situado en el 2,4%.
A pesar de este comportamiento positivo del empleo, el paro estimado por la EPA, aunque menos que en 2002, ha seguido creciendo en 2003, a diferencia del descenso que se había producido en esa magnitud desde 1995 hasta 2001. En el conjunto de los dos últimos años, el aumento del empleo ha ascendido a 258.400 personas, correspondiendo 213.900 a 2002 y 44.500 a 2003.
Como consecuencia de esta situación, la tasa de paro en porcentaje de la población activa se mantiene en 2003 prácticamente igual que en 2002 (11,3% y 11,4%, respectivamente), aunque sigue siendo superior a la de 2001 (10,5%). Esta tasa de paro, la más elevada de los 15 países de la Unión Europea, supera en 3,3 puntos porcentuales a la del promedio de dicha área geográfica, según estimaciones de Eurostat correspondientes a noviembre del pasado año.
La razón de que el paro haya crecido en 2003 en casi 50.000 personas, pese al importante aumento del empleo en dicho año, se encuentra en que la expansión de esta última variable no ha sido capaz de absorber el avance de la población activa, equivalente a 481.400 personas en cifras absolutas y al 2,6% en términos relativos.
El aumento de la población activa se explica por la evolución de la población en edad de trabajar, es decir, la población de 16 y más años, que ha aumentado en 2003 sólo en el 0,7%, pero, sobre todo, por el comportamiento de la tasa de actividad, porcentaje de la primera sobre la segunda, que se ha incrementado en el pasado año un 1%, del 54% en 2002 al 55% en 2003, en media anual.
La principal causa del incremento de la población en edad de trabajar ha sido el notable aumento de la población extranjera, 250.000 personas más en 2003, lo que representa el 69% del crecimiento del total de aquélla en ese año (364.400). En tasa de variación anual, el aumento de la población extranjera ha ascendido al 35,5%, mientras que el de la nacional ha sido únicamente el 0,4%.
Por su parte, en el avance de la tasa de actividad, además de la incidencia positiva que por el efecto incorporación al mercado de trabajo tiene la favorable evolución del empleo, ha influido la tendencia creciente de la participación de la mujer en el mercado de trabajo, que ha hecho que la tasa de actividad femenina, todavía muy inferior a la media de la Unión Europea, aumente en los 12 últimos meses en 1,6 puntos porcentuales (del 42,3% al 43,9%), mientras que la tasa de actividad masculina ha crecido, únicamente, en 0,5 puntos (del 67% al 67,5%).
Asimismo, en el aumento de la tasa de actividad ha influido el mayor valor de dicha tasa en la creciente población extranjera (76,1%) que en la casi estancada población de nacionalidad española en edad de trabajar (53,7%).
En cuanto a otros datos de la EPA, destaca la desigual evolución del empleo, puesto que, mientras que aumenta en la construcción y los servicios (3,7% y 4,1% respectivamente), desciende en la agricultura (-2%) y en industria (-1%), siendo este sector el único que tiene una evolución más negativa respecto de la variación del año anterior (-0,4%). Además, la tasa de temporalidad (porcentaje de asalariados con contratos temporales), la mayor de toda la UE y superior en 18 puntos al promedio de dicha área en 2002, se mantiene muy elevada en el último trimestre de 2003 (30,7%), sin que se haya producido ningún descenso respecto a un año antes.
Por último, señalar que persisten importantes segmentaciones y discriminaciones en el mercado de trabajo español, que se reflejan, entre otros aspectos, en tasas de paro muy diferentes en mujeres y hombres (18,8% y 9% en cada caso) y en jóvenes y adultos (24,5% los menores de 25 años y 11,5% los que tienen edades comprendidas entre los 25 y los 54 años).
Profesor asociado de Economía del Trabajo y de Mercado de Trabajo en España en la Universidad Carlos III