Riesgo inflacionista o deflacionista
Curiosa situación la actual, en la que se combina la publicación de informes que alertan de los riesgos inflacionistas con otros que ponen en acento en lo contrario, esto es, en la posibilidad de una deflación. Entre unos y otros están los analistas más complacientes, que se declaran satisfechos con la situación.
Goldman Sachs, por ejemplo, señala que el riesgo de deflación es más alto de lo que señalan los tipos de interés de la deuda a largo plazo infravaloran el riesgo de deflación en Estados Unidos. La curva de tipos, en Europa y sobre todo presenta una pronunciada pendiente, lo que significa expectativas de endurecimiento monetario sobre los niveles actuales.
Por el contrario, al hablar de Europa Goldman señala que espera aumentos de los tipos de interés de la deuda porque 'el uso de la capacidad productiva no está tan deprimido como en Estados Unidos'.
Curiosamente, la tesis generalizada, el pensamiento único en lo que se refiere a la economía, va por otro lado. Esto es, Estados Unidos se recupera de una forma rápida y eficiente mientras Europa no supera aquella famosa euroesclerosis. Es más, la tesis de Goldman va contra el actual consenso en política monetaria que, enlazando con la idea de las dos velocidades, señala que los tipos tendrán que bajar en Europa y subir al otro lado del Atlántico.
No anda muy descaminado Goldman Sachs. Pero, de hecho, si la economía de Estados Unidos está tan encarrilada y la de Europa tan poco, no se entiende que los tipos estén a más del doble. Ahora, sí se entiende esta situación si se tiene en cuenta hasta dónde se infló la burbuja de la segunda mitad de los 90. El exceso de oferta y los desequilibrios generados son más agudos en Estados Unidos y, por tanto, es razonable pensar que las heridas tardarán más en cerrarse.
Ahora bien, la necesidad de luchar contra estos fantasmas deflacionistas puede conducir, también, a inflación. Lo que complica sobremanera el panorama en los mercados, especialmente en los de bonos.