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Antonio Garrigues Díaz-Cañabate, un humanista del siglo XX

Figura humanista en el más amplio sentido, Antonio Garrigues Díaz-Cañabate falleció ayer en Madrid de muerte natural a la edad de 100 años. Jurista, político, diplomático, escritor y fundador del primer gran despacho colectivo de abogados español, Garrigues ha protagonizado una carrera en la que siempre estuvo a caballo entre el servicio público y la empresa privada.

Nacido en Madrid en 1904, Antonio Garrigues se licenció en Derecho por la Universidad Central con las máximas calificaciones y ejerció como abogado hasta 1931, año en el que, durante el Gobierno provisional de la República, desempeñó la Dirección General de los Registros y del Notariado.

Tras la Guerra Civil, y hasta 1962, Garrigues se mantuvo alejado de la vida política para dedicarse a la abogacía. 'Tardé bastante en empezar a ejercer la profesión de abogado. Después de nuestra guerra tenía ya un gran despacho colectivo que, como fórmula profesional, creo que fui el primero en usarla en España', comenta él mismo junto a sus notas biográficas en su página de internet.

'Creo que fui el primero en usar en España la fórmula profesional de despacho colectivo'

En este periodo realizó constantes viajes a EE UU, lo que le permitió entrar en contacto con importantes empresas multinacionales y establecer una relación de amistad con la familia Kennedy.

Antonio Garrigues fue presidente ejecutivo de la Cadena SER de 1951 a 1961, cargo que volvió a desempeñar en 1972. Desde entonces formó parte de su consejo de administración y en 1990 fue nombrado presidente de honor de la cadena. También era presidente de honor de Citroën Hispania, empresa a la que llegó en 1976, y de la Cámara Hispano Portuguesa de Comercio e Industria, entre otras empresas e instituciones. Fue, asimismo, miembro de la Real Academia de Ciencias Morales y Políticas.

En 1962 fue nombrado embajador de España en Washington para negociar los acuerdos bilaterales que culminaron un año más tarde con su renovación. Concluida la misión en la capital estadounidense, donde propició los primeros pasos de España en política exterior tras el aislamiento al que fue sometido el país durante el franquismo, la sede del Vaticano sería su próximo destino como diplomático en 1964. Este cargo, que ocupó durante nueve años, tuvo como objetivo principal preparar las bases de una nueva relación entre España y la Iglesia católica.

Ya en 1972 Garrigues regresó a España y se dedicó a actividades de carácter privado, hasta que en 1975 fue nombrado ministro de Justicia del primer Gobierno de la monarquía, presidido por Carlos Arias Navarro.

Garrigues, padre de ocho hijos fruto de su matrimonio con la estadounidense Helen Anne Walker, compartió su dedicación a la judicatura y a la empresa con sus estudios de filosofía y teología, la literatura y el arte.

El pasado 8 de enero, un día antes de su centésimo cumpleaños, el rey Juan Carlos le concedió el título de marqués de Garrigues, al que une numerosas dignidades de prestigio nacionales e internacionales.

Antonio Garrigues Díaz-Cañabate será enterrado hoy en el cementerio madrileño de San Isidro y su funeral se celebrará el 2 de marzo, en la iglesia de San Francisco de Borja.

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