La bonanza de 2003 puede resultar efímera
El objetivo que persiguen los partícipes de fondos, como cualquier otro tipo de inversor, se mueve entre la convicción de que el riesgo debe estar ajustado al horizonte de inversión y la natural inclinación hacia obtener la más elevada de las rentabilidades posibles. La rentabilidad efectiva trata de dar una solución a la hora de analizar en los fondos comportamientos pasados.
Dentro de un mes tendrá lugar la cuarta edición de los premios que Cinco Días y Lipper entregan a los fondos que han tenido mejor comportamiento a lo largo de los tres años previos. El mejor comportamiento, se entiende, según una fórmula que sea comúnmente aceptada en la literatura financiera y del sector de fondos. Esas fórmulas tratan de facilitar la búsqueda del fondo que mejor optimiza el binomio rentabilidad/volatilidad o, dicho de otra forma, rentabilidad/riesgo.
Sin embargo, los fondos que mejor se han comportado en la opinión de un especialista no siempre coinciden con los que le parecen mejor a los partícipes o, al menos, a una parte de ellos. La inversión colectiva suele verse como una manera más adecuada de rentabilizar los ahorros que lo que eran en el pasado (y aún siguen siéndolo hoy) las libretas de ahorro o los depósitos a plazo. Y aunque la noción de riesgo ha ido calando en todas las mentalidades (a veces con gran dificultad, como en el caso de los fondos de renta fija) lo cierto es que quien realiza una inversión en fondos (no digamos ya si son de renta variable) alberga la esperanza de que terminará consiguiendo una rentabilidad muy superior a la de las alternativas tradicionales.
En realidad, y de manera subterránea, todos los inversores tienen algo de lo que, podría decirse simplificando, caracteriza a los más arriesgados y audaces: la búsqueda de la máxima rentabilidad, sin importar el riesgo.
En el extremo opuesto estaría el tipo de inversor prudente que prefiere no arriesgar su capital en absoluto, aún a costa de desperdiciar oportunidades que tampoco resultan excesivamente arriesgadas.
En medio están quienes, conscientes de los riesgos que comporta todo tipo de inversión, prefieren decantarse por una alternativa que module el riesgo aun a costa de renunciar a hipotéticas rentabilidades. Podríamos decir que este tipo de inversor es el que tiene una visión más cercana a la del gestor o especialista de fondos. De ahí que sea éste el enfoque que prevalezca a la hora de seleccionar los fondos que han de ser premiados en ocasiones como ésta: ratio de Sharpe, ratio de información, o como será en el caso de los premios de Cinco Días y Lipper este año, rentabilidad efectiva.
¿Cuáles son las ventajas del uso de la rentabilidad efectiva? Que, a diferencia de otras medidas de rentabilidad ajustada al riesgo, tiene en cuenta el comportamiento del fondo tanto en el corto como en el largo plazo. Es decir, se calcula sobre una diversidad de periodos de mantenimiento en cartera del fondo.