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Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Nacionalismo sin fundamento

La candidatura de José Manuel González-Páramo como sustituto de Eugenio Domingo Solans en el consejo del BCE ha hecho revivir el eterno debate sobre si la nacionalidad debe pesar o no a la hora de nombrar a los máximos responsables de la autoridad monetaria europea. Alemania, Francia e Italia apoyaron desde un principio la candidatura del español porque ello supone garantizar un puesto en el consejo a las grandes economías de la zona euro. Adoptando esta postura, confían en que España pague con la misma moneda cuando llegue el momento de relevar a otro representante de uno de los grandes. Pero este enfoque presupone que los miembros del poderoso consejo ejecutivo del BCE actúan movidos por condicionantes nacionales y no buscando el mejor interés de la eurozona en su conjunto. Una premisa que mina la credibilidad del consejo monetario y dice mucho sobre la falta de respeto de los Gobiernos europeos a la supuesta y necesaria independencia del BCE.

González-Páramo cuenta con credenciales más que suficientes para ocupar el puesto al que aspira, sea cual sea su pasaporte. Defenderle con criterios nacionalistas forma parte de las reglas del juego tradicionales en Bruselas, pero resulta innecesario y erróneo. Además, este enfoque, que supuestamente le beneficiaba hasta el pasado jueves, puede convertirse en un handicap ahora que el vicepresidente Rodrigo Rato emerge como posible candidato a dirigir el Fondo Monetario Europeo.

Las quinielas sobre Rato ya están siendo utilizadas por los detractores de González-Páramo para minar su candidatura utilizando, precisamente, argumentos nacionalistas. ¿Cómo entregar a un mismo país dos cargos de tanta relevancia de manera simultánea? Sencillamente, despolitizando este tipo de decisiones y actuando sólo en función de los méritos del candidato.

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