El gerente de Irizar acude al rescate de una filial de MCC
Repetir una historia de éxito. Koldo Saratxaga, responsable de la cooperativa Irizar, ha desembarcado en la gestión de Ampo Poyam, una empresa integrada en Mondragón Corporación Cooperativa (MCC) con cerca de 400 trabajadores, para proceder a su reflotamiento.
El responsable de Irizar ha acudido al rescate de Ampo llamado por los propios socios-trabajadores de la cooperativa guipuzcoana, que estimaban que la firma tenía serios problemas de gestión. Pérdida de mercado, altos costes y la rentabilización de las importantes inversiones estaban lastrando su balance y la cuenta de resultados.
Saratxaga y su equipo tienen claro cuál es el manual para dar la vuelta a una empresa. Así, están implementando el modelo Irizar, aprobado en asamblea por el 98,6% de la plantilla de Ampo.
La estrategia principal pasa, según Saratxaga, por incidir en un proyecto basado en las personas (comunicación interna, puesta en marcha de diferentes equipos de trabajo, etc.). Además, el libro para reflotar la compañía incluye acertar en el producto que se quiere posicionar en el mercado (la competencia procedente de China es cada vez mayor) y en eliminar los problemas de costes, con el único objetivo de volver a la rentabilidad.
Saratxaga se ha apoyado en Ignacio Estensoro, anterior director industrial en Orkli, otra cooperativa integrada en MCC, para aplicar sus tesis. Orkli, con una facturación de 100 millones de euros y con una planta en China, es una de las referencias entre las empresas que componen Mondragón Corporación Cooperativa.
Equilibrar cuentas
Ampo Poyam, con unas ventas de 50 millones de euros, equilibrará este ejercicio su cuenta de pérdidas y ganancias. 'Estamos, sobre todo los trabajadores, realizando un profundo proceso de mejora interna cuyos resultados se comenzarán a vislumbrar este año', asegura Saratxaga. Y añade que las fuertes inversiones realizadas (en 2002 destinó 15 millones de euros para una nueva factoría en Idiazabal) 'hay que amortizarlas y rentabilizarlas'.
La cooperativa guipuzcoana factura el 70% de su producción en el exterior. En Estados Unidos cuenta con una planta que emplea a 40 personas. En el negocio de válvulas, sus principales mercados son EE UU, Canadá y Alemania.
Los cimientos están puestos. Las estimaciones de los nuevos gestores son que la sociedad cierre este ejercicio con unas ventas superiores a 55 millones de euros.
Ampo, una cooperativa con más de 28 años de existencia, entró en la órbita de MCC hace poco más de año y medio. Hasta entonces había mantenido una trayectoria independiente pero manteniendo una buena relación con el grupo presidido por Jesús Catania y con sede en Mondragón (Guipúzcoa). Su integración coincidió con la de Ulma, otra cooperativa de peso, que había renunciado, en principio, a formar parte de MCC.
Aplicar un proyecto basado en las personas
Urola, Irizar, de nuevo Urola, y ahora Ampo Poyam, todas ellas cooperativas. Koldo Saratxaga, comprometido con el mundo de la economía social, tiene una trayectoria vinculada a empresas con problemas en la gestión. El caso más evidente es Irizar. Esta sociedad histórica, con sede en Ormaiztegi (Guipúzcoa), y convertida en cooperativa tras renunciar sus propietarios a continuar en el capital, se encontraba en 1991 a punto de cerrar, castigada por pérdidas y con unas ventas de 12 millones de euros. En poco más de seis meses, Saratxaga y la plantilla, en un proyecto basado en las personas, consiguieron dar una vuelco a la situación de crisis y equilibrar sus resultados. Hoy, Irizar tiene plantas en México, Brasil, Marruecos, China e India, además de la de Ormaiztegi, y su facturación el año pasado superó los 330 millones.