El debate fiscal oculto
La cita con las urnas vuelve a poner sobre el tapete el debate sobre los impuestos, una de las materias políticamente más sensibles de cuantas surgen en campaña y la bandera que enarbola el PP desde 1996 para captar votos. A menos de dos meses de las elecciones, los principales partidos apenas han esbozado sus propuestas fiscales o lo han hecho sin mostrar todas sus cartas. Hurtan así a los investigadores la oportunidad de hacer números para dilucidar si las reformas favorecen o perjudican a los contribuyentes y a la recaudación.
De cualquier modo, los expertos esperan pocos cambios -'gane quien gane'- y asumen que se avanzará menos de lo deseable en dos de los aspectos clave: la neutralidad fiscal y la simplificación del sistema tributario, un objetivo irrenunciable ante la inestabilidad generada por los constantes cambios de marco en el que los ahorradores tienen que plantearse sus decisiones.
'En los últimos años hemos asistido a una sucesión de cambios normativos contrarios al principio impositivo de continuidad, sin que los agentes económicos tengan certeza de que el marco fiscal no va a sufrir alteraciones', señala José M. Domínguez Martínez, catedrático de Hacienda Pública de la Universidad de Málaga.
El trato fiscal determina en buena parte la composición del ahorro de las familias españolas
Santiago Carbó, profesor de Análisis Económico de la Universidad de Granada, subraya, además, que esta inestabilidad de las normas y la maraña de tipos y deducciones, según los distintos instrumentos financieros, 'incentiva que detrás de cada producto aparezca un lobby, lo que hace más vulnerable a los políticos'. A esta crítica se suma la Asociación Profesional de Inspectores Fiscales del Estado (Apife), que ven como los continuos cambios fiscales van en detrimento de la calidad de las declaraciones que presentan los contribuyentes a quienes ya les empuja a buscar ayuda externa para liquidar un impuesto.
El trato fiscal ha sido determinante en la composición del ahorro de las familias españolas y se asume que, pese a la pretendida neutralidad, el Estado debe incentivar determinados comportamientos. El caso más claro es el del ahorro para la vejez. 'Durante cierto momento tuvo interés potenciar los fondos de inversión, ahora la previsión a largo plazo', señala Carbó.
Para el profesor Barea, contrario por principio a todas las desgravaciones y deducciones porque 'destrozan la estructura del verdadero impuesto', es impensable suprimir el incentivo a los planes de pensiones porque con el envejecimiento de la población 'es cada vez más necesario que los particulares complementen su pensión pública con la privada'.
José M. Domínguez considera también que 'está justificado estimular el ahorro a la jubilación como complemento del sistema público de pensiones', aunque insiste en la necesidad de mayor neutralidad entre los distintos instrumentos. Aunque partidaria también de incentivos, Nuria Badenes, catedrática de la Escuela de Empresariales de la Universidad Complutense, señala que, 'tal y como están diseñadas las reducciones por aportaciones a planes de pensiones, se generan ventajas fiscales mayores para los que más ahorran, que son los que más excedentes tienen, porque las reducciones en la base del IRPF generan ahorros fiscales que dependen del tipo marginal, con lo que es un tratamiento regresivo'.
Salvada esta excepción, el resto de los productos de ahorro debería tener un tratamiento más uniforme tanto entre sí como respecto a otros tipos de renta. Para el profesor Barea sí sería adecuado que las ganancias de capital no se gravaran a un tipo fijo sino al tipo medio que resulte de la escala general del contribuyente. Sin embargo, 'hay que tener presente el riesgo de que la gente se lleve el dinero a países con mejor trato fiscal'.
Donde no parece haber acuerdo es al abordar las deducciones por compra de vivienda. Hay expertos que defienden la supresión de las desgravaciones para sujetar los precios y la mayoría apuesta por avanzar hacia una situación de neutralidad entre propiedad y alquiler. 'Si se ayuda desde el sistema fiscal a comprar vivienda existe el problema de actuar sobre la demanda, cuando lo lógico sería resolver la rigidez de la oferta', señala Badenes. En esta situación, advierte Carbó, 'seguir apoyando las deducciones tal y como están planteadas no tiene sentido, a pesar del efecto que tiene en la gente. Es una miopía'. José M. Domínguez Martínez, mantiene que hay argumentos sobrados para suprimir esta deducción, pero no es tan fácil porque supondría 'acabar con un beneficio fiscal para el contribuyente que ha sido realmente obtenido por otros agentes'.
Nuria Badenes asegura que avanzar en la neutralidad es una de las asignaturas pendientes porque 'uno de los problemas fundamentales es que hacer la declaración de la renta es complicado incluso para el ciudadano formado' y recomienda que 'al tiempo que se da un tratamiento más uniforme a determinadas rentas sin discriminar por su fuente de procedencia también se puede diseñar un sistema más sencillo'.
EL PLAN DEL PSOE
Elevación del mínimo personal y del mínimo exento por hijo a cargo.Reducción del número de tramos y convergencia del tipo marginal máximo al tipo nominal de sociedades.Introducir progresividad en las plusvalías.Recuperar la neutralidad en el impuesto eliminando dirigismos fiscales.
PROPUESTAS DEL PP
Bajar hasta cinco puntos los tipos máximo y mínimo del impuesto sobre la renta.Aumentar el atractivo fiscal de las inversiones para evitar la fuga de capitales.Aumentar deducciones en el IRPF por personas a cargo.Incentivos para el colectivo de autónomos.
Mínimo exento y progresividad
La elevación del mínimo exento e introducir progresividad en las rentas de capital son dos de las propuestas fiscales con las que el PSOE concurre a las elecciones de marzo. Con menos claridad, también se ha sugerido la posibilidad de aplicar un tipo único que, con el mínimo exento, garantizaría la progresividad. Pero los expertos tienen sus dudas. 'A partir de la más elemental teoría del sistema impositivo un IRPF con un tipo fijo acompañado de mínimo exento es un impuesto progresivo, ya que aumenta el tipo medio conforme aumenta la base imponible. Ahora bien, lo relevante sería analizar, para un mismo nivel de recaudación, las distribuciones de la carga impositiva por niveles de renta con las opciones de tarifa progresiva por escalones y la del tipo único con mínimo exento, un análisis que exigiría la disponibilidad de microdatos de los declarantes', señala José M. Domínguez Martínez.En cuanto a las plusvalías, una de las ofertas más llamativas del PSOE es recuperar la progresividad para éstas. El PSOE parte del hecho de que 'el sistema no respeta la equidad horizontal, al beneficiar principalmente a las rentas procedentes del capital a costa de las de que vienen del trabajo'.Santiago Carbó asegura que 'si el impuesto es progresivo, debe serlo en todos los rendimientos, también en las plusvalías'. Domínguez Martínez se decanta por la reintroducción de la progresividad por el sistema de tributación según el tipo impositivo medio.