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CincoSentidos

La calderilla se resiste al plástico

Hay hábitos que van unidos inexorablemente a las monedas. Pocos imaginan cómo comprar un periódico o pagar un taxi si no es en efectivo.

Sin embargo, durante un tiempo muchos dudaron de la perdurabilidad de estas costumbres. Era mitad de los años noventa y bancos y cajas se embarcaban en la aventura de las tarjetas monedero que, a su juicio, terminarían con las engorrosas monedas utilizadas para las pequeñas compras. Parecía que la calderilla tenía los días contados.

Años después, el resultado es esclarecedor. Las tarjetas monedero son casi inexistentes y sólo en determinados entornos cerrados han calado.

El monedero electrónico es un sistema de pago consistente en una tarjeta dotada de un chip inteligente que permite el abono de pequeñas cantidades. El producto lo ofrecen las entidades financieras, empresas de comunicaciones (tarjetas telefónicas), comercios (tarjetas de supermercado) o aparcamientos. Los primeros proyectos se llevaron a cabo en diversas ciudades. El Banco Santander, hoy Santander Central Hispano, desarrolló su primera prueba piloto en Valladolid y más tarde en la Universidad de Cantabria. Unicaja hizo lo propio en Ronda, y así sucesivamente. Casi cada entidad puso en marcha su propio proyecto de monedero electrónico. El futuro para las pequeñas cantidades de efectivo parecía abocado a desaparecer.

Estas tarjetas prepago se antojaban el medio de pago por excelencia en internet. Además, una vez agotado su saldo, podían recargarse en cajeros habilitados. Con todo, su éxito ha sido escaso.

Desde algunas entidades -otras se muestran reticentes a reconocer su fracaso- señalan que 'la falta de demanda ha sido la causa del escaso éxito del monedero electrónico', como sostienen en Unicaja. 'Las posibilidades de la técnica superaron el deseo del cambio de hábitos de los usuarios y sus reticencias frenaron el desarrollo de esta tecnología más potente y segura, pero también más cara', explican en Banco Sabadell. En Sermepa, el procesador tecnológico de Servired, coinciden: 'La gente prefería pagar en efectivo y no acababa de ver los beneficios a esta modalidad'.

Aceptación en entornos cerrados

Lo cierto es que en ciertos entornos cerrados, y donde el monedero electrónico es sólo uno de los servicios que ofrece el chip o la tarjeta inteligente, este sistema se sigue utilizando. Así lo reconoce Vicente Prior, director de la tarjeta inteligente dentro del área de universidades del SCH: 'Tenemos emitidas más de un millón de tarjetas en 176 universidades de España y otras 12 en otros países. Las tarjetas ofrecen muchos servicios como la identificación dentro del recinto, la posibilidad de consultar calificaciones académicas, las compras dentro y fuera del campus, el pago en cafeterías de la universidad entre otras'.

Además de las universidades, donde el monedero es uno más de los servicios que ofrece la tarjeta inteligente, ha habido otras iniciativas que también han calado. Eso sí, el dinero electrónico siempre ha actuado de complemento. 'Existen sitios donde estas tarjetas se utilizan para pagar el aparcamiento', señala Antonio de Andrés, responsable de medios de pago de la CECA (Confederación Española de Cajas de Ahorros), que achaca su fracaso a la dificultad del prepago y a la escasez de puntos de uso.

El Ayuntamiento de Palma de Mallorca, a través de La Caixa y Sa Nostra, ha implantado esta tarjeta para pagar el transporte público, y el de Bilbao prepara algo similar con la BBK y el BBVA. También lo han hecho algunas empresas y hospitales privados pero salvo estas iniciativas puntuales, las compras diarias se sigue pagando con efectivo. Y es que hay costumbres que no cambian.

El chip sustituirá a la banda magnética

El futuro pasa por el chip. Los expertos del sector lo tienen claro. Y es que la tarjeta inteligente va mucho más allá de los tres monederos electrónicos que adoptaron las entidades financieras españolas (Visa Cash, Euro 6.000 y 4B) en los noventa.Durante años, las tarjetas inteligentes -que llevan el chip incorporado- han coexistido con las de banda magnética -las que se utilizan habitualmente para extraer efectivo de los cajeros automáticos y para abonar las compras bien sea a crédito o a débito-, pero en un futuro no muy lejano todo indica que todas las tarjetas del mercado utilizarán la tarjeta chip. 'A lo largo de este año ya veremos tarjetas de este tipo que aúnen, además de los servicios financieros, otros complementarios', explica Antonio de Andrés, de la CECA. 'Nos dirigimos a una tarjeta multiuso que servirá para todo. Lo deseable sería que en un mismo soporte pudiéramos tener registrado el historial médico, la identificación personal y todas las aplicaciones bancarias', explican fuentes del Sistema 4B.Aunque existe un calendario para implantar esta tecnología -común para todo el mundo a través del estándar EMV (Europay- Mastercard-Visa)-, los expertos son conscientes de las dificultades dado lo costoso de la operación. No obstante, De Andrés es optimista. 'Hacia 2008 la migración estará acabada en tarjetas, ya que en terminales se irá más deprisa'.

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