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Los peores momentos del directivo

No todo es esplendor y brillo. El puesto de directivo, a pesar del deslumbre del despacho y del armazón con el que se cubren, también tiene momentos duros, de sombras y soledad. El presidente de General Electric Ibérica, Mario Armero, recuerda entre sus peores días, de los 14 años que lleva en la multinacional estadounidense, cuando tuvo que comunicar una reestructuración a la plantilla. 'Es de los momentos más duros. Lo pasé mal', afirmó Armero.

Otra escena que no se le olvidará a un directivo es la toma de posesión de su cargo. Lo explica el vicedecano del Instituto de Empresa, José Luis Álvarez: 'Es el primer momento duro, con mucho estrés, para el ejecutivo'. Argumenta varias razones: 'Proceda de donde proceda es complicado. Si viene de otro sector, desconocerá el campo en el que se va a mover y será difícil que se afiance en menos de un año. Necesita conocimiento, pero también hacerse con complicidades y lealtades dentro de la compañía'. En el caso de que su ascenso, añade Álvarez, provenga de una promoción interna tampoco es fácil. 'Su nombramiento puede generar recelos y, cuando se asciende a una persona, tiene que tener un periodo de aprendizaje de esta nueva perspectiva; es complejo', afirma el docente del Instituto de Empresa, que fija los seis siguientes meses a la designación de un directivo como claves para su adaptación. Al contrario de lo que muchos puedan pensar, estrenar cargo directivo conlleva incertidumbre. Eso hace que el directivo no se sienta del todo feliz. 'Es normal, no tienen proyecto de trabajo ni equipo propio. No tienen leales'.

El armazón que parece cubrir a los directivos hay ocasiones en que se viene abajo. Se desmorona. Le ocurrió al presidente de Sony, Nobuyuki Idei, que no pudo contener la emoción, en lo que sin duda era uno de los momentos más complicados de su gestión, cuando tuvo que anunciar hace unos meses el despido de 20.000 trabajadores de la compañía.

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'Hay que mantener siempre una actitud positiva. Los contratiempos sólo sirven para madurar', dice el vicedecano del Instituto de Empresa

Según afirma el vicedecano del Instituto de Empresa, José Luis Álvarez, estas experiencias deben generar aprendizaje. Prescindir de personas, de profesionales, debido a la presión de los resultados, genera estrés'. Y en estos tiempos de presión e incertidumbre por la obtención de resultados, el directivo tiene que acostumbrarse a esos momentos de sombra, 'emocionalmente muy duros'. Nadie esta exento.

Ni Emilio Ybarra ni el que fuera su mano derecha en el BBV, Pedro Luis Uriarte, se libraron. Su brillante carrera acabó con lo que muchos reconocen como el momento más duro de estos ejecutivos, cuando tuvieron que abandonar la entidad debido al escándalo de las cuentas secretas del banco. Es precisamente con esos contratiempos, según cuenta el profesor de Comportamiento Organizacional, Santiago Álvarez de Mon, en su libro Desde la adversidad, cuando el directivo crece realmente como persona y como profesional. 'Ahí es cuando se ve realmente el liderazgo, el carisma y la capacidad de un ejecutivo'.

El carácter maduro y recio nace de la incertidumbre. Así se vio el consejero delegado de Sanitas, John de Zulueta, amante del deporte que un buen día quedó condenado a una silla de ruedas por la picadura de una garrapata y que según le narra a Álvarez de Mon, esta experiencia le hizo mejorar como profesional. 'La soga en el cuello concentra como nada a la persona en donde está en un momento determinado. Como gestor he mejorado'. Asegura que antes de la enfermedad iba por la vida como un 'bólido'. Todo eso le hacía sentirse importante. Pero llegó el sufrimiento y recapacitó. 'Es ahí cuando el profesional saca la energía que lleva dentro. En cada decisión que se toma se está capacitando para decisiones futuras. Lo bueno es aprender de ellas. Que no sea algo transitorio, que se pueda aprender de esa experiencia', señala José Luis Álvarez.

Los malos resultados económicos de las empresas generan cierto malestar en muchos directivos. No es gratuito. Algunos han tenido que dejar su puesto debido a las pérdidas económicas.

También es motivo de preocupación de los ejecutivos, según un estudio elaborado por el IESE y la consultora de comunicación Burson-Marsteller, además de las relaciones laborales, la crisis económica y sus consecuencias. En cuanto a la gestión de las empresas, les preocupa la mejora del servicio a los clientes. Otro tema vital para empresarios y ejecutivos, que adquirirá mayor importancia en los próximos años, es la investigación y el desarrollo, el medio ambiente, la productividad y la comunicación. A pesar de la soledad y de la incertidumbre, los ejecutivos deben refugiarse en los profesionales que forman el equipo. Es necesaria la integración, compartir la experiencia y los problemas es sano. 'Los contratiempos sólo sirven para madurar', dice Álvarez.

Alfredo Redondo - Presidente de Alcatel para Iberia y América Latina: 'Es duro hacer una reestructuración'

A pesar de ser un ejecutivo atrevido, sin miedo a los cambios, Alfredo Redondo reconoce que, durante los 17 años que lleva en Alcatel, ha vivido momentos delicados. La peor situación o, como él prefiere, la actividad más dura, como presidente de la compañía, así lo reconocía recientemente en una entrevista a este diario, fue cuando tuvo que hacer frente a 'la enorme reestructuración de plantilla de los últimos años, con un volumen significativo'. En su opinión, para cualquier directivo plantear una reducción de plantilla dentro de la empresa es una de las tareas más desagradables a las que tiene que hacer frente. Redondo mantiene una actitud positiva, aún cuando el sector de telecos ha vivido en los últimos años una dura crisis. No sabe si volverán los tiempos dorados al sector. Pero él, por si acaso, dice: 'Para mí el tiempo dorado es el que vivo en estos momentos'.

Mario Armero - Presidente de General Electric Ibérica: 'El directivo también lo pasa mal'

El presidente de General Electric Ibérica, Mario Armero, asegura que en general se lo pasa bien en el trabajo y se empeña para que todos los que están a su lado desempeñen su cometido en un ambiente agradable. Esa es una de las funciones del directivo, pero que nadie piense que es un camino de rosas, 'también lo pasa mal'. Y a él le ocurrió. Hace dos años tuvo que plantear a la filial de la multinacional estadounidense una reducción de la plantilla. 'Es de los momentos más duros que he tenido que vivir como directivo'. Tuvo que comunicar el despido a un centenar de profesionales de General Electric Ibérica. 'El primer dañado es el afectado y después el directivo'.Armero no planteó el despido y se olvidó sin más. 'A la mitad le buscamos un empleo y el resto espero que lo encuentre pronto porque gracias a la experiencia conseguida son más empleables', señala el ejecutivo.

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