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Miguel Sebastián

'Los mercados no tendrían problemas si gana Zapatero'

Por increíble que parezca, compatibiliza la campaña electoral con el ejercicio de la docencia como profesor titular de Fundamentos en la Universidad Complutense, en donde acaba de revisar unos exámenes media hora antes de comenzar la entrevista. Su trabajo para el PSOE, bromea, es como el que realizaría para una ONG, a la se enorgullece de haber dotado de discurso económico propio.

Pregunta. ¿Ha tenido ocasión de explicar a alguno de los presidentes de los principales bancos o a empresarios de relieve su programa económico?

respuesta. Hemos asistido a foros organizados por el Instituto de Empresa, el Círculo de Empresarios y el Círculo de Economía en Barcelona, donde hemos intercambiado opiniones. Pero no he mantenido ninguna reunión individual.

'El mayor problema de la economía española descansa en deshacer el nudo de la baja productividad, que pasará su factura en el medio y largo plazo'

'Tenemos por primera vez en muchos años un discurso económico propio, diferente al del PP, que se desmarca de IU y también de los sindicatos'

P. ¿Cómo perciben los empresarios sus propuestas?

R. Han recibido bien la modernización del discurso económico del PSOE porque opinan que la mayoría absoluta del PP ha sido muy mala para el conjunto de la economía y creen que la competencia es buena también en política.

P. Se lo pregunto porque hay voces dentro del PSOE que alertan sobre el riesgo de confundir al electorado más fiel y de diluir las señas de identidad de la izquierda con determinados tipos de discurso.

R. No percibo de forma nítida ese sentimiento en nadie del partido. Es cierto que ha habido un debate en la elaboración del programa económico a partir de diferentes posturas más o menos ideológicas. Pero no creo que sea el momento de los debates ideológicos; la gente está bastante entusiasmada por la recuperación, por primera vez en muchos años, de un discurso económico propio que es claramente diferente al del PP, se desmarca de IU y de los sindicatos. En los años ochenta el PSOE fue el gran modernizador de la economía y esa bandera es muy bueno que la recupere porque con ella sintonizan muchos ciudadanos.

P. ¿El lenguaje de los caladeros de la izquierda o de la derecha estaría, pues, superado en términos económicos?

R. Sí, porque más que hacer un programa electoral hemos hecho un programa de gobierno y el objetivo no es tanto cosechar votos en esos caladeros como hacer un proyecto sostenible y creíble en el medio y largo plazo.

P. ¿Qué ventajas puede encontrar el colectivo empresarial en que gobierne Zapatero y no Rajoy?

R. Lo primero que le preocupa al empresariado es el excesivo riesgo de la burbuja inmobiliaria. En segundo lugar, el débil crecimiento de la productividad y, por último, la excesiva dualidad del mercado de trabajo. Nuestra oferta aborda satisfactoriamente las tres cuestiones.

P. ¿Cómo afronta sus reiteradas advertencias sobre la burbuja inmobiliaria el sector de la construcción?

R. Es un sector muy importante para nuestra economía, que necesita tener un crecimiento equilibrado. Por una parte, está la obra civil y, por otra, el sector dedicado a la inversión inmobiliaria. El que creamos que deben aflojarse los ritmos de crecimiento de la construcción inmobiliaria no implica que el sector vaya a sufrir un parón. En absoluto. No queremos que el sector de la construcción se pare, pero sí que deje de absorber tanta inversión productiva en beneficio de la inversión residencial.

P. ¿Qué tipo de incentivos fiscales propone para abaratar la vivienda?

R. Nuestro objetivo no es abaratar el precio de la vivienda, sino favorecer el acceso a ella de los jóvenes y emigrantes mediante el mercado de alquiler. Hay una burbuja inmobiliaria y queremos que los precios de la vivienda no sigan subiendo con una diferencia excesiva sobre el IPC. Pero tampoco queremos que el precio de la vivienda se desplome porque eso sería nefasto para las familias que tienen el piso como principal ahorro, con el consiguiente efecto sobre el consumo. Sería también negativo para las familias que están endeudadas, que tendrían un desfase patrimonial muy perjudicial. También cuenta el riesgo para el sector financiero, pues en caso de que ocurran estos desfases pueden aparecer problemas de impago a bancos y cajas. Si el sistema financiero va mal, ya sabemos que toda la economía va mal.

