Mariano Rajoy: Profesional del sentido común
Ahora le toca a Rajoy hacer malabarismos para que la renovación del partido no despierte agravios gratuitos que obstaculicen su nueva y difícil andadura.
El próximo día 27 cumplirá 49 años, 23 de los cuales los ha pasado con cargo oficial, ninguno comparable con su aspiración a acceder a La Moncloa. Este registrador de la propiedad nacido en Santiago de Compostela es, ante todo, un profesional del sentido común, virtud que ha jalonado toda su carrera política para desesperación de sus competidores. Aspira a alcanzar la presidencia del Gobierno gracias, ante todo, al dedo de José María Aznar y también a la esperanza de un triunfo claro en las urnas que viene precedido de una dilatada experiencia aquilatada en el Parlamento y el Gobierno gallegos y en los Ministerios de Administraciones Públicas, Educación y Cultura, Presidencia, Portavoz e Interior.
No es un dirigente del PP dado a los clanes porque casi siempre ha huido de las componendas de familias. En ello se diferencia de los democristianos y también de la corriente más liberal de su partido y es, quizá, lo que le ha permitido presumir en campaña electoral de que está dispuesto a llegar a La Moncloa sin hipotecas de ninguna clase, una ventaja que, en buena lógica, no incluye la dura herencia que le puede dejar su predecesor en áreas como la política exterior, la política autonómica y, en buena medida, la lucha antiterrorista.
Esta última acaparará, seguro, el inicio de mandato del nuevo Gobierno. Rajoy prometió también dar prioridad a la audiencia a sindicatos y empresarios, con los que aspira a sellar un gran pacto por el empleo, uno de los ejes centrales de su campaña. Sus ofertas le comprometen también a iniciar una ronda con los presidentes autonómicos en la que, presumiblemente, no haría excepciones.
Durante la campaña electoral, Rajoy no ha despejado una incógnita que corroe la curiosidad de su partido: con quien contaría para formar Gobierno en el supuesto de que pudiera alcanzar La Moncloa.