P. ¿Cómo evitar que los precios de los pisos sigan subiendo?

R. Pues desviando parte de la demanda al alquiler. Hay que favorecer que una parte de los seis millones largos de viviendas vacías salgan a este tipo de mercado. Tenemos un importante desajuste entre la oferta y la demanda de alquiler y eso supone un despilfarro. Si imaginamos que se arriendan dos millones de estas viviendas vacías a un precio irrisorio de medio millón de las antiguas pesetas al año, pues tenemos un billón y medio de las antiguas pesetas que puede generar riqueza. Es un mercado potencial donde todo el mundo gana: el propietario y el inquilino. Por eso debe surgir un intermediario que consiga casar la oferta y demanda, de ahí nuestra propuesta de crear una agencia pública para generar una gran riqueza económica a un coste muy bajo. La agencia, incluso, podría tener beneficios.

P. Otro de los ejes de su oferta es el aumento de la productividad como motor de crecimiento. ¿Debe ser compatible con la moderación salarial?

R. Los salarios reales podrán crecer en la medida en que haya aumentos de la productividad. En los últimos años los salarios han tenido un bajo crecimiento, incluso negativo, para que la economía siguiera generando empleo con una baja productividad. La competencia internacional siempre servirá de mecanismo de contención de los precios y los salarios.

P. ¿Es necesario el abaratamiento del despido?

R. No nos consta que nadie lo pida. En todos los foros empresariales donde hemos participado no lo hemos escuchado porque ha habido reformas que han relajado la presión que había con esta exigencia. No está en nuestra agenda inmediata porque no es una petición explícita de ninguno de los agentes económicos. No es una prioridad.

P. ¿Qué se les pide entonces?

R. Acabar con la temporalidad porque es mala para los trabajadores y los empresarios. Lo hemos contrastado con estos últimos en las cámaras de comercio. Menor temporalidad y mayor formación es una ganancia para los empresarios. Y eso lo vamos a conseguir con diálogo social, roto desde la huelga de junio. No vamos a imponer una reforma laboral, sino que nos ofreceremos como intermediarios entre sindicatos y empresarios para potenciar el contrato indefinido a tiempo parcial y simplificar los mecanismos de contratación para evitar que haya un uso fraudulento e injustificado de la temporalidad.

P. ¿Qué propone hacer con la negociación colectiva?

R. Dar mayor libertad a sindicatos y empresarios, evitando dirigismos por parte del Gobierno. Las propias centrales han demostrado en los últimos años que aceptan ligar crecimiento de salarios a productividad. Todo el problema de la economía española pasa por deshacer el nudo de la baja productividad, que pasará su factura en el medio y largo plazo.

P. Con estos mimbres, ¿es posible crear los dos millones de empleos que ofrece el PP para la legislatura?

R. Esta propuesta es incompleta porque no nos dice cuál es el escenario de crecimiento de la inmigración y, por tanto, de la población activa. Buena parte del aumento del empleo de los últimos años se ha debido a los dos millones de inmigrantes que han entrado en España. ¿Va a volverse a dar esta cifra en los próximos cuatro años? Si así fuera, la creación de dos millones de empleos puede superarse, pero no tengo claro que sea ese el escenario.

P. ¿Por esta razón ustedes no se comprometen con ninguna cifra?

R. Implícitamente la damos, porque queremos un crecimiento del 3% del PIB real y del 1,5% de la productividad total. En este contexto, tendríamos un crecimiento del empleo de entre el 1,5% y el 2% anual, incluso con un aumento de la inmigración menor del que ha habido en estos años.

P. Da la impresión de que los sindicatos, sobre todo CC OO, han recibido sus planteamientos laborales mejor que su revolución fiscal.

R. Sí, en parte porque en una fase inicial en la oferta de mercado de trabajo no vamos a tener un papel protagonista más allá de la intermediación para favorecer el diálogo. De todas formas, se ha exagerado el rechazo de los sindicatos a nuestra oferta fiscal. En cualquier caso, así como les corresponde tener un protagonismo en las reformas laborales no creo que les corresponda ningún papel en las reformas fiscales.

P. Aunque no le guste adentrarse en el terreno ideológico, le recuerdo que fue José Luis Rodríguez Zapatero quien dijo que bajar impuestos era también de izquierdas.

R. No aceptamos la foto fiscal del IRPF y vamos a cambiarla. El 83% de la recaudación recae sobre las rentas salariales, mientras que sólo el 50% de la renta nacional es de asalariados. Este desfase entre el IRPF y la realidad económica y social hay que corregirlo. La última decila del IRPF, es decir, los ciudadanos que están en el tramo del 10% más alto, no ganan más que cinco millones de pesetas al año y esa tampoco es una foto representativa. En tercer lugar, en el mínimo exento, que es de lo que el PP nunca quiere hablar, es donde está el caballo de batalla diferenciador entre nuestra oferta y la del PP. El PSOE apuesta por un mínimo exento amplio que deje fuera de declarar a siete millones de contribuyentes, a 2.200.000 pensionistas que ahora pagan IRPF. Este mínimo exento debe estar protegido de la inflación. Cada tres puntos de inflación suponen 1.000 millones de euros y, como desde 1996 hemos tenido 22 puntos acumulados, suman 7.400 millones. Es decir, las dos reformas fiscales que ha hecho el PP se han evaporado. Por eso sube la presión fiscal de los impuestos indirectos y los directos.

'Hay que aumentar el periodo de cálculo'

El PSOE se compromete en su programa electoral a asegurar la sostenibilidad financiera del sistema público de pensiones, estableciendo una previsión 'adecuada' en cada Ley de Presupuestos y culminando 'antes de los próximos seis años' el proceso de separación de las fuentes de financiación del sistema. De esta forma, el Estado se haría cargo finalmente del conjunto del gasto no contributivo.¿Es partidario de rebajar las cotizaciones sociales, en sintonía con las reiteradas exigencias expresadas desde la patronal?Lo primero que hay que hacer es reforzar el Pacto de Toledo y no utilizar las pensiones como argumento electoral. Es una evidencia que se ha instrumentalizado demagógicamente por parte del Gobierno un superávit de la Seguridad Social que se explica por la evolución demográfica y el crecimiento de la inmigración. Para nosotros, es prioritario garantizar la sostenibilidad del sistema, hay que abrir líneas de actuación para hacerlo y sólo en ese caso podremos hablar de rebaja de las cotizaciones sociales como demandan algunos colectivos empresariales.¿Cómo se definirá el PSOE, en caso de llegar al Gobierno, ante el debate abierto sobre el posible aumento del periodo de cálculo de las pensiones?Esta es una de las recomendaciones que derivan de la comisión parlamentaria del Pacto de Toledo y que creemos que es necesaria. Otra de las recomendaciones que han emanado de estos trabajos parlamentarios y que sería bueno aceptar es la introducción en un futuro de mecanismos que incentiven de forma voluntaria el retraso de la edad de jubilación, siempre que dicha medida conlleve un aumento de la pensión percibida. Es decir, abogamos por introducir mecanismos que favorezcan, por un lado, el aumento del ahorro y, por el otro, una mayor oferta de trabajo y una menor carga para el sistema.

'Los mercados pueden estar serenos si gana Zapatero'

No llega a dar un mensaje tan entusiasta hacia los mercados como el que Felipe González emitió en vísperas de su histórico triunfo de 1982. -'Si yo pudiera, invertiría en Bolsa', dijo el entonces aspirante a presidente de Gobierno-, pero no tiene duda de que los mercados financieros recibirían bien una victoria de Zapatero en las urnas.'Los mercados no tendrán problemas en caso de un triunfo de Zapatero, todo lo contrario. Pueden estar tranquilos y ver el futuro con mayor optimismo porque ofrecemos un horizonte de crecimiento sano a largo plazo, mientras que el PP refleja sólo cortoplacismo'. 'No hay nada peor para un mercado financiero que no tener claro el horizonte a largo plazo', argumenta Sebastián, 'porque al final lo acaba descontando. Y cuando lo hace es cuando se pasa factura para el pequeño accionista, que es el último al que le llegan las noticias'. 'A los mercados', insiste, 'les quiero transmitir tranquilidad y optimismo en caso de una victoria del PSOE'.Al entrevistado se le recuerda que hace meses el propio Zapatero lanzó algunos mensajes inquietantes para el mundo del dinero como el compromiso de revisar el proceso de privatizaciones desarrollado desde 1996. 'Nunca lo he oído, ni siquiera en los debates internos, que han sido variopintos. Nadie ha planteado una vuelta atrás en el proceso de privatizaciones, ni siquiera en un calentamiento', sostiene. 'En nuestro programa tampoco hay mención a los presidentes de las empresas privatizadas, pero nuestra idea es acabar con las injerencias y separar el poder económico y el político. Las empresas aceptarán este punto de partida como deseable y actuarán en consecuencia', concluye.

